El miércoles pasado, el fondo de inversión Valentum, de la gestora homónima –Valentum Asset Management, creada a finales de junio del año pasado-, vio caer su valor liquidativo cerca de un 4% debido a la debacle en bolsa de uno de los valores de su cartera, Burford Capital, precipitado –se dejó aproximadamente un 60% el pasado 7 de agosto- por el informe de Muddy Waters (inversor a corto) en el que realizaba diversas acusaciones a la compañía. Tras una reacción positiva de Burford defendiéndose de esas acusaciones, los gestores del fondo han decidido reducir su posición en la firma -en los últimos dos días, el valor liquidativo de Valentum ha logrado recuperarse ligeramente-, aunque dicen estar tranquilos porque se ha demostrado que las acusaciones sobre la quiebra e insolvencia de la compañía afectada son falsas.
Así lo cuentan en un comunicado informativo para sus inversores emitido el pasado viernes, en el que explican la situación, y su decisión de recortar su posición en el valor, que representaba un 8% de la cartera de Valentum antes de la caída. “Hemos decidido reducir algo nuestra posición (a precios por encima de 800 peniques, caída del 41% contra el cierre del lunes, subida del 113% frente a mínimos del martes) para llevarla a un peso acorde con la situación actual (estaremos muy pendientes a cómo trata la compañía en el corto plazo las demandas de recompra, listing y corporate governance), pero nos sentimos cómodos con la posición a estos precios, a pesar de la volatilidad elevadísima de los últimos días”, explican.
Los gestores indican que están tranquilos porque “la compañía no es un fraude ni insolvente”, aunque dicen haberse quedado fríos “con una reacción poco agresiva de la compañía”, a las acusaciones. “Han respondido bien a todos los asuntos contables (excepto una duda que nos asalta sobre el potencial pasivo de un caso en Arizona), pero queríamos una respuesta mucho más contundente en cuanto a recompra de acciones, listar el valor en EE.UU. (cotiza en el mercado alternativo inglés, equivalente al MAB español), cambios en el Consejo y sustitución de la directora financiera para eliminar cualquier duda. Siguen diciendo que estudiarán todos los temas, pero nos hubiera gustado que se hubieran puesto ya manos a la obra”, explican en Valentum.
Burford contestó a los puntos del informe acusatorio, añadiendo que los directivos comprarán acciones y que considerarán una recompra de acciones por parte de la propia compañía. También informó de la compra por parte de los fundadores de acciones por valor de 4 millones de dólares, algo insuficiente para los gestores de Valentum, que también critican que la firma ha sido vaga a la hora de determinar si la compañía comprará realmente acciones propias. De ahí su decisión de recortar su posición en el valor.
Un error… el peso de la posición
En este contexto, los gestores dicen que volverían a invertir en Burford, pero creen que han cometido un error en su peso: “El error, pensamos, ha sido el peso que le hemos dado a la compañía, teniendo en cuenta que había inversores con ganas de atacar el valor y que era sencillo hacerlo al tener una contabilidad complicada y con la directora financiera casada con el consejero delegado (le debimos dar más importancia, la mujer del César…). No hemos calibrado bien las posibilidades de que se produjese una reacción tan agresiva como la que se ha producido”, reconocen.
“Algunos partícipes se preguntarán por qué Burford tenía un peso tan elevado en nuestra cartera. Somos de la opinión de que tenemos que invertir porcentajes relevantes en compañías que vemos interesantes. En Burford fuimos subiendo el peso con la consecución de ciertas noticias positivas que no se vieron reflejadas en la cotización (acuerdo con fondo soberano y aumentos de rentabilidad), además de noticias negativas que sí afectaron negativamente pero que pensábamos que ofrecían una oportunidad al no afectar al valor del negocio. Las noticias que afectaron negativamente fueron un informe de un bróker negativo sin ninguna consistencia en nuestra opinión y el hecho de que los fondos de la gestora inglesa Woodford (que ha tenido que congelar sus fondos y probablemente tenga que vender sus posiciones) tenían una posición muy relevante en la compañía y podría crear presión vendedora en el valor. Decidimos aumentar la posición con intención de reducirla a precios superiores, pero fuimos poco ágiles a la hora de volver a reducir”, reconocen en su comunicado informativo de la semana pasada.
