La revolucionaria tecnología de la biología sintética está llamada a tener un profundo impacto en la forma de fabricar una amplia gama de productos, desde carne cultivada en laboratorio hasta cosméticos y envases biodegradables. Sin embargo, los inversores prestan relativamente poca atención a su enorme potencial comercial. El pasado 13 de enero la especialista en productos de carteras de renta variable temática sostenible de AB Sarah Tunnell tuvo la oportunidad de entrevistar al analista de investigación senior Edward Bryan, con quien debatió sobre esta tecnología y las interesantes oportunidades que creará para los inversores de capital.
Sarah Tunnell: Ed, muchas gracias por dedicarnos tu tiempo hoy. Sé que recientemente ha publicado un artículo muy detallado sobre el tema de la biología sintética, pero ¿podría darnos una breve descripción de lo que realmente es?
Ed Bryan: Durante milenios, la gente ha aprovechado la biología sintética, ha aprovechado la naturaleza, por ejemplo elaborando cerveza, utilizando la naturaleza para producir cosas. La biología sintética está acelerando eso. Se basa en estos procesos de la naturaleza que hemos utilizado durante miles de años. La naturaleza también nos ha dado un lenguaje de programación muy eficiente y poderoso: el ADN. El ADN es como el software de la vida. Y así, se pueden hacer cambios en el ADN para programar las células y hacerlas producir casi cualquier cosa. En un estudio publicado el año pasado McKinsey estimó que más del 60% de los insumos físicos de nuestra economía podrían producirse utilizando la biología sintética.
ST: ¿Dónde lo vemos? ¿Es algo que ya existe hoy en día?
EB: La biología sintética no es ciencia ficción. Está a nuestro alrededor. Está en muchas de las cosas que usamos hoy en día a diario. Por ejemplo, los cosméticos. Uno de los ingredientes clave de los cosméticos es un compuesto llamado escualeno. El escualeno se obtenía tradicionalmente de los hígados de los tiburones de aguas profundas. Una empresa encontró una manera de alterar el genoma de una célula de levadura, para que produjera escualeno que pudiera ser luego utilizado en los cosméticos. Hay una empresa con sede en California que, hoy en día, puede tomar el CO2 y el metano del aire, y utilizando un tipo de célula, que encontraron en el océano, producir una resina que se utiliza para confeccionar tenedores y cuchillos.
ST: La biología sintética, realmente, no es algo de lo que hayamos oído hablar mucho en el pasado. ¿Por qué es algo de lo que se habla hoy?
EB: El precio de la secuenciación de un genoma se ha reducido un millón de veces, de cientos de millones de dólares a sólo cientos de dólares. Este descenso de precio ha permitido a los investigadores secuenciar genomas y comprender mucho más sobre la genética. También hay otras tecnologías. La creación de nuevo ADN desde cero ha permitido una explosión de diferentes tipos de experimentos para entender lo que significa la genómica. Y luego, otro desarrollo muy significativo recientemente ha sido el de la inteligencia artificial y las tecnologías de aprendizaje automático. Es necesario tener estas tecnologías de procesamiento de datos para dar sentido a la genómica. Así pues, esta confluencia de tecnologías ha acelerado los descubrimientos en este ámbito.
ST: Desde el punto de vista del inversor. ¿Cuáles son las consideraciones a tener en cuenta?
EB: Creo que desde la perspectiva del inversor, una de las consideraciones clave es tener un enfoque intersectorial. Muchas de las aplicaciones iniciales de la biología sintética empezaron en el sector sanitario, pero debido al rápido descenso de los costes de la biología sintética, la tecnología se está trasladando a otros sectores. Habrá oportunidades para los proveedores de servicios externos que ayuden a algunas de estas empresas a crecer y madurar y a mejorar su rentabilidad.
ST: ¿Qué riesgos deberían considerar los inversores, si están interesados en este sector?
EB: En lo que respecta a la adopción por parte de los consumidores, existe el riesgo de que éstos se sientan desanimados por la perspectiva de la biología sintética. Las grandes empresas de bienes de consumo empaquetados están empezando a adoptar la biología sintética para fabricar sus productos. Y esas empresas son expertas en educar a los consumidores, en comercializar este tipo de productos nuevos. Así que su adopción es, para nosotros, una señal positiva. El segundo riesgo clave es la regulación. Y lo que encontramos es que los países de todo el mundo están adoptando un enfoque proactivo en áreas que están conectadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Los países están adoptando un enfoque proactivo para fomentar el crecimiento de la industria de la biología sintética.
ST: ¿Qué oportunidades ofrece la biología sintética para los inversores centrados específicamente en la sostenibilidad?
EB: Tanto los consumidores como las empresas y los gobiernos quieren soluciones ahora mismo para abordar la sostenibilidad, y la biología sintética puede ayudarles a conseguirlo.
ST: ¿Hasta dónde puede llegar esta tecnología? ¿Cuáles son algunas de las aplicaciones futuristas de la biología sintética en las que aún no hemos pensado?
EB: No sé si has visto la película «El marciano». Matt Damon intentaba cultivar plantas en la superficie de Marte. Si hubiera tenido un laboratorio de biología sintética, podría diseñar literalmente la planta para que se adaptara y prosperara en el microambiente de Marte. Ahí ya estaríamos hablando de ‘terraformar’ la superficie de Marte: se podría diseñar una planta que liberara oxígeno en el entorno y lo hiciera habitable para los humanos. La conclusión es que la biología sintética no es ciencia ficción. Está en muchos de los productos que consumimos ahora mismo.
Puede leer el artículo ‘The syntetic biology revolution’ de Edward Bryan al completo en este enlace