Los bancos centrales de Europa y Estados Unidos pondrán en marcha la normalización de su política monetaria y las primeras subidas de tipos a lo largo de este año. En este contexto, ¿qué compañías se beneficiarán más de este entorno: las value o las growth? Según apuntan las reflexiones de las gestoras, hay que ir más allá de este enfoque para aprovechar las oportunidades de inversión.
En opinión de Mikko Ripatti, responsable de ventas para España y Portugal en DNB Asset Management, una vez que se estabilicen las subidas de tipos, la situación será mejor para las empresas de crecimiento secular, pero hasta entonces, “habrá viento en contra para las empresas growth y defensivas”. Según recuerda Ripatti, el principal interés de los mercados es la próxima subida de los tipos de interés. “Creemos que deberíamos tener un mejor terreno de juego para las empresas de crecimiento secular cuando los tipos se hayan estabilizado, pero hasta que el mercado adquiera la confianza de que las subidas de los tipos de interés no serán indefinidas, habrá viento en contra para las empresas growth y defensivas, y viento de cola para las cíclicas” afirma.
Misma valoración comparte Tilmann Galler, Global Market Strategist de JP Morgan AM, quien considera que las acciones value se benefician de la convicción, cada vez mayor, de que los bancos centrales podrán despedirse del persistente 0% y subir los tipos de interés de forma sustancial. “En parte, esto se debe a que las acciones financieras -un importante componente de la cesta actual de acciones value- tienden a beneficiarse del aumento de las tires de la deuda pública”, matiza Galler.
Desde la gestora consideran que la pandemia nos ha dejado la mayor brecha de valoración de la historia entre los segmentos growth y value. “El mejor comportamiento de las acciones growth frente al segmento value –una tendencia predominante durante la última década– catalizó adicionalmente con el rápido aumento de las ventas por Internet y la aceleración digital impulsados por la pandemia. Las restricciones a la movilidad beneficiaron a las tecnológicas, que son, con mucho, el sector con mayor ponderación en los índices growth. Por el contrario, los sectores de las finanzas y la energía –dos componentes clave en los índices value– sufrieron enormemente como consecuencia del parón en la actividad económica. Posteriormente, los bajos tipos de interés y unas curvas planas en los bonos gubernamentales exacerbaron la dispersión”, explican desde JP Morgan AM.
¿Qué pueden esperar ahora los inversores? JP Morgan AM recuerda una premisa básica, “mientras que las subidas de tipos tienden a beneficiar a algunos actores, también perjudican a otros. “Las finanzas y la energía, dos de los sectores value más importantes, mantienen sólidas correlaciones positivas con los aumentos en las tires de los bonos del Tesoro. Otros sectores cíclicos – como la industria y los materiales– tienden a mostrar también correlaciones positivas. Sin embargo, sus ponderaciones en los índices value y growth son razonablemente similares. Esta oportunidad de obtención de rentas también podría animar a los inversores a volver a invertir en acciones value. Sin embargo, esto no implica que los inversores deban abandonar por completo el segmento growth”, sostiene.
Su mensaje para los inversores es que “eviten caer en sesgos por la experiencia reciente”. En este sentido, la gestora recuerda que el último ciclo estuvo dominado por la rentabilidad de las acciones growth. “Sin embargo, ahora el panorama macro se asemeja más al ciclo de 2000 que al posterior a la crisis financiera global y, por tanto, conviene recordar que en el comienzo de siglo fueron las acciones value las que mejor se comportaron”, matizan desde JP Morgan AM.
¿Hacia una rotación?
Según algunas gestoras, el previsible mejor comportamiento de activos relacionados con los tipos de interés y la recuperación económica podría traducir en una rotación en las carteras ya que, según indica Federated Hermes, los inversores se habían reubicado en valores menos sensibles a la subida de tipos de interés. En opinión de Geir Lode, director de Renta Variable Global del negocio internacional de Federated Hermes, los inversores han estado preocupados por la Reserva Federal y la persistente inflación, pero pensaban que una fuerte temporada de ganancias contrarrestaría estas inquietudes.
“Sin embargo, las débiles cifras de las empresas tecnológicas han hecho que los inversores se reubiquen en valores menos sensibles a la subida de los tipos de interés. Además, a los inversores les preocupa que los responsables políticos sean demasiado lentos en la lucha contra la inflación, lo que provocaría subidas de los tipos de interés mucho más pronunciadas que harían menos atractivas las acciones”, reconoce Lode.
Ron Temple, jefe de renta variable estadounidense de Lazard Asset Management, añade que las presiones inflacionistas conducirán a una política monetaria divergente en los mercados desarrollados que aumentarán la volatilidad de los tipos, el crédito y los mercados de divisas. “Este contexto provocará una rotación de capital en el mercado de renta variable que se desplazará desde los valores de crecimiento altamente especulativos hacia valores de calidad más predecibles y, potencialmente, hacia otras bolsas de valores cíclicos y value”, argumenta. Temple considera que 2022 podría ser otro buen año para la renta variable mundial, en particular para los valores de calidad, cíclicos y value. Aunque matiza: “La selección de valores será la clave de rendimiento en un mercado volátil de mayor dispersión y cambios en los factores de riesgo y rentabilidad”.