Ahora que la expansión económica mundial entra en su sexto año, podemos mirar atrás y ver cómo a los periodos de crecimiento acelerado le han seguido breves pausas o contratiempos. Incluso con los extraordinarios estímulos de la política monetaria y los bajos tipos de interés, la economía mundial ha tenido problemas para mantener una tasa de crecimiento por encima de la tendencia esperada. Como resultado de esto, se mantiene el exceso de capacidad y no es de extrañar que la inflación mundial continúe sorprendiendo a la baja. “En otras palabras, esta expansión ha sido cualquier cosa menos normal”, dicen los expertos de MFS, Robert Spector, Institutional portfolio manager, Sanjay Natarajan, Institutional Equity portfolio manager, y Robert M. Hall, Institutional Fixed Income portfolio manager.
«¿Será 2015 finalmente el año en que la economía mundial vuelva a la normalidad?», se preguntan. Después de todo, las estimaciones de crecimiento de consenso reportadas por Bloomberg muestran un ritmo acelerado este año en comparación con el año pasado. Y estas previsiones probablemente subestiman el impacto positivo de la fuerte caída de los precios de la energía, que probablemente contribuirá a la expansión global.
“Desde nuestro punto de vista, la normalización económica se caracteriza por estar relativamente sincronizada entre todas las regiones, por mantener una tasa de crecimiento sostenible en el tiempo y por tener un sistema crediticio en buena forma que permita a los bancos centrales trabajar de forma efectiva”, estiman.
Un repaso a estas tres características revela que el crecimiento económico mundial no está siendo homogéneo. Para empezar, mientras Estados Unidos navega viento en popa, Europa lucha por superar el entorno de deflación y por combatir la sequía crediticia, lo que podría llevarle este año a registrar tasas de crecimiento aún débiles. En el caso de Japón, podría recibir un impulso de la debilidad del yen y de la caída del precio del petróleo, pero las reformas estructurales que está llevando a cabo su gobierno aún son un viento en contra. Por su parte, las economías emergentes en general se enfrentan a un ciclo económico mundial bajo y problemas estructurales relacionados con la productividad. La conclusión a la que llegan estos tres expertos de MFS es que la economía mundial seguirá creciendo en 2015, pero sin el vigor de una expansión sincronizada.
Crecimiento sostenible
Dadas esas divergencias en las tendencias de crecimiento, será difícil que la economía mundial crezca a largo plazo de manera sostenida y como consecuencia, es de esperar que las condiciones monetarias globales permanezcan muy relajadas en 2015. “Pese a que la Reserva Federal de Estados Unidos vaya a dar por terminado su QE, el momento de la primera subida podría retrasarse como consecuencia de la caída de los precios del petróleo o si las mejoras en el mercado laboral no generar un aumento de los salarios”, recuerdan desde MFS.
Por último, el funcionamiento del sistema crediticio
La sequía crediticia sigue estando en el camino de los estímulos monetarios. La fase de desapalancamiento ha alcanzado una etapa avanzada en los Estados Unidos, aunque los niveles de deuda siguen siendo elevados en términos históricos. A nivel mundial, en realidad se ha producido el efecto contrario debido a la acumulación de la deuda entre los gobiernos europeos y los mercados emergentes. “Sin el poderoso acelerador de la expansión del crédito, la política monetaria flexible puede proporcionar protección contra las presiones deflacionistas y aumentar los precios de los activos, pero no puede salvar el crecimiento mundial, tal y como sí puede hacer en ciclos normales”, explican los portfolio manager de MFS.
La conclusión a la que llegan es que el crecimiento en 2015 podría superar el dato del año pasado, gracias principalmente a la fortaleza de la economía en Estados Unidos y la fuerte caída de los precios del petróleo, pero la recuperación se va a mantener lejos de lo que podría considerarse normal, por lo que el entorno de baja inflación y baja rentabilidad de la deuda pública a largo plazo persistirá, mientras que la renta variable y el dólar estadounidense se beneficiarán de este entorno. “Mientras la economía global evite la recesión, algo que está en la base de nuestro análisis, la renta variable mundial debería superar la rentabilidad de la deuda pública en 2015”, concluyen los expertos de MFS.