La Fundación de Estudios Financieros (FEF) ha elaborado el estudio “El rol de las finanzas en una economía sostenible”, cuyo propósito es ofrecer una visión de lo construido hasta nuestros días en el terreno de las finanzas sostenibles como herramienta para la transformación del modelo económico y social. Con ello se pretende facilitar el entendimiento de lo que conocemos como finanzas sostenibles y de su importancia para impulsar la sostenibilidad en nuestro entorno.
Para que las finanzas sostenibles sean capaces de desarrollar todo su potencial, en el informe se señala que se debe tener en cuenta lo siguiente:
Las finanzas sostenibles deben servir como instrumento para actuar sobre prioridades. Su desarrollo aporta beneficios adicionales si las metas que persiguen son claras y se encuentran soportadas sobre marcos estables de regulación e incentivos. Dirigidas a crear impactos concretos pueden ser un eficiente instrumento regenerativo. En España, existen cinco prioridades en las que deberíamos focalizar nuestra acción en los próximos años: cambio climático, mitigación y adaptación; agua y el saneamiento y economía circular; la educación (y sistema educativo); el desempleo juvenil y la empleabilidad y el envejecimiento de la población.
El factor crítico para el desarrollo de las finanzas sostenibles es la autenticidad de su capacidad transformativa. El nivel de escrutinio y la menor tolerancia de la sociedad ante malas prácticas apoyará de forma natural la integración profesional de los criterios ESG en los procesos y criterios de gestión de riesgos financieros de forma generalizada. Sin embargo, para lograr la confianza de la sociedad y desbloquear su verdadero potencial, los productos financieros sostenibles, deben demostrar su utilidad real creando un impacto adicional diferencial y medible de forma transparente y rigurosa.
Los compromisos públicos actuales son una potente palanca transformadora para comenzar, pero desde el informe advierten de que deben diseñarse cláusulas que incentiven su cumplimiento, ser adecuadamente auditados y la divulgación de sus logros deben ser trazables de acuerdo con las normas internacionales que se adopten.
Las finanzas sostenibles promueven servicios financieros cada vez más innovadores y con mayor capacidad de transformación. Para capitalizar el potencial derivado de la innovación financiera, se necesitan espacios adecuados y una regulación flexible. Las entidades financieras y los mercados de inversión tienen un poder prescriptor principal en la economía. Facilitar el diseño de nuevos productos sostenibles y un mejor entendimiento de los riesgos, mejorarán sin duda la vocación social de entidades que han vertebrado el progreso desde hace más de dos siglos. La tecnología será un gran aliado en este propósito.
Para capitalizar el efecto multiplicativo de las finanzas sostenibles, la regulación debiera contar con un marcado componente estratégico capaz de definir unas guías de actuación a largo plazo creando seguridad jurídica. En materia de sostenibilidad, la regulación en Europa no debería ser tan intrusiva como en los temas digitales, sino que convendría que creara un espacio en el que se facilite y promueva la innovación financiera y tecnológica. La sostenibilidad se debería expandir por diseño, no constriñendo.
La financiación y la inversión sostenible deben estar integradas en políticas públicas consistentes apoyadas por incentivos públicos. Las finanzas sostenibles son una fórmula de actuación transformadora del modelo de producción desde el ámbito privado. Los incentivos que orientan la inversión en la dirección sostenible serían de gran eficiencia desde el punto de vista de las finanzas públicas. En este sentido, los fondos de recuperación propician una oportunidad excepcional dada su vocación descarbonizante y de movilización de capital privado, por lo que pueden ser una extraordinaria palanca para impulsar definitivamente su integración en la cotidianeidad de un sistema financiero comprometido con un desarrollo más limpio e inclusivo.
El desafío de unas finanzas sostenibles enfocadas a la transformación precisa de nuevas competencias y perfiles profesionales en el sector. La integración de nuevos factores en el diseño de productos financieros, en la gestión del riesgo o la supervisión, precisa de competencias profesionales diferentes a las tradicionales. En este sentido es necesario un rediseño de los fundamentos de la formación de los futuros profesionales, en la modelización de riesgos climáticos y análisis de escenarios, así como facilitar el entendimiento y la aplicación de la taxonomía.
Los ciudadanos deben poder tener la capacidad de aplicar criterios de sostenibilidad en sus decisiones financieras de forma confiable. El conjunto de la sociedad debería contar con vehículos financieros que contribuyan de forma efectiva a la transformación, no solo global, sino de su entorno local. La transformación económica y social no debe ser únicamente de las élites, sino de actitud, de comportamiento. Para ello, las finanzas sostenibles deben trascender de las finanzas corporativas y/o institucionales, de tal manera que los ciudadanos puedan contribuir a esta transformación facilitando y extendiendo fórmulas financieras que incorporen la sostenibilidad tanto desde el punto de vista del activo como, por ejemplo, micro financiación o financiación de impacto local, o bajo la óptica del pasivo – crowdfunding, pensiones sostenibles, etc.