De ahora en adelante, ven múltiplos más bajos de cotización pero no descartan noticias positivas: “Lo cierto es que el múltiplo que el mercado aplicará ahora, muy posiblemente, sea significativamente inferior al que cotizaba anteriormente (mayor coste de capital) y se mirará con escepticismo el valor en libros de la compañía. Posiblemente los resultados a corto plazo no serán excelentes, ya que muchas inversiones darán sus frutos más hacia 2020”, advierten. Pero también creen en la posibilidad de buenas noticias a final de año sobre el caso Petersen.
La actuación
En la carta, la gestora explica que decidió invertir en esta compañía por tener un negocio muy interesante que considera acíclico, con unos crecimientos muy fuertes, un management experimentado e invertido en la compañía y una valoración interesante. “No es un fraude y no está quebrada”, insisten. “Lo que más nos puede preocupar son las potenciales demandas contra ellos de las que no han hablado, y que dicen están dormidas y con muy pocas posibilidades de prosperar”, reconocen y explican por qué no vendieron todas las posiciones ni las aumentaron con el fuerte recorte de precios sufrido.
En la gestora indican que, pese a lo ocurrido, están cómodos con su cartera: “En un entorno económico y de mercado muy cambiante, pensamos que tenemos compañías sólidas cuyos negocios siguen sanos y que son buenas candidatas para seguir aportando valor y componiendo resultados en el tiempo. Agradecemos las muestras de cariño de muchos partícipes estos días y comprendemos la frustración de tantos otros”, añaden en el comunicado. De hecho, los partícipes están reaccionando bien ante una caída nunca vista antes en el fondo, con muestras de agradecimiento por la transparencia y explicaciones ofrecidas por Valentum.
El fondo Valentum, antes en manos de Gesiuris, está gestionado por Jesús Domínguez y Luis de Blas, que montaron su propia gestora hace algo más de un año. La gestión, independiente, se basa en el análisis fundamental de las compañías cotizadas, con una perspectiva con una doble vertiente: value y momentum. El fondo tiene un patrimonio de 113,7 millones de euros (con datos del pasado jueves).
Quién es Burford
Burford Capital es una compañía que se dedica a financiar litigios. Es un sector relativamente joven, donde Burford es el mayor operador con una cuota por ellos estimada del 50%. “Funciona de forma similar a un fondo y un banco. Cuando una compañía quiere litigar, pero no tiene los fondos o no quiere hacer una inversión así con su propio capital, puede acudir a compañías como Burford que, o bien financian los costes (a un tipo elevado o una mezcla entre tipo de interés y derecho aparte de la conclusión del caso), o pueden directamente vender el caso a estas compañías que pagan por el activo y asumen la responsabilidad de llevar el caso a buen puerto. Burford utiliza su propio balance, pero también gestiona fondos con dinero de terceros”, explican los gestores del fondo en el comunicado. “Estas estrategias generan unos retornos muy elevados, pero tienen un elevado grado de riesgo, especialmente cuando la compañía (o fondo) que financia es pequeño y tiene pocos casos en cartera. Al ser Burford la más grande, es la que más diversificación tiene y la más exitosa por haber conseguido llegar a este tamaño”, indican.
El origen del problema estuvo en que Muddy Waters emitió un documento acusando a la compañía de diversas cuestiones. En resumen, alude a una contabilización agresiva del valor de ciertos casos en cartera, determinadas actuaciones dudosas, potenciales pasivos fuera de balance y de ser insolvente. Adicionalmente, cuestiona el Consejo de Administración y la relación entre el consejero delegado y la directora financiera (son matrimonio, algo no ideal pero conocido). “Algunas de las acusaciones que hace este informe nos parecen erróneas, otras son críticas que se han comentado ampliamente en mercado y se han discutido públicamente con los directivos de la compañía en los últimos tiempos, y el cálculo que se utiliza para aludir a la supuesta insolvencia de la compañía está mal hecho (resta la deuda, que además considera que vence ya, pero no cuenta con la caja que la compañía tiene y la que recibirá por litigios en curso). La duda que nos queda son los posibles pasivos por una demanda pasada a las que Burford no da importancia. Hemos investigado el estado de la demanda y, pese a que hay posibilidades de que el juez desestime el caso, por la documentación a la que hemos podido acceder, pensamos que todavía no está claro”, indican desde el fondo de inversión.