Todos los ojos estaban puestos ayer en el referéndum celebrado en Grecia, en el que los ciudadanos respondieron con un “no” rotundo a la propuesta de acuerdo con la UE del pasado 25 de junio. Con una participación del 62,5%, el rechazo a la propuesta se impuso con el 61% de los votos frente al 39% del sí. Tras la victoria del “oxi”, se abren de nuevo las negociaciones con las instituciones, que se reiniciarán mañana martes con una cumbre extraordinaria del Eurogrupo y la UE –y cuyas posturas tratarán de adelantar hoy la canciller alemana y el presidente francés en París-. De momento, el ministro de Economía griego, Yanis Varufakis, ha anunciado su dimisión para allanar el terreno del acuerdo mientras el BCE tiene que decidir hoy mismo si amplía la asistencia de liquidez de emergencia al país, que actualmente se sitúa en 89.000 millones de euros.
En este entorno, los analistas y gestores están divididos: algunos creen que Grecia acabará saliendo del euro, aunque la mayoría se decanta por el acuerdo. Sea como fuere, coinciden en que las consecuencias serán limitadas ante el tamaño de la economía helena y en que los mercados irán asumiendo una situación de mayor volatilidad durante el verano, que desembocará en un último trimestre más próspero. La consigna es cautela, pero sin realizar ventas indiscriminadas.
“Tras el respaldo mayoritario de la población, la posición negociadora del gobierno ha mejorado sensiblemente y, obviamente, buscan menos austeridad y sobre todo quieren ver una renegociación de la deuda”, explica Ignacio Méndez, director de Análisis de Mirabaud Securities en España. Sin embargo, en su opinión está por ver si la UE quiere volver a negociar: “Los gobiernos europeos tienen pocos incentivos a mejorar las condiciones ofrecidas, pues la mayoría de las opiniones públicas están en contra de renegociar un acuerdo, mientras una mejora de las condiciones daría alas a los partidos populistas, algo que aterra a todos los dirigentes europeos. Mientras que los daños financieros sean moderados la necesidad de llegar a un nuevo acuerdo es reducido”.
Según el experto, la falta de acuerdo forzaría al BCE a cortar el ELA y la emisión de moneda por parte del gobierno griego. “El día 20 de julio Grecia tiene que hacer frente al pago de 3.500 millones de euros de unos bonos en manos del BCE. En caso de impago, las propias normas del BCE forzarían a cancelar la línea de liquidez a la banca griega, lo que provocaría la quiebra de la banca y la ausencia de dinero en todo el país y forzaría al gobierno griego a tener que emitir su propia moneda y, de facto, salir del euro”, explica. Y es que, en su opinión, Grecia saldrá de euro, tarde o temprano. “Creemos que la ruptura de las opiniones públicas entre Grecia y el resto de la UE ha llegado a un punto de no retorno, lo que, a la larga, implicará que Grecia salga del euro. El resultado del referéndum dispara las probabilidades de que Grecia lo haga en las próximas semanas”, añade.
Pero no todos son tan negativos. Desde Julius Baer, Eirini Tsekeridou, analista de Renta Fija, considera que habrá “algún tipo de compromiso final”. “El no al referéndum hace todo un poco más difícil pero nuestro escenario central sigue siendo que Grecia se queda en el euro”, comenta Álvaro Sanmartín, asesor del fondo Alinea Global y Chief Economist en MCH IS. Creemos que una posible vía de solución es que Grecia solicite la ayuda del ESM (fondo de rescate europeo). Para ello tendrá que aceptar una fuerte condicionalidad pero, al mismo tiempo, la utilización del ESM exige que se haga un análisis de sostenibilidad de la deuda del país beneficiario.Así las cosas, si se concluyera que la deuda griega es insostenible (como de hecho lo cree el FMI), el gobierno griego podría solicitar una reestructuración de la misma.Con estos ingredientes, no descartamos que se pueda llegar a algún tipo de acuerdo preliminar en la cumbre de mañana día 7 de julio”.
