El Banco de Inglaterra vuelve a sorprender a los mercados, esta vez, con un mantenimiento de los tipos a contracorriente del consenso de expertos, en este caso en el 5,25%. Siguió los pasos de la Fed y el BCE, en lo que algunos expertos califican de ‘pausa táctica’.
Es el caso de Franco Macchiavelli, responsable de análisis en Admirals España, que cree que la autoridad monetaria británica prefiere estar a la espera de ver mejoras en los futuros datos económicos y evitar causar un excesivo endurecimiento monetario que termine en un aterrizaje duro. El experto recuerda, no obstante, que la inflación aún triplica el objetivo del organismo, al situarse en el 6,7% en agosto y se muestra preocupado por la tasa subyacente del IPC británico.
Para Oliver Blackbourn, gestor de multiactivos de Janus Henderson, la decisión del Banco de Inglaterra de hacer una pausa con la inflación todavía en niveles elevados va a causar “consternación en algunos rincones”. Justifica esta opinión con una comparación clara: la Reserva Federal dejó de subir tipos por primera vez con una inflación cercana al 4%, mientras que el BoE ha optado por lo mismo con un IPC aún por encima del 6%. “El mandato del Gobernador Bailey ha sido testigo de varios errores de comunicación y esta pausa tiene el potencial de ser vista como un nuevo error en caso de que la inflación resulte ser más pegajosa de lo esperado”, afirma el experto.
Es más, Blackbourn vaticina que si BoE suaviza su actitud, “corre el riesgo de acelerar la depreciación de la libra esterlina, un factor que podría provocar presiones al alza de los precios en un momento en que la cotización del petróleo ha subido y los aumentos salariales siguen siendo muy fuertes”. En definitiva, el experto se fija en el mercado de gilts para concluir que el Banco de Inglaterra “sigue adoleciendo de menor credibilidad que la Fed o el BCE, ya que las tasas de inflación implícitas se mantienen significativamente por encima de las compatibles con el objetivo”.
Katrin Löhken, economista en el Reino Unido y Japón en DWS, destaca que la votación sobre tipos de interés estuvo reñida: cinco miembros del comité votaron a favor de mantener el tipo de interés oficial en el 5,25%. Los otros cuatro se mostraron a favor de una nueva subida de tipos de 25 puntos básicos. Esta divergencia “refleja opiniones muy diferentes sobre la dinámica económica y de precios en el Reino Unido”, pero, en cualquier caso, “el nivel actual de los tipos de interés oficiales ya es restrictivo”. Asimismo, Löhken resalta la interpretación del comité del último dato de inflación, que bajó más de lo esperado, ya que “ha interpretado este hecho como el inicio de una tendencia a la baja de los precios”.
Para los estrategas de Bank of America, la pausa del último encuentro del Banco de Inglaterra en el 5,25%, es una razón suficiente como para cambiar su opinión con respecto a la política monetaria de la entidad, Ahora, esperan que el Banco de Inglaterra mantenga los tipos en el 5,25% hasta 2024, frente a su estimación anterior que apuntaba a un mantenimiento de los tipos del 5,5% hasta 2024. Además, ahora calculan cuatro recortes de tipos en 2025, uno menos que antes. En definitiva, “menos subidas ahora sustituidas por menos recortes más adelante”.
La firma destaca que las actas de la decisión “sugieren que el BoE está cambiando de énfasis”, primero, alejándose de los indicadores rezagados de la presión inflacionista, como los salarios y la inflación, y acercándose a indicadores adelantados como la capacidad ociosa y el crecimiento. Y en segundo lugar, se aleja de las subidas adicionales para frenar la inflación y se inclina por mantener los tipos en este nivel durante más tiempo. También añadieron un nuevo umbral para los recortes que podría descartarlos hasta la segunda mitad del próximo año como muy pronto, si, por ejemplo, el progreso material significara una inflación general y subyacente por debajo del 3% y el 4%, respectivamente, de forma sostenible.
Pese a que su escenario no plantea un alza de tipos, desde Bank of America reconocen que sería difícil descartar el riesgo de una nueva subida en noviembre, o incluso en diciembre o febrero del año que viene. “En noviembre habrá una nueva serie de previsiones que podrían ser más restrictivas”, alertan en la firma.