Tal como auguraban las encuestas, Alberto Fernández ganó este domingo las elecciones presidenciales en Argentina con un 48,04% de los votos y frustró por tanto la reelección de Mauricio Macri, que sumó un 40,44%. Cuatro años después el peronismo vuelve al poder en el país sudamericano.
La victoria del liberal Macri fue en su momento celebrada por los mercados y por una gran parte de la sociedad argentina que esperaba que con el gobierno de Cambiemos se revirtiera la política económica de Cristina Fernández de Kirchner. La dirigente regresará ahora como vicepresidenta al nuevo Ejecutivo, que asume el 10 de diciembre.
Macri eliminó el control cambiario que existía hasta entonces, lo que produjo una devaluación del peso de un 40% respecto del dólar, y prometió disciplina fiscal, pero su política no tuvo el éxito esperado. La realidad es que Argentina tuvo que recurrir a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de más de 50.000 millones de dólares en 2018, se espera una caída del PIB este año de un 3,1%, casi un tercio de la población está bajo la línea de pobreza y la inflación es la tercera más alta del mundo por detrás de Venezuela y Zimbabue, con un 53,5%.
Coincidiendo con la victoria de Alberto Fernández, anoche se conoció una nueva medida de control cambiario que durará hasta diciembre: las personas físicas con cuenta bancaria no podrán comprar más de 200 dólares al mes (hasta el viernes el límite eran 10.000 dólares) y sólo 100 dólares si la compra es en efectivo.
Pese a la derrota, Macri consiguió reducir el margen que Alberto Fernández le había sacado en las primarias celebradas en agosto, lo que en opinión de los analistas aporta cierta tranquilidad a los mercados porque su partido podrá ejercer una oposición fuerte. “Aunque sabíamos que recortar la diferencia del 17% [de las primarias] iba a ser un obstáculo demasiado grande para Macri, su interminable campaña de las últimas dos semanas logró el objetivo de mantener a Cambiemos como una fuerza relevante”, destacó Edwin Gutierrez, responsable de deuda soberana de mercados emergentes de Aberdeen Standard Investments.
Aunque Fernández tendrá una mayoría, Cambiemos contará con poder de bloqueo “para cualquier asunto que implique un cambio constitucional”, añadió. En el mismo sentido se pronunciaron desde el equipo de renta fija de Jupiter AM: “Habrá contrapesos contra cualquier reforma radical populista de la Constitución. A la vez, esperamos el nombramiento por parte de Fernández de un equipo económico y un nuevo ministro de Economía. Eso determinará toda política económica futura y la potencial recuperación de valor para los tenedores de bonos”.
Respecto del cepo a la compra de dólares, Gutierrez sentenció: “Bienvenidos al nuevo corralito”. Y en relación a otro de los graves problemas argentinos, la deuda, Steven Backes, gestor de Capital Group, destacó que como analista de inversiones con una visión a largo plazo no es pesimista. “Creo que actualmente Argentina tiene un problema de liquidez, más que un problema de solvencia; por lo tanto, debería poder cumplir con sus obligaciones para con los titulares de bonos modificando el perfil de vencimiento de alguna deuda local”.
“Argentina puso en marcha un plan restructuración de su deuda acompañado de controles del capital, lo que ensombrece la senda de la recuperación que el país había emprendido hace unos años”, opina por su parte Xavier Hovasse, responsable de renta variable emergente de Carmignac. En adelante, las perspectivas de crecimiento dependerán “en gran medida de su política interna, de la dirección del dólar estadounidense y de las negociaciones con el FMI y los titulares de deuda internacionales. El principal desafío para el país será recuperar la confianza de los inversores y atraer capital extranjero en los próximos años”.
Tras las fuertes tensiones de estos últimos meses en los mercados y a nivel político, los expertos consideran como una buena señal el hecho de que el discurso de Alberto Fernández haya sido conciliador. Macri, por su parte, lo invitó hoy a desayunar en la Casa Rosada, la sede de Gobierno, para iniciar la transición. En cambio, Cristina Kirchner fue bastante más dura tras conocerse la victoria. “Esto subraya la tensión que persistirá durante su administración entre los miembros del Partido Peronista de línea dura y las fuerzas más moderadas”, opinó Gutierrez.
Por su parte, Alberto Fernández preparó a la población para tiempos difíciles y se ha presentado hasta ahora siempre como representante de una línea más moderada que su antecesora peronista.
Hoy comienza por tanto un nuevo paréntesis hasta el 10 de diciembre que estará marcado por el éxito o no en devolver confianza a los inversores. Se abren varias incógnitas, la más urgente cómo reaccionarán hoy los mercados, cómo lo harán los acreedores, si se consolidará la colaboración anunciada entre Macri y Fernández y cómo estará conformado el equipo económico de este último.