Andrew Burrell, responsable de Previsiones de JLL para la región EMEA, comenta que, aunque el voto por el ‘no’ puede haber mejorado ligeramente la posición de Grecia de cara a la negociación, no arroja luz sobre el camino a seguir. «La situación económica subyacente sigue siendo acuciante y se agota el tiempo para negociar. O bien se desemboca en la salida de Grecia de la unión monetaria y su colapso total, o será necesario que el país acepte algún compromiso de última hora para llegar a un acuerdo con los líderes de la zona del euro. Estos últimos están cansados de las políticas arriesgadas y de hacer frente a las fuertes presiones políticas para no hacer concesiones a los deudores, ante una opinión pública hostil y las elecciones españolas en el horizonte”, explica.
¿Y el impacto en los mercados?
Los mercados reaccionan esta mañana con cautela: el desplome que se auguraba al principio en los futuros se diluye, y gestos como la dimisión de Varufakis modera las caídas en las bolsas europeas: con los bancos en el punto de mira, la bolsa española se repliega a mínimos de febrero y la prima de riesgo sube mientras el euro baja hasta los 1,10 dólares.
El director de Análisis de Bankinter, Ramón Forcada, dice que esperaba más sentido común, pero tras el no en el referéndum, “Grecia estará parada y su economía va a sufrir”. Sin embargo, el mercado lo está asumiendo con serenidad, lo cual pone en perspectiva la dimensión del país y la dimensión del problema, explica. En su opinión, de momento el BCE no dará mayores ayudas y la reunión de mañana de jefes de Gobierno estará encaminada a una nueva ronda de negociaciones. “Habrá un nueva negociación: la consecuencia más inmediata es que la economía griega sufrirá muchísimo y ésa será la medida de presión que utilizarán las instituciones para llegar a un punto de acuerdo. Grecia aceptará finalmente recortes en las pensiones, subida del IVA y una revisión de su superávit por cuenta corriente si quiere seguir en el euro, para lo que necesita más liquidez”, explica. En una primera fase se dará al país más asistencia adicional pero la clave es que se reanudará la renegociación de la deuda: en su opinión, se extenderán mucho los plazos, de forma que los vencimientos serán a 10 o 20 años, pero cree que se respetará el nominal de la deuda “porque eso es clave para que no haya quitas que puedan alentar otros populismos”.
Por eso, la consigna es no vender: “El impacto es menor de lo que parece, lo demuestra la reacción del mercado hoy”, dice. “Se abre un periodo complicado para Grecia durante el verano que irá desembocando en un mercado que lo irá interiorizando y mejorando su tono hacia el final del verano, de forma que las bolsas ofrecerán en términos netos una revalorización en Europa del 5%-10%”, dice Forcada.
Para Araceli de Frutos, de la EAFI homónima, «a corto plazo hay que gestionar un nuevo factor en el modelo, la volatilidad», la prioridad para sus carteras. “El mercado se va a estar moviendo a golpe de noticias”, dice, y opta por cubrirse si se producen caídas superiores.
Según Mirabaud, el impacto en mercados será moderado a corto plazo, aunque sí habrá consecuencias a largo plazo ante las dudas sobre el euro. “El Grexit sería muy negativo a largo plazo para los mercados pues genera dudas sobre el euro. Sin embargo, a corto plazo, hay muchos efectos mitigantes, pues hay que tener en cuenta que Grecia siempre ha sido una excepción dentro de la Eurozona así como el reducido tamaño de su economía. También hay que considerar que el timing es bastante adecuado por el buen momento económico en vive la Eurozona, y especialmente los países periféricos y programa de Quantitative Easing en vigor. Por todo ello creemos que el impacto en los mercados será moderado”, apostillan en Mirabaud.
Según Burrell, en lo que al mercado inmobiliario respecta, “un acuerdo de última hora podría generar alzas, siempre que parezca sostenible. La salida de Grecia del euro y su desplome podría ser devastador para el país y acarrear costes económicos a corto plazo para la zona del euro, pero los mercados deberían ser lo suficientemente resistentes como para capear el temporal. Esta turbulencia acarreará riesgos pero, a más largo plazo, podría ser mejor para los inversores que la zona del euro vuelva a centrarse en los demás problemas a los que se enfrenta, sin la distracción que supone Grecia”.