Varios estudios han demostrado que la cultura se encuentra en el corazón de la ventaja competitiva de hoy en cualquier empresa. Uno de los más relevantes, es la investigación realizada por Kotter y Heskett.
En base al estudio de entre 9 y 10 de las principales firmas en 22 industrias estadounidenses durante 11 años, los autores llegaron a la conclusión de que las compañías con culturas corporativas fuertes tuvieron mejores resultados –por un amplio margen– frente a aquellas que no presentan estas características. Durante un período de 11 años, las firmas con una cultura corporativa fuerte incrementaron su ingresos en un 682% de media frente al 166% que registraron las empresas con menores características de este estilo.
Además, estas empresas vieron crecer el precio de sus acciones en un 901% frente al 74% y mejoraron sus ingresos netos en un 756% frente al 1%. El estudio también subrayó que una cultura corporativa fuerte debe ir acompañada con una estrategia adecuada para aprovechar las ventajas y que también tiene que ser adaptable, dado el ritmo de cambio en el mundo.
Varios expertos de MFS han analizado la importancia de tener una cultura corporativa en la industria y entre sus principales conclusiones destacan que a más cultura, más alpha y más sostenible. La firma considera que la cultura corporativa es un ingrediente único en la receta para lograr una ventaja competitiva: Aunque la estrategia de negocio puede ser imitada por los competidores, los valores internos de una empresa son muy difícil de copiar.
La culturaes vital, en gran parte debido a que se ocupa de cómo una organización toma decisiones para lograr sus objetivos de negocio. En las firmas de inversión, es incluso más importante porque las personas y su capacidad de decisión son los principales activos. Además de afectar a la forma en que las decisiones de inversión se adoptan a nivel de portfolio, la cultura tiene un impacto significativo en las decisiones empresariales tomadas por la alta dirección de una empresa.
“Un horizonte de inversión a largo plazo se traduce en mayores oportunidades para un rendimiento diferenciado. Pero darse cuenta de esto requiere una cultura que respalde la voluntad de alejarse de la manada y la baja rentabilidad a corto plazo que puede resultar”, escribe el análisis de MFS.
Además estima que la amplitud de la globalización y la complejidad de los mercados hace necesaria una mayor colaboración y trabajo en equipo en todo el mundo y en toda la estructura de capital. “La cultura en una empresa de inversión tiene que respaldar la forma de trabajar de los inversores en un equipo y colaborar con sus colegas para adoptar las decisiones de inversión. Una diversidad de opiniones es la seña de identidad de equipos de inversión sinérgicos. Aunque las diversas perspectivas cognitivas son beneficiosas, los equipos tienden a funcionar mejor cuando los distintos puntos de vista expuestos se ven acompañados por los valores corporativos comunes. Una cultura de colaboración también ayuda a los inversores a mitigar el ruido y los sesgos de comportamiento”, dice.
A esto hay que añadir, explica el análisis de MFS, que los incentivos apropiados son vitales y que tienen que estar alineados con el comportamiento y los objetivos de la firma y sus estrategias de inversión. El liderazgo de las empresas de inversión tiene que dar un ejemplo visible y, en este sentido, están obligados a ser el ejemplo de su propia cultura corporativa. Sus profesionales harán bien en recordar la máxima: «la cultura es difícil de crear y muy fácil de perder».
“Resumiendo, una fuerte cultura corporativa en las firmas de investment management es necesaria para tener una generación de alpha sostenible”, concluye el informe.
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