El experimento de Japón con el Abenomics, por valor de billones de dólares, se está quedando sin gas, y un mayor estímulo monetario podría ser inevitable si la economía pretende evitar la recesión.
Ésa es la advertencia del economista jefe de Robeco, Léon Cornelissen, pues la importantísima ‘tercera flecha’ del estímulo económico por parte del primer ministro japonés, Shinzo Abe –la reforma estructural para una economía profundamente arraigada– parece flaquear.
Tras la subida del IVA del mes pasado, concebida para estimular el gasto durante el primer trimestre, Abe se queda ahora sin opciones, afirma Léon Cornelissen. Esto suscita temores de que Japón pueda recaer en la deflación, que fue un factor clave en la ‘década perdida’ del país en los años noventa. La deflación significa que los bienes de consumo se abaratan con el tiempo, de forma que la gente aplaza el gasto, desencadenando una recesión.
Cornelissen cita el reciente fracaso de Japón para alcanzar un acuerdo bilateral de comercio con los Estados Unidos, como ejemplo de las dificultades para la reforma en el país. Fue necesario un acuerdo para reavivar las negociaciones que permitirían a Japón incorporarse al Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico, que engloba a 12 países y promueve un comercio libre de aranceles entre los miembros. Sin embargo, Abe quería mantener los aranceles a la importación de productos agrícolas, lo que perjudica a los productores estadounidenses, pues no se arriesgó a imponer cargas demasiado elevadas sobre los agricultores japoneses, muy protegidos.
La tercera flecha no llega al objetivo de la reforma estructural
“Esta incapacidad para alcanzar un acuerdo es síntoma de la falta de progreso en la denominada tercera flecha de la política Abenomics: la reforma del lado del suministro para incrementar la tasa de crecimiento estructural de Japón”, afirma Cornelissen. “Podría argumentarse que la tercera flecha del Abenomics es una cuestión a largo plazo y, por lo tanto, no relevante para las perspectivas de crecimiento a corto plazo de la economía japonesa”.
“Pero la falta de reformas podría significar que el mundo tendría muchas más dificultades para aceptar un mayor debilitamiento del yen. El Fondo Monetario Internacional ha calificado la situación de Japón como de ‘dependencia excesiva del estímulo monetario’, lo que podría entorpecer un repunte de la inversión por parte de las empresas japonesas en su propio país. En sí misma, ésta es una condición necesaria para el crecimiento autosostenible y para el éxito definitivo del Abenomics”.
“La falta de reformas implica más dificultades para aceptar un mayor debilitamiento del yen”
Cornelissen afirma que se han anunciado pocas medidas concretas que apoyen la tercera flecha, incluyendo la legislación necesaria para crear zonas económicas especiales. Las reformas fiscales, la liberalización del mercado laboral y la reforma de la gobernanza corporativa podrían favorecer las inversiones. También se agradecerían un incremento en la tasa de participación de la mano de obra femenina y una relajación de los requisitos para la inmigración, pues hasta el momento el avance ha sido limitado, afirma.
El Abenomics fue lanzado en el año 2012 tras un periodo de mayores exportaciones, debido a un yen más débil, y del fuerte crecimiento del consumo privado causado, principalmente, por el estímulo de la riqueza nacional procedente de los mayores precios de la renta variable. Sin embargo, los precios de las acciones se han debilitado este año (el Nikkei ha bajado un 8%) y el yen se ha estabilizado en torno al nivel de 102 respecto al dólar.
El FMI y el banco central reducen las perspectivas de crecimiento
En abril, el FMI rebajó su previsión de crecimiento para el año 2014 en Japón, desde el 1,7% al 1,4%. El Banco de Japón (BoJ) también rebajó sus previsiones de crecimiento para el actual año fiscal en su informe semestral de abril, pronosticando ahora un crecimiento del PIB del 1,1% en el año fiscal hasta marzo de 2015, en lugar del 1,4% previsto en enero. El banco central culpó a la “lentitud” de las economías emergentes del débil resultado de las exportaciones de Japón, aunque admitió que el cambio constante de la producción en el extranjero también ha sido un factor a tener en cuenta.
“La subida del IVA del 5% al 8% el 1 de abril es un paso importante hacia la consolidación fiscal”, afirma Cornelissen. “Por eso recibe el apoyo del BoJ, a pesar de su impacto negativo sobre el crecimiento. Por el momento, la ‘abenomía’ ha conseguido subir la inflación y las expectativas inflacionarias, debido a la espectacular flexibilidad monetaria del banco central.”
“Pero las expectativas sobre la inflación parecen haberse estabilizado. Esto podría reflejar las constantes dudas de que el Abenomics no sea más que un estímulo temporal para la economía japonesa”.
“Las expectativas para la inflación parecen haberse estabilizado”
La situación salarial es clave
Cornelissen señala que, en contraste con los últimos acontecimientos relativos a los precios, las subidas salariales han sido decepcionantes. La media mensual de subida en los cobros fue de un escaso 0,7% anual en marzo y en términos reales está descendiendo.
“El lento crecimiento salarial se debe en parte a acontecimientos de tipo estructural, como el cambio entre trabajadores a tiempo completo y trabajadores a tiempo parcial”, afirma. “Sin embargo, sugiere también precaución por parte de los patronos que, en general, parecen no estar convencidos de que el Abenomics esté teniendo algo más que un impacto temporal, y por consiguiente se muestran reacios a aumentar los costes de personal fijo. El resultado de la ronda actual de negociación salarial es de importancia fundamental”.
“Y por lo tanto, el éxito final del Abenomics en esta fase continúa estando en duda. Las variables claves a observar son los movimientos relativos al salario y a las inversiones. Creo que el excesivo optimismo del Banco de Japón se verá obligado a implementar medidas adicionales de estímulo monetario, probablemente en julio, dando lugar a un yen más débil frente al dólar”.