¡Bienvenidos a 2022! Si algo ha marcado estas fiestas a nivel mundial ha sido la presencia de mascarillas en nuestras reuniones de familiares y amigos, además de las numerosas cuarentenas de nuestros allegados. La pandemia sigue muy presente en nuestras vidas y economías debido al alza de la variante ómicron del coronavirus. La buena noticia es que partimos de un punto totalmente diferente al de hace año gracias a las vacunas.
Según los datos que recoge Our World in Data, el 57% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna. Por poner algunos ejemplos, países como los Emiratos Árabes Unidos, Cuba, Portugal, Chile, Singapur, Canadá, Italia, Japón, Francia o Brasil, tienen como mínimo el 78% de su población protegida con una dosis.
En opinión de Vincent Chaigneau, director de Análisis de Generali Investments, se puede interpretar que la pandemia es “solo” un viento de cola. “Hemos terminado 2021 mientras surgía otra ola del coronavirus, la quinta a nivel mundial. Las mutaciones tienden a hacer que los virus sean más contagiosos, pero menos letales; los primeros indicios sobre ómicron sugieren lo mismo. Hasta ahora, las vacunas han hecho un gran trabajo disminuyendo las hospitalizaciones y muertes por COVID-19 del número de casos. Pero estas han sido menos efectivas a la hora de mitigar el contagio; incluso la OMS ha reconocido que no son efectivas como se podría pensar. Esto crea un riesgo de que las mutaciones produzcan una variante que escape completamente a la protección individual de la vacuna. Esto causaría estragos en nuestra vida social y a nivel económico de manera global”, advierte Chaigneau.
Según Saurabh Lele, analista senior de Commodities de Loomis Sayles (firma afiliada a Natixis IM), tomará tiempo lograr la inmunidad necesaria para una exitosa reapertura global. “Beta, delta u ómicron, cada variante emergente del virus de SARS-COVID-2 (virus causante del COVID-19) despierta algo de incertidumbre en los mercados a la vez que los inversores se preparan para el impacto potencial. Es importante poner atención a las nuevas variantes, pero creo que los inversionistas deben planear un escenario a largo plazo: una prolongada transición de las condiciones pandémicas a endémicas. De acuerdo con el CDC, los virus endémicos mantienen una constante presencia ante la ausencia de intervención. La gripe común es un ejemplo. El COVID-19 probablemente se va a volver endémico, pero no hasta que las agencias de salud pública puedan con seguridad eliminar todas sus intervenciones. A continuación, explico porque este proceso podría llevar un largo tiempo y comparto las implicaciones potenciales para la economía global”, explica la analista.
Para Lele esta larga transición hacia las condiciones endémicas estará marcada por las tendencias y disrupciones como “brotes de crecimiento económico deslucidos o de corto plazo a la vez que las variantes surgen y se controlan; continuos retos para la cadena de suministro, rotando de sector en sector; giros demográficos; una continua desglobalización y una mayor regionalización; y un aumento de la migración lejos de los centros urbanos”. Además, según sus estimaciones, el crecimiento global podría estar por debajo de su potencial completo, y mostrar disparidad entre unos países y otros.
Un año de crecimiento
Sin embargo, y poniendo un visión esperanzadora a esta primera semana del año, el experto de Generali Investments, recuerda: “El escenario central es que las vacunas sigan reduciendo eficazmente la gravedad de los casos. Los nuevos medicamentos y tratamientos también contribuirán a reducir la amenaza en 2022, por lo que suponemos que las nuevas oleadas no harán descarrilar la recuperación”.
Una recuperación que se traducirá, según las expectativas de Natixis IM Solutions, en un crecimiento fuerte en los mercados desarrollados durante la primera mitad del año, seguido de una normalización gradual en la segunda mitad. “De cara a 2022, nos encontramos con una perspectiva positiva sobre el crecimiento, ya que Europa y EE.UU. parecen decididos a evitar la austeridad. Nuestro escenario económico para 2022 se basa en que el crecimiento seguirá estando por encima de la tendencia durante el primer semestre del próximo año, especialmente en los mercados desarrollados, ya que el gasto de los consumidores sigue siendo especialmente fuerte, apoyado por el considerable exceso de ahorro acumulado durante los diversos cierres», explican James Beaumont y Nuno Teixeira, analistas de Natixis IM Solutions.
Sobre la segunda mitad del año, añaden: “Esperamos que el crecimiento se normalice a medida que la fuerte reapertura llegue a su fin, se gaste el exceso de ahorro y se retiren las medidas de estímulo de emergencia».
Sostenibilidad y transición energética
La tercera gran tendencia tendencia que veremos este año es la transición energética, que tiene en la inversión sostenible su mayor exponente. “Para los inversores orientados a la sostenibilidad, 2021 fue un año dominado por los prolegómenos y las conclusiones de las deliberaciones en torno al cambio climático que acogió la COP26, celebrada en noviembre en Glasgow (Escocia)”, resume Jenn-Hui Tan, responsable mundial de supervisión e inversión sostenible de Fidelity, para contextualizar cuál es nuestro punto de partida este año.
En términos de sostenibilidad, para Tan, conforme nos adentramos en 2022, la atención gravitará en torno a tres grandes cuestiones: la deforestación, la transición justa y la doble materialidad.
En este sentido, una alentadora conclusión de la COP26 fue el compromiso de más de 100 líderes mundiales para poner fin a la deforestación en 2030. “Poner fin a la deforestación es esencial para detener el cambio climático y proteger la biodiversidad del planeta. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es solo una parte de la batalla; también necesitamos eliminar activamente carbono de la atmósfera si queremos tener probabilidades de alcanzar los objetivos mundiales para mediados de siglo en materia de reducción del calentamiento global y neutralidad en emisiones”, afirma el responsable de Fidelity.
Algo muy relevante en su opinión es lograr que esta transición sea justa. “Los países ricos se enriquecieron a lomos de las emisiones de carbono generadas por la industrialización. Es cierto que ahora están liderando los esfuerzos de descarbonización, pero el impulso para alcanzar la neutralidad no debería impedir a las economías en desarrollo prosperar ni a los trabajadores desplazados por tecnologías menos contaminantes encontrar un empleo provechoso. Eso es lo que significa una transición justa”, destaca Tan.
Según su visión, el sector privado tiene un papel clave que desempeñar para facilitar la transición hacia una energía no contaminante, pero de modo que se escalen adecuadamente las alternativas genuinas para la generación de la energía básica en los numerosos países que siguen dependiendo de los combustibles fósiles, abordando al mismo tiempo los retos sociales de los trabajadores y las comunidades afectadas por la transición. “En la carrera para alcanzar la neutralidad en emisiones, no podemos permitirnos el lujo de dejar a nadie atrás”, concluye.
Por último, en opinión de Robert Minter, director de Estrategia de Inversión en ETFs de abrdn, la transición energética es uno de los mayores y más costosos proyectos que el ser humano ha intentado jamás. “En los próximos años, una parte sustancial del PIB mundial se utilizará para cambiar la producción de energía de los combustibles fósiles a los metales industriales y los materiales de las baterías. A menos que sea carpintero, no se distraiga con los precios de la madera, invierta en lo que cree que será el futuro”, advierte.