Si bien las acciones de gran capitalización suelen acaparar los titulares, las empresas de pequeña y mediana capitalización son las que en realidad representan el latido de la economía estadounidense. Así lo explicó Bob Kaynor, Head of US Small and Mid-Cap Equities en Schroders, en un nuevo Virtual Investment Summit que contó con la presencia de William M. Gambardella, Head of Offshore Solutions en Morgan Stanley Wealth Management Global Investment Office (GIO), como moderador.
En su gestión, Schroders limita el universo de empresas de pequeña y mediana capitalización estadounidenses a aquellas compañías cuya capitalización bursátil se encuentra entre los 300 millones de dólares -una capitalización menor a esta cifra supone aceptar una cantidad significativa de riesgo de liquidez- y los 12.000 millones de dólares (12 billones en nomenclatura anglosajona). Estos límites son flexibles, pues la composición de los índices de referencia cambia cada año, pero se podría decir que la media ponderada se encuentra sobre los 7.000 millones de dólares (o 7 billones).
“Con una menor concentración por acciones y sectores que en el índice S&P 500, es realmente en las empresas de pequeña y mediana capitalización donde se puede sentir un ligero optimismo conforme la economía comienza a reabrirse”, explicó Bob Kaynor.
Las valoraciones
Las empresas de pequeña y mediana capitalización están cotizando en unos múltiplos de 21x sobre los beneficios y en torno a 16x sobre los beneficios esperados. Estas cifras pueden parecer razonables teniendo en cuenta el nivel actual de los tipos de interés. Pero se trata de un universo diversificado, por lo que hay varias oportunidades para encontrar empresas e industrias que van a experimentar un crecimiento diferenciado al que puedan estar señalando las acciones de gran capitalización.
En la opinión de Kaynor, los rendimientos que se obtuvieron el pasado año se explican a partir de una expansión en los múltiplos gracias a los significativos programas de estímulos monetarios y fiscales anunciados. Si bien los mercados han anticipado una recuperación en los ingresos, de cara a 2021 y 2022 es muy importante que estas expectativas se cumplan porque no se puede esperar unos rendimientos elevados con una ausencia de beneficios.
El foco en la economía doméstica
Cuando se examina la composición de los ingresos del universo de empresas de pequeña y mediana capitalización, alrededor de un 22% de los ingresos procede de otras regiones frente al 33% del índice S&P 500.
Estados Unidos tiene una economía global. Incluso en el segmento de empresas de mediana y pequeña capitalización, muchas de las empresas seleccionadas por Schroders en su estrategia desarrollan parte de su negocio de forma internacional. En consecuencia, la debilidad o fortaleza del dólar podría tener un cierto impacto en su actividad. No obstante, en líneas generales, este segmento tiene un mayor foco en la economía doméstica que en la economía global. Cuando un inversor asigna una parte de sus activos en este universo está realmente apostando por una mejora en la economía estadounidense.
Los efectos de la administración Biden
Nos encontramos en un entorno en el que las políticas monetarias y fiscales en Estados Unidos están trabajando de forma conjunta para obtener una recuperación tanto en los activos financieros como en la economía real. Conforme nos adentramos en 2021, para llegar a la reapertura de la economía, se necesitaría realizar una transición del apoyo de las políticas monetarias y fiscales al crecimiento real.
Según Kaynor, se podría argumentar que las políticas fiscales promueven la inflación y los sectores cíclicos. Estos estímulos podrían favorecer al universo de las acciones de pequeña y mediana capitalización, pues al contrario de lo que sucede en el S&P 500, no depende tanto de un grupo reducido de acciones con unos múltiplos altamente elevados que se benefician del crecimiento secular para determinar los rendimientos del índice de referencia.
La concentración de los índices de gran capitalización
Cuando se examina el índice S&P 500, las cinco mayores acciones por capitalización bursátil -las también llamadas “FAMAG”, Apple, Microsoft, Amazon, Facebook y Alphabet (Google)- representan cerca del 25% de su capitalización total. En cambio, cuando se exploran los índices de referencia para el universo de pequeña y mediana capitalización, las cinco mayores acciones tienen un peso del 2,5%.
Un inversor en renta variable estadounidense de gran capitalización necesita tener exposición en esas cinco acciones. Mientras que en el mercado de pequeña y mediana capitalización existe un riesgo muy pequeño si no se tiene exposición a alguna de las acciones que componen el universo. El sector tecnológico representa un 15% del índice de referencia, pero ese porcentaje se duplica en el universo de gran capitalización. Las empresas US Small and Mid Caps presentan un sesgo mayor hacia los sectores industrial, de bienes de consumo y financiero -con exposición a bancos regionales-, de nuevo, sectores más cercanos a la actividad real de la economía estadounidense.
Un balance entre riesgo y valor
Este universo permite gestionar el riesgo añadiendo al mismo tiempo valor. Si se examinan los rendimientos ajustados al riesgo en un horizonte a largo plazo, se puede observar que ofrecen una mayor rentabilidad en relación con la volatilidad adicional en la que incurren que en cualquier otra parte del mercado. En las empresas de pequeña capitalización existe un mayor riesgo en compensación por la exposición al dinamismo que se está buscando al invertir en ellas. Los inversores de este segmento deben tener una mayor tolerancia a este riesgo. Conforme nos movemos hacia empresas de mediana capitalización, el mercado muestra un cierto grado de ineficiencia, sin necesidad de tomar una cantidad de riesgo excesiva, existe la oportunidad de identificar alfa y todavía se puede gestionar el riesgo de la cartera dada la naturaleza diversificada del universo.
El sector industrial es el sector con más peso dentro del índice y probablemente el segmento donde se presenten más oportunidades. A medida que la economía se recupere, habrá un incremento del gasto en infraestructura y en bienes de capital, invirtiendo en la mejora de las cadenas de suministros o los procesos de automatización de las fábricas. Esto repercutirá en estas empresas con rendimientos basados en la economía real en lugar de en la economía financiera.
El sector tecnológico
En el sector tecnológico tienen una preferencia por las empresas productoras de semiconductores en contraste con las empresas de software de un rápido crecimiento, en las que con unos múltiplos de valor de empresa por ingresos (EV/R) de 18x, no tienen tanto atractivo.
Históricamente, las empresas semiconductores eran percibidos como la parte cíclica del sector tecnológico mientras que las empresas de software eran percibidas como las de crecimiento secular. Con una mayor presencia de los semiconductores en los procesos automatizados de otras industrias, como, por ejemplo, la automovilística o de telecomunicaciones, esta percepción está cambiando.
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