La implementación de la regla fiduciaria del Departamento del Trabajo amenaza 20.000 millones de dólares –el 7% de la industria– en pérdidas de ingresos para el año 2020 y enfrenta a los asesores financieros a una disrupción sin precedentes. Son las conclusiones de un informe de A.T. Kearney publicado hace ya un año.
Y ahora que la implantación parece irreversible, todo apunta a que el sector más afectado por la puesta en marcha serán los broker dealers independientes, a los que diversos estudios atribuyen perdidas potenciales de 4.000 millones de dólares. Esta cifra, explica HBW Partners, supone más de un 20% de sus ingresos totales y equivale a 350.000 millones menos en activos bajo administración.
Barney Hellenbrand, CEO de HBW Partners, dice que para muchos RIAs, los costos de compliance sólo en términos de software, capacitación y reestructuración son tan desalentadores que muchas firmas han retrasado la implementación hasta saber que no hay vuelta atrás en el proceso.
Reclamaciones y demandas colectivas
Para Hellenbrand, la nueva regla fiduciaria deja a los asesores sujetos a continuos litigios si no pueden demostrar que asesoramiento ha puesto por delante el interés del cliente sobre sus propios honorarios o comisiones.
«A pesar de lo sencillo que pueda sonar, la gestión de las expectativas de un cliente nunca es simple. Una planificación financiera eficaz depende de información fiable y educación, dos factores que están en constante evolución”, explica el CEO.
Hellenbrand sostiene que la exposición del asesor a las reclamaciones contractuales y demandas colectivas podría ser sustancial, lo que hará que los asesores se vuelvan reacios a gastar tiempo en pequeños planes de jubilación o inversores de ingresos medios.