El interés por la inversión por factores está aumentando, gracias al valor añadido que aporta a una cartera, más allá de los activos que la componen y el mercado en el que se encuentra. Willem van Dommelen es jefe de Factor Investing en NN Investment Partners (NN IP). El equipo lo componen 7 gestores con 11 años de experiencia de media y manejan 1.200 millones de dólares a través de tres estrategias: Alternative Beta (desde 2008), Commodity Enhanced (2010) y Multi Asset Factor Opportunities (MAFO).
Esta última es una estrategia líquida de retorno absoluto diseñada en 2016 con el fin de “ser capaz de generar retornos positivos en todos los entornos de mercado”. Lo hace, asegura, mediante una estrategia de inversión basada en la aplicación de cinco factores en cuatro clases de activos.
“Se trata de un enfoque distinto del mercado: miramos más su estructura y la manera en la que opera en lugar de las noticias que llegan a él”, afirma en una entrevista con Funds Society en Miami. Por eso está convencido de que el factor investing es la forma de estrategia que más apuesta por mantener las convicciones a la hora de invertir.
“Es demasiado común que los inversores crean que ‘esta vez va a ser diferente’, pese a que ya sabemos que el comportamiento del mercado no es tan dinámico”, afirma al señalar que hay numerosas dinámicas que ya están arraigadas en el mercado. Los factores, a su juicio, se benefician de este fenómeno, lo que hace que si, por ejemplo, la Fed decide subir o bajar los tipos, el impacto en la estrategia sea mucho menos relevante.
“Recolectamos las primas de los factores para todos los tipos de activos. Es decir, invertimos en múltiples factores a través de múltiples activos, en concreto, la renta variable, la renta fija, las divisas y las materias primas”, afirma Van Dommelen, que lleva ya más de 15 años en NN IP.
En concreto, su estrategia MAFO se centra en cinco factores distintos: ‘value’ (compran activos infravalorados y venden los sobrevalorados), carry (compran productos de alto rendimiento y venden los de baja rentabilidad), flujos (basado en los balances de oferta y demanda), volatilidad (para tratar de capturar la prima de riesgo) y momentum (basado en las tendencias del mercado).
El gestor revela que cuentan con una exposición ‘top-down’, en la que los factores value y momentum juegan un rol fundamental a la hora de decidir por qué mercado apostar y cuál vender. “Nuestra estrategia es completamente sistemática, por lo que se eliminan todos los sesgos de comportamiento y ofrecemos los productos a una tarifa muy competitiva”, afirma. Asimismo, señala que, dada la naturaleza de retorno absoluto, en cierta manera, compiten con hedge funds, pero se diferencian de ellos por ser “más líquidos, más transparentes y menos costosos”.
El proceso de inversión sistemático al que se refiere el gestor se centra en tres pasos: el desarrollo y la revisión de los factores –que deben estar sostenidos por datos económicos sólidos a largo plazo-, la construcción de una cartera bien diversificada y resistente, y la gestión de esta y de los riesgos.
En esta línea, siguen una asignación a los factores basada en el riesgo, lo que significa que los combinan de distintas formas según el contexto, pero nunca dejan de apostar por ninguno de los cinco porque “todos funcionan en el largo plazo”. Por eso, para Van Dommelen, el fondo “debe ser muy adaptable” de forma que sea capaz de alcanzar su objetivo de inversión en cualquier entorno del mercado y generar retornos incluso en épocas de crisis.
MAFO cuenta con 175 millones de dólares en activos bajo gestión y su objetivo central es superar el US LIBOR a un mes en un 6% bruto, medido en un periodo de 12 meses consecutivos y con un objetivo de volatilidad ex ante del 10%. En lo que va de año, su rendimiento ha sido del 3,93% y, desde su lanzamiento en marzo de 2016, ha registrado una rentabilidad anualizada del 8,94%.