Las rentabilidades de la deuda en mercados emergentes se encuentran en unos niveles en los que pueden rivalizar razonablemente con las expectativas que se pueden esperar a futuro para la renta variable en 2019. Según explica James Barrineau, responsable de las estrategias relativas en deuda en mercados emergentes en Schroders, el verdadero catalizador para unas ganancias adicionales en términos de precios será probablemente un dólar más débil, ya sea bien por una desaceleración en el crecimiento económico de Estados Unidos que converge con el lento crecimiento de la eurozona, o con una mayor claridad sobre la posible finalización del ciclo de subidas de tipos de interés de la Reserva Federal.
En Schroders creen que los bonos denominados en dólares de corta duración y sin grado de inversión se encuentran a niveles atractivos. Los países con mayores presiones dentro de los mercados emergentes han realizado grandes avances hacia la estabilidad de sus fundamentales. Aunque el crecimiento será más lento, es poco probable que los desequilibrios macroeconómicos amenacen la recuperación en los precios de los activos. Las rentabilidades en la deuda de mercados emergentes denominada en dólar están alcanzando un 7% en los principales índices, niveles comparables a los máximos alcanzados durante el periodo entre 2014 y principios de 2016 en estos mercados. Por supuesto, con los niveles de la tasa libre de riesgo subiendo, los inversores pueden no sentirse a gusto incluso en esos niveles hasta que no haya una mayor claridad sobre cuál será la tasa final a la que llegará la Reserva Federal en este ciclo de subidas.
Quizás ya habiendo pasado lo mejor del crecimiento estadounidense en el segundo trimestre de 2018, las perspectivas sobre la política de la Reserva Federal deberían estar más claras a partir de 2019, aumentando la probabilidad de que la clase de activo tenga un rendimiento superior a la obtenida en un excepcional año negativo en los principales índices de deuda emergente denominada en dólares y en divisa local. Los conflictos significativos, que emanan dentro de la clase de activo y que podrían descarrilar una recuperación del precio, tienen en la opinión de Schroders una baja probabilidad en 2019.
La recuperación de los mercados emergentes está en marcha
Schroders espera que los mercados emergentes comiencen 2019 recuperándose de los efectos negativos que un dólar más fuerte y de un crecimiento desmedido en Estados Unidos. Estos efectos han retirado la liquidez de la clase de activo, tanto como en el periodo comprendido entre 2014 y 2016, cuando la Reserva Federal comenzó a finalizar su programa de relajamiento cuantitativo y subir los tipos de interés. Al igual que en ese periodo, las divisas han sido el mecanismo de ajuste que han elegido los países con mayor presión.
Mientras los rendimientos denominados en divisa local se vieron profundamente afectados, la mayor parte de países evitaron gastar sus preciadas reservas de divisa extranjera en una búsqueda inútil de estabilización de la divisa. Por lo tanto, cuando el humo comienza a despejarse, los países se encuentran en una situación en la que su solvencia crediticia no se ha deteriorado significativamente, la deuda en dólares no parece encontrarse en riesgo de incumplimiento y puede comenzar una lenta recuperación del crecimiento. En términos generales, ahí es donde se encuentra la clase de activo.
En 2018, Turquía y Argentina fueron los países que sufrieron una mayor presión, pero ambos parecen haber hecho lo suficiente para estabilizar sus monedas y sus déficits externos a niveles en los que los mercados están cómodos. En otros países menos vulnerables como Indonesia y México, los tipos de interés han incrementado, pero no a niveles que podrían causar una desaceleración significativa en 2019. El crecimiento en la clase de activo debería recuperarse lentamente y una gran recesión en los principales países emergentes es poco probable.
Las perspectivas de la deuda de mercados emergentes denominada en dólares son favorables, pero los bonos denominados en divisa local siguen siendo cuestionados
En Schroders perciben las perspectivas de la deuda emergente denominada en dólares como muy favorables. Los rendimientos en los bonos sin grado de inversión han aumentado considerablemente más rápido que los rendimientos de aquellos con grado de inversión. Conforme las presiones en