El 5G, la nube, la ciberseguridad y el edge computing son áreas cruciales para el futuro de la movilidad y el desarrollo de los vehículos autónomos. En opinión de Rob Zeuthen, gestor del BNY Mellon Mobility Innovation Fund, éstos jugarán un papel crucial en la economía del futuro, así como en las ciudades. En esta entrevista, hemos abordado con este gestor de Newton, parte de BNY Mellon IM, qué significa el futuro de la movilidad para los inversores.
¿Cuáles considera que serán los catalizadores de la movilidad sostenible? ¿Y cuándo estima que sea una realidad?
La presión regulatoria está obligando a los grupos de automoción a desarrollar más vehículos eléctricos a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Esto está impulsando la innovación y no hará más que intensificarse con el tiempo, gracias a planes gubernamentales para el abandono de los motores de combustión interna. A medida que los vehículos eléctricos se hacen más eficientes y asequibles, ganan aceptación entre el público en general, elevando las ventas y los beneficios de las primeras empresas en adaptarse.
Por otro lado, los avances impulsados por estos catalizadores, empieza a ser una realidad ahora mismo. Igual las carreteras no están plagadas de coches autónomos pero sí están disponibles muchas de sus funciones en los coches que circulan hoy en día por ellas. A esto nos referimos con el asistente de aparcamiento, el freno automático ante sospecha de colisión, la cámara 360 grados, entre otros. Todas estas son prestaciones que, mejoradas y en conjunto, serán el eje de la movilidad autónoma en el futuro.
¿Qué nuevos mercados abre el desarrollo de la movilidad sostenible?
Los coches estarán conectados entre sí y a la infraestructura que los rodea (como por ejemplo otros vehículos, peatones y edificios), lo cual elevará su seguridad y la eficiencia del tráfico. Los sistemas conectados permitirán la asignación óptima de plazas de aparcamiento, con lo que el tiempo de desplazamiento se reducirá. Las nuevas fuentes de energía y formas de transporte reducirán enormemente las emisiones, tanto de contaminación como de ruido.
La innovación en movilidad se halla en un estado de flujo constante: las empresas penetran en nuevos mercados, las nuevas tecnologías trastocan el statu quo, las preferencias del consumidor cambian y las autoridades aprueban nuevas leyes. A medida que evoluciona el tema, se perfilan nuevos mercados y nuevos líderes capaces de crecer y de aportar fuertes rentabilidades futuras a los inversores.
En ocasiones hablamos de la llegada de la movilidad sostenible a los núcleos urbanos como algo aislado, pero está estrechamente conectado con la electrificación de las ciudades y la descarbonización de las economías. ¿Qué oportunidades de inversión se pueden identificar si nos basamos en esta visión de conjunto?
En este sentido vemos cuatro ámbitos clave donde se pueden identificar oportunidades de inversión: vehículos autónomos, electrificación, cibernética y el uso compartido de los vehículos (carsharing).
Los vehículos de hoy en día están cada vez más conectados al mundo que los rodea y parecen de forma creciente smartphones sobre ruedas. Al aumentar el contenido de software y el número de sensores por coche, los vehículos actuales se están transformando en nuevas plataformas cibernéticas que generan enormes cantidades de datos. Esta información se analiza para proporcionar mayores niveles de eficiencia y de seguridad.
La movilidad compartida evolucionará desde los servicios como Uber y Lyft hasta la transición del consumidor del vehículo de propiedad a modelos de suscripción, lo cual también conducirá a relaciones más amplias de uso compartido de datos. A medida que las leyes de privacidad se implementan en todo el mundo, las empresas y los consumidores empiezan a redefinir cómo se comparten, almacenan y rentabilizan los datos.
Los coches autónomos (sin conductor) todavía son cosa del futuro. Antes de que se hagan realidad, seguiremos asistiendo a la introducción de más funcionalidades e infraestructura inteligentes que se adaptarán tanto a nosotros como a nuestros vehículos existentes.
La industria de la movilidad ha invertido miles de millones de dólares para introducir sistemas de propulsión eléctricos al mercado. Estos sistemas tienen potencial de reducir las emisiones del transporte, que representan un 25% de las emisiones totales a nivel mundial. Gracias a esta inversión, los motores eléctricos se están acercando al punto de inflexión en que sustituirán a motores de explosión que llevan utilizándose más de un siglo. Hoy en día no solo vemos una oportunidad para invertir en coches eléctricos, sino también en otros tipos de vehículos como camiones comerciales, autobuses, bicicletas y, en el futuro, aviones. Dicho esto, es una suma de variables y cambios los que harán que las costumbres referentes a la movilidad cambien y que sean cada vez más sostenibles.
En el desarrollo de la movilidad sostenible se ha puesto mucha atención en la parte de baterías, como ocurre con el vehículo eléctrico. ¿Qué otras industrias o sectores pueden tener un papel relevante, y por lo tanto ser una buena oportunidad de inversión, pero pasan más desapercibidas?
El hidrógeno, por ejemplo, podría convertirse en el próximo actor dominante en las energías renovables a medida que las condiciones macroeconómicas favorables impulsen la adopción, la asequibilidad y la innovación. En comparación con los vehículos de batería, una de las ventajas de los vehículos eléctricos de pila de combustible (FCEV), impulsados por hidrógeno, es que los tiempos de repostaje son más rápidos, lo que supone una interrupción menor en la ruta del conductor. Aunque el coste no es el ideal, ya que los camiones FCEV son aproximadamente tres veces más caros que sus homólogos diésel, podría reducirse a 1,2 veces el coste del diésel en 2030, según el Consejo del Hidrógeno. También vemos potencial de crecimiento en los autobuses y los trenes, ya que cuentan con rutas fijas en las que puede ubicarse la infraestructura de repostaje para facilitar el acceso.
Otra área donde vemos oportunidades es en el espacio exterior. Con el tiempo, el acceso más barato al espacio debería permitir el florecimiento de otras empresas. Mientras tanto, la reducción de los costes de los propios satélites, así como la disminución de los costes de lanzamiento, significa que cada vez más empresas considerarán la posibilidad de crear sus propias redes y constelaciones de satélites. Lanzar y mantener los satélites y sus redes es solo una parte de la oportunidad. Esperamos ver una oportunidad creciente en el floreciente ecosistema de apoyo, desde los suministros de materiales y equipos, hasta los datos y análisis basados en el espacio.
En este sentido, áreas como conectividad, conducción autónoma, conducción compartida o 5G parecen estar entre los grandes ganadores. ¿Qué potencial ven los gestores del BNY Mellon Mobility Innovation Fund en ellos?
Estas nuevas tecnologías, pronto omnipresentes, abarcan todo un ecosistema de empresas. Por ello, los inversores que deseen exponerse a estos avances tecnológicos pueden encontrar oportunidades de inversión atractivas en toda la cadena de valor. Es interesante observar que el universo de las empresas de movilidad no solo está compuesto por empresas punteras y de beta alto. De hecho, muchas empresas tradicionales de automóviles, fabricantes de productos electrónicos, proveedores de productos básicos y empresas químicas son contribuyentes importantes a la innovación en materia de movilidad.
Las empresas de interés pueden estar en diferentes partes del mundo, ya que el movimiento hacia la movilidad inteligente es global. Por ejemplo, hay productores de materias primas prometedores, una empresa de inteligencia artificial en Rusia, varias compañías automovilísticas en Japón, una empresa de robótica en Suiza, un fabricante de cables italiano, un grupo de piezas de automóviles surcoreano, una empresa de tecnología de baterías en China y diversas empresas estadounidenses, desde las que operan en semiconductores y sensores para automóviles, hasta software de visualización de datos.
¿Cómo se ordenan todas estas ideas, tendencias y oportunidades en una propuesta concreta de inversión? ¿Cómo puede participar el inversor de todo ello?
El proceso de inversión permite al equipo concentrarse en ideas temáticas como la movilidad, que presentan potencial a largo plazo a través de ideas existentes y en evolución en toda la cadena de suministro, desde las mineras que extraen las materias primas para baterías eléctricas y las empresas que las fabrican hasta los grupos de automoción que distribuyen el producto final al consumidor. Siempre teniendo en cuenta que el universo de inversión en movilidad es fundamentalmente global. De hecho, para ordenar las ideas, como bien comentas, el equipo ha establecido cuatro catalizadores clave que impulsarán la innovación en movilidad: la conectividad, la conducción autónoma, la conducción compartida y la electrificación.
Los inversores tienen la oportunidad de invertir en estas áreas de crecimiento futuro en un momento de entrada temprano, y en un momento en que, en nuestra opinión, la escala de la transformación que se avecina en el segmento de la movilidad inteligente todavía no está reflejada en las cotizaciones. Es probable que las empresas innovadoras en el área de la movilidad inteligente se conviertan en los líderes del mercado.
¿Con qué visión abordan ustedes la inversión en movilidad sostenible?
Los factores ESG están integrados en nuestro proceso, ya que evaluamos cómo están posicionadas las empresas para influir en los resultados y mejorarlos. Aunque el sector de la movilidad está muy expuesto al transporte, que contribuye de forma sustancial a las emisiones, la estrategia puede colaborar con las empresas y promover un comportamiento más sostenible. Por un lado, dado el énfasis en la tecnología y los coches eléctricos, es posible que haya quien piense que la ESG encaja automáticamente en el universo de la movilidad. Por otro lado, es fácil argumentar lo contrario, ya que el sector del transporte es uno de los que más emisiones de carbono genera. Y, aunque este sector está abandonando gradualmente los combustibles fósiles, los coches eléctricos también consumen gran cantidad de recursos naturales como cobre, litio y cobalto. En lo que se refiere a la contaminación, los coches eléctricos pueden crear tantos problemas como los que solucionan. Sin embargo, a lo largo del ciclo de vida de un coche, los beneficios para el medio ambiente aumentan de forma considerable cuanto más ampliemos el periodo de análisis. Por defecto, un fondo como el BNY Mellon Mobility Innovation está expuesto a una de las principales fuentes de contaminación y eso es lo que debemos abordar en nuestra interacción con las empresas. Como inversores, podemos animar a las empresas a ser más sostenibles y ayudarlas a centrarse en lograr mejores resultados.
¿Qué estrategia consideran que es la más acertada para abordar este tema de inversión?
Para abordar un tema tan específico apostamos por un fondo temático de renta variable, de gestión activa, concentrado en la disrupción del transporte y áreas afines. Su interpretación del tema de la movilidad es suficientemente exhaustiva como para crear una cartera amplia y bien diversificada en términos sectoriales y de selección de valores. Dicho esto, entendemos que la gestión activa es capaz de encontrar las mejores oportunidades de inversión en el momento adecuado. De hecho, la estricta preselección y clasificación de acciones asegura que no existe deriva alguna y que todas las posiciones estén muy integradas en el tema o en el proceso de cambio de su negocio para lograrlo. En cualquier caso nos guiamos por un indicador de referencia: la rentabilidad del BNY Mellon Innovation Fund se mide frente a la del índice MSCI AC World Mid Cap NR (el índice de referencia). Aunque, como comentaba antes, al ser un fondo que se gestiona de forma activa: el gestor tiene plena discreción sobre si invertir o no en valores no incluidos en el índice de referencia, en base al objetivo de inversión y las políticas estipuladas en el folleto informativo.