La deuda emergente cuenta con un universo muy hetereogéneo y por eso su responsable en Standard Life Investments, Richard House, contesta rápidamente cuando le preguntamos, en el marco de una entrevista aprovechando una reciente visita a Madrid, si ya es momento de entrar en el activo: “Todo depende del segmento del mercado del que hablemos”, y añade que podría ser una buena idea empezar a comprar deuda emergente en moneda local, pero hacerlo en euros, no en dólares. El activo ha caído cerca de un 20% en lo que va de año (en euros) y ahora, debido a las bajas valoraciones, sería un buen momento para involucrarse, pues “podría ser un buen trade para el próximo año, vender euros y comprar deuda emergente en divisa local”.
Así, augura retornos en dólares del 5%-8%, pero en euros podrían alcanzar el doble dígito –en un entorno en el que hay más posibilidades de que el BCE aumente su QE que de que suba los tipos-, y el experto habla de retornos del 10%-15%, tanto por la evolución a la baja del euro como por la posible recuperación de las divisas del mundo en desarrollo y también ante la posibilidad de que haya “historias de turnaround” en el mundo emergente. Porque, dice, si hace 20 años, la crisis en un mercado afectaba a los demás, ahora no hay tal contagio y hay grandes diferencias entre mercados.
Hablando de divisas emergentes, House comenta que “están baratas por primera vez en muchos años” y explica que, con la potencial subida de tipos de la Fed, algunos bancos centrales del mundo en desarrollo subirán tipos para apoyar a sus divisas, como México o Colombia (que ya los subió recientemente). Así, le gusta el peso colombiano, mexicano o dominicano; también apuesta por las divisas de Filipinas e Indonesia, y evita el dólar de Singapur, Malasia, y dentro de Latam, se aleja de Chile y Perú.
Apuestas en Latinoamérica
House habla tiene una fuerte convicción en Colombia, donde la divisa ha caído mucho y su debilidad juega a favor de un país con un gran carácter exportador y que ha implementado políticas que han adaptado la divisa a las caídas en el precio del petróleo para mantener los precios constantes, algo muy positivo, dice. Juzga positivamente la situación de su balanza por cuenta corriente y es positivo con la deuda externa en dólares del país, aunque en los últimos tiempos ha empezado a apostar por la divisa local. En México también es positivo, ante las reformas implementadas, la cercanía a EE.UU. y las políticas de su banco central que previsiblemente seguirán a la Fed y apoyarán su divisa.
Sin embargo evita Chile, por su sensibilidad exportadora hacia China y hacia el negocio de las materias primas, las mismas razones que le llevan a estar fuera de países como Malasia. “Sí, estamos jugando el tema de los exportadores e importadores de petróleo en la cartera”, dice; en este sentido, México, Colombia o India se ven beneficiados.
Sobre Brasil, House es escéptico: las valoraciones son atractivas pero la macro es “terrible” y hay muchas incertidumbres, de ahí que solo lo juegue de forma táctica (con apuestas como Petrobras, bajo la convicción de que es una empresa clave para el país que el Gobierno no dejará quebrar). En su opinión, si hay más agencias, como ya ha hecho S&P, que rebajen su rating por debajo del grado de inversión, eso forzará un cambio en el país, y más reformas.
¿Cuáles son los riesgos?
Pero estar en emergentes sigue teniendo riesgos. En primer lugar, la liquidez, aunque House matiza que ése es ahora un problema para todo el mundo, debido al mundo que han dejado los cambios regulatorios. Desde el punto de vista macro, hay dos grandes riesgos: la Fed y China. Con respecto al primero, destaca que los países más afectados por las subidas de tipos serán aquellos que toman prestado y se financian en dólares y sitúa en esta parte a mercados como Turquía o Suráfrica, que evita. Pero matiza que el efecto de la Fed no tiene por qué ser dañino porque, mirando la historia, las últimas veces que hubo subidas de tasas (en 2004-2006 y en 1999-2000), los mercados incluso ganaron porque “los movimientos siempre están en precio” y además ahora las valoraciones son muy bajas.
Con respecto a la volatilidad en China y su impacto, también cree que hay mucho ya en precio en la deuda emergente, y asegura que, para invertir, China es más una historia de renta variable que de renta fija.
Y apunta un riesgo más: el ritmo de crecimiento de las emisiones, sobre todo las soberanas en divisa local y también la deuda externa corporativa, lo que indica mayores necesidades de financiación de estos mercados y las necesidades de refinanciaciones.
La macro manda
En la gestora tienen estrategias distinas, de deuda pública, privada y sin restricciones o mixtas, lanzada esta última en abril y que está empezando a tomar más posiciones en deuda local, que evita países con problemas (Brasil, Turquía o Suráfrica) y que encuentra en los mercados frontera, como República Dominicana, Líbano o Marruecos, muchas oportunidades. Todas ellas, gestionadas con un sesgo macro que les lleva a tomar o no posiciones en los distintos mercados.
Ese sesgo les lleva ahora a jugar temas como un petróleo barato (estando largos en países como Kazakhstan, Azerbaijan o Colombia y evitando divisas de países bajo presión como el rublo ruso o la divisa nigeriana); candidatos a subidas de rating (Hungría, Paraguay o Costa del Marfil); un momento de reformas (México e India) o a evitar historias negativas (Argentina, Venezuela, Ucrania, Suráfrica o Turquía).