La escasez de agua y el desarrollo de la inteligencia artificial, o la llamada cuarta revolución industrial, son dos de los principales retos a los que se enfrentan las sociedades, pero también los inversores. En el último Virtual Investment Summit de Funds Society, el gestor de carteras de inteligencia artificial de Allianz Global Investors, James Chen, y la especialista de producto para la estrategia global del agua de la firma, Alexandra Russo, debatieron sobre las posibles perspectivas de inversión en ambos sectores junto con Alberto D’Avenia, que dirige los esfuerzos de distribución de la firma en Estados Unidos y América Latina. Este evento puede verse de nuevo en este enlace (contraseña VIS_AliianzGI_09/28).
Bajo el título «Del agua a la inteligencia artificial: invertir en infraestructuras de nueva generación», AllianzGI analizó el papel de las infraestructuras en el desarrollo de ambos temas. En el caso de las infraestructuras hídricas, nos encontramos en un momento clave para la inversión en Estados Unidos, donde la administración Biden está planeando un estímulo masivo de infraestructuras para preparar al país para un mundo cada vez más digital y medioambientalmente sostenible, así como para el reto del cambio climático.
Con un nuevo plan de inversión de miles de millones de dólares, el compromiso de renovar las infraestructuras hídricas tiene un papel importante. Pero mientras que Estados Unidos está asumiendo un papel de liderazgo en su compromiso con el desarrollo y la innovación, los gobiernos de todo el mundo han comenzado a renovar sus infraestructuras hídricas por su cuenta, creando una oportunidad para que los inversores consigan una atractiva rentabilidad de la inversión mientras avanzan en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Alexandra Russo, especialista de producto de AllianzGI para el agua global, explicó que la oportunidad de invertir en infraestructuras hídricas a medio y largo plazo se debe a la escasez de agua que afecta a todo el planeta. Dado que con la población actual ya existe un problema de escasez en un mundo en el que el agua es necesaria no sólo para el consumo humano, sino para producir casi todos los bienes que usamos y consumimos, desde la ropa hasta la tecnología, es de esperar que a medida que la población crezca, los gobiernos y las empresas se centren cada vez más en ofrecer soluciones inteligentes de ahorro y gestión del agua.
«Dado que no hay alternativa al agua dulce, las empresas que ofrecen soluciones a retos reales, ya sea mejorando nuestras infraestructuras o ayudándonos a hacer más con menos… están bien posicionadas para capitalizar una oportunidad de crecimiento resiliente a largo plazo«, afirmó.
Algunos de los factores que impulsarán la inversión en infraestructuras hídricas son, además del crecimiento de la población, la urbanización, el aumento del nivel de vida, la electrificación y la preferencia por los alimentos que consumen mucha agua, como la carne, dijo. Por ejemplo, el aumento de la población que vive en las ciudades hará que se invierta en infraestructuras para abastecerse de agua y tratarla adecuadamente, y el aumento del nivel de vida provocará una mayor demanda de agua limpia y de calidad para uso doméstico, mientras que en los países en desarrollo la progresiva industrialización aumentará el consumo de agua. Por ejemplo, en un país industrializado como Estados Unidos, el uso industrial representa casi el 50% del consumo de agua.
Además, invertir en agua es una inversión sostenible en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, cuyo número 6 es «el acceso universal al agua potable segura y asequible para todos en 2030». Según Russo, más allá de invertir en empresas de distribución, es posible dirigir el capital hacia aquellas que están produciendo soluciones a los retos a los que nos enfrentamos. Dijo que las oportunidades incluyen «empresas que están ayudando a preservar y proteger nuestros suministros de agua existentes, o empresas que están creando la tecnología para hacer más con menos suministro de agua, como en la agricultura. También en empresas que nos ayudan a tratar el agua y filtrarla para que podamos beberla y saber que es segura», todo lo cual estaría en consonancia con ese objetivo.
En cuanto al enfoque de la inversión en este sector, Russo dijo que una aproximación basada en la inversión activa puede ser útil para identificar «aquellas empresas que están desarrollando tecnología y aportando soluciones» a los problemas del agua en el mundo. Hay que prestar especial atención a las empresas que tienen una parte importante de sus beneficios ligada al agua. «La escasez de agua no es algo que vaya a solucionarse, por lo que las empresas que están aportando las soluciones están bien posicionadas para ofrecer un apoyo a la inversión de largo alcance y además sirven para generar un impacto medioambiental positivo», dijo.
Inteligencia artificial: una apuesta por la productividad multisectorial
Por otro lado, los expertos de AllianzGI explicaron que la inversión en empresas que desarrollan productos y servicios que aprovechan la inteligencia artificial se perfila como una gran oportunidad potencial para obtener beneficios a corto y medio plazo en el contexto de lo que muchos ya llaman la «cuarta revolución industrial». Para James Chen, gestor de carteras de inteligencia artificial de Allianz Global Investors, la IA es una «fuerza transformadora que va a provocar un cambio profundo en la economía».
De hecho, la tecnología basada en la IA ya ha ido más allá de la industria digital y se está desplegando en muchos otros sectores, como la agricultura y la sanidad, dijo. Preguntado por el potencial de la IA para mejorar el problema del agua, Chen dijo que la construcción de infraestructuras hídricas proporcionará una gran cantidad de datos acumulados que podrían ser gestionados más eficazmente por esta nueva tecnología.
Aunque, según Chen, el desarrollo de la IA se encuentra en una fase temprana y se necesitarán décadas para que los ordenadores sean capaces de operar con la misma eficacia, o incluso superar, la capacidad de un ser humano, en los próximos 10-20 años la tecnología basada en la IA impulsará un aumento de la productividad, lo que la convierte en un valor de inversión seguro. «En concreto, la inteligencia artificial podría valer hasta 15,7 billones de euros en 2030, lo que supone más que el PIB de China e India juntos», explicó Chen, citando una investigación de PwC.
Sin embargo, dijo Chen, conviene tener en cuenta que va a haber muchas oleadas de innovación e inversión y que, aunque la inversión en IA tiene el potencial de producir un retorno de la inversión más rápido que en otros sectores, puede haber períodos de estancamiento y crecimiento. Sin embargo, a largo plazo, la economía y la industria deberían beneficiarse en gran medida de la transformación que podría impulsar la inteligencia artificial, afirmó.
Además, para Chen, esta «cuarta revolución industrial» que liderará el desarrollo de la IA es compatible con los parámetros ESG. Por ejemplo, explicó, en el campo de la agricultura, la capacidad de eliminar el uso de pesticidas y aumentar el ahorro de agua podría permitir cultivos más ecológicos. En general, según Chen, la IA puede servir para mejorar los aspectos ASG en la industria, aunque en cada sector y cada empresa las aplicaciones de esta nueva tecnología son muy diferentes y no existe un enfoque universal para vincular la inteligencia artificial y los ASG.