Después de un 2021 muy bueno para las bolsas, desde Tressis advierten de que 2022 no será una copia del pasado año, y que las bolsas serán mucho más volátiles. Asimismo, lo definen como un año «clave», ya que puede ser el año en el que nos acostumbremos a vivir con la pandemia y se preguntan si será su fin, desde el punto de vista económico y financiero.
“La última ola ha demostrado que el impacto económico es menor y las restricciones son menos agresivas. Este año es clave porque no puedes esconderte debajo de la pandemia para disfrazar fracasos o éxitos de las gestiones. Es el año de la resaca: el año pasado se recalentó la economía con el mayor estímulo fiscal y monetario, añadido al efecto reapertura, y este año ya compararemos con niveles normalizados”, explica Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis.
En cuanto al crecimiento global, los expertos de la entidad creen que se moverá alrededor del 4%. “Estamos viviendo la evidencia de la revisión a la baja de las estimaciones que se habían hecho en 2021. En 2020, las estimaciones ponían a la Unión Europea como la economía que iba a crecer más y se queda como la última, junto con Reino Unido. EE.UU. mantiene esas estimaciones de un crecimiento ligeramente por encima de la media”, señala Lacalle.
Pero, a pesar de que casi todos los países hayan recuperado los niveles de PIB previos a la pandemia, las secuelas perduran, como, por ejemplo, una mayor deuda o inflación. “Cuidado con lo que deseas porque a veces se cumple”, reflexiona José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis. Con este escenario económico, desde Tressis creen que los inversores deberán considerar tres factores para gestionar sus carteras: la ya mencionada inflación más persistente y la volatilidad de los mercados y la continuación de las tendencias a largo plazo.
Una inflación más persistente
“Desde Tressis prevemos que los efectos de la inflación serán más duraderos y nos preocupa la subida de precios y su carácter duradero por el efecto en el crecimiento y en las políticas de los bancos centrales, claro “sostén” de los mercados en los últimos años. Aún en este contexto, creemos que el entorno es favorable para la renta variable y otros activos de riesgo, como el capital privado”, explica José Miguel Maté.
Por su parte, para Daniel Lacalle, “los procesos inflacionarios siempre llegan después de años en los que los bancos centrales han aumentado masa monetaria por encima de la demanda de dinero. La inflación y el pobre efecto multiplicador de los estímulos fiscales reducen el potencial de crecimiento y de inversión”.
Esto supone que será necesario invertir en activos que se beneficien del aumento de precios, por lo que desde Tressis ponen el foco en la renta variable sobre la fija como la opción prioritaria de inversión para 2022. En concreto, la entidad señala la inversión en acciones de empresas cotizadas, aunque siendo siempre selectivos para buscar compañías que se adapten a un contexto de precios más altos y que puedan pasar este incremento de precios al consumidor. Los sectores más preparados para este contexto son: industria, tecnología (en segmentos de mayor valor añadido) y bancos, aunque también se muestran señales positivas en el sector farmacéutico.
Por otro lado, este contexto hace que sea un buen momento para tener algo de exposición en bonos ligados a la inflación, aquellos que se benefician de un aumento de los precios respecto al momento de compra.
De la misma manera que la bolsa, el capital privado de las empresas (acciones no cotizadas) también representa una buena oportunidad de inversión durante este año. Este activo presenta mayor rentabilidad que las acciones cotizadas y, además, permite invertir en compañías que se encuentran en momentos de crecimiento como en los denominados venture capital o private equity.
La volatilidad será uno de los principales protagonistas en 2022
Así, los analistas de Tressis recomiendan construir carteras con activos que puedan actuar como “protección” y apuestan por el dólar, el oro y los bonos de titulizaciones. De este modo, la entidad mantiene sus posiciones en esta divisa a la vez que juega un papel importante en la diversificación de sus carteras actuando como refugio en algunas ocasiones en las que el mercado entra en modo averso al riesgo.
El oro, por su parte, no debe ser perdido de vista, sobre todo por aportar cualidades como la diversificación, la protección frente al riesgo de estanflación y la cobertura ante escenarios de estrés de los mercados.
Por último, Tressis introduce la renta fija con respaldo de activos reales (titulizaciones) para dotar a este vehículo de inversión de menor riesgo. De este modo, apuestan por activos menos volátiles que la deuda tradicional, ya que, gracias a su doble protección, la del activo subyacente y la del emisor, su volatilidad es menor y, por tanto, son adecuados en momentos de estrés. Teniendo en cuenta que lo más probable es una normalización en los tipos de interés, la apuesta recae en invertir en duraciones medias de entre cuatro y seis años, prefiriendo renta fija corporativa a la renta fija de gobiernos, aunque se mantenga también esta última como protección.
Las grandes tendencias de inversión a largo plazo de los últimos años continuarán
En Tressis consideran que los mayores crecimientos se verán en sostenibilidad, tecnología y demografía. La pandemia ha traído grandes planes de recuperación que han pisado el acelerador en el área de la sostenibilidad, primando la transición energética y la seguridad alimentaria. Los objetivos medioambientales de la Comisión Europea han provocado que la inversión esté sesgada hacia las energías limpias y los mecanismos que promueven la reducción del CO2 dando lugar a inversiones sostenibles, tanto en renta fija como renta variable, que han ido ganando peso en las carteras. Por ello, la firma considera que se debe apostar por las inversiones ASG, tanto en las carteras sostenibles como en las tradiciones.
Otro de los grandes crecimientos será en tecnología y digitalización, piedra angular de todo el desarrollo de las megatendencias, por lo que apuestan por las grandes tecnológicas.
Para terminar, cabe mencionar el poder de la demografía para reducir la desigualdad entre los países desarrollados y emergentes, principalmente por el auge de las clases medias, sobre todo en Asia. El cambio de los patrones de consumo, así como el aumento de la esperanza de vida está impactando de forma positiva en la economía. Cuando la renta per cápita aumenta, las preferencias se centran en productos de mayor valor añadido, lo que hace que Tressis también apueste por el lujo como otro de los caballos ganadores en los próximos años.