Este mes China inaugura el año del cerdo. En la tradición asiática, es un animal directamente relacionado con la fortuna debido a que el cerdo tiene entre sus principales atributos la nobleza y la fertilidad. ¿Logrará este nuevo año lunar traer fortuna a los inversores o rendimiento suculentos al mercado de valores chino?
En opinión de Michael Bourke, gestor del fondo M&G (Lux) Global Emerging Markets de M&G, después de un año difícil para las acciones en 2018, “los inversores esperan que el nuevo año lunar genere mejores perspectivas para el mercado bursátil chino. El año nuevo puede ser típicamente un momento para el optimismo, pero sigue habiendo una gran incertidumbre sobre las perspectivas para China. La disputa comercial del país con Estados Unidos domina los titulares y el temor de que los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos comiencen a tener un impacto negativo en la segunda mayor economía del mundo son inversores inquietantes. Los datos económicos recientes han sido débiles, la actividad de las fábricas y las exportaciones se están desacelerando, y el año pasado la economía creció a 6,4%, su ritmo más lento desde 1990”.
Esta misma inquietud apunta Hernando Lacave, gestor de DIF Broker: “En el año del cerdo seguiremos hablando de desaceleración en China, ya que 2018 ha cerrado con un crecimiento del 6,6% y para 2019 se prevé que caiga hasta el 6% de crecimiento. Muy lejos del 2,5% previsto para Estados Unidos o del 1,6% de la UEM, así que lo que los malos datos macro no deben cegarnos ya que China seguirá siendo el motor de crecimiento de la economía mundial, con mucha incidencia sobre lo que ocurra en Europa y EE.UU.”.
Los expertos en inversión advierten de que a China le empieza a pesar la guerra comercial, y aunque la desaceleración ya viene de años atrás, empieza a haber síntomas de que esta guerra no solo está afectando al sector exterior si no cada vez más a su economía interna. “Esto no quiere decir que veamos su desenlace este año pues Trump siempre aprieta cuando le dan la oportunidad, y por el tamaño de China es lógico que ya no se le trate como economía emergente y se le exija que juegue con las mismas reglas de propiedad intelectual que el resto. Además de lo positivo que sería un acuerdo, los malos datos macro podrían ser el catalizador de una vuelta de tuerca por parte del Banco Central Chino para lanzar incentivos que mantengan la fiesta de crecimiento por mucho tiempo, y margen para ello tienen”, matiza Lacave.
Para las gestoras, lo importante es que China sigue reorientando su modelo económico de una basado en la inversión en activos fijos a otro impulsado por el crecimiento del consumo, sobre todo en el sector servicios. Esta transformación está siendo liderada por empresas privadas que tienen por objetivo generar beneficios y que suelen ser menos intensivas en capital, a diferencia de lo vivido durante el boom de los activos fijos, cuando los bancos estatales concedieron ingentes cantidades de crédito a otras entidades estatales y a promotores inmobiliarios financiados por el Estado.
Por eso, desde Newton, gestora que forma parte de BNY Mellon, apunta que a la hora de invertir prefieren evitar esos sectores. “Ahora que los activos fijos tienen menos peso en la economía china, es muy probable que el crecimiento del PIB se resienta. Sin embargo, el crecimiento que se registre será de más calidad. Podemos esperar que el PIB crezca más lentamente durante este periodo de reequilibrio, un cambio que, en nuestra opinión, no debería resultar perjudicial para las áreas de la economía más orientadas al consumo, ya que aumentará el componente de empleo del PIB. Las últimas medidas de las autoridades chinas han ido encaminadas a flexibilizar la concesión de crédito y a respaldar a las clases medias mediante rebajas fiscales”, explica Rob Marshall-Lee, responsable de renta variable asiática y emergente en Newton, parte de BNY Mellon.
Por último, Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, apunta que “los altos niveles de deuda de China y su crecimiento más lento probablemente durarán más allá de las celebraciones de año nuevo, pero creemos que el gobierno de China tiene las herramientas adecuadas para resolverlos. Con la economía de China encaminada a convertirse en la más grande del mundo, creemos que los inversores deben pensar en China como una clase de activo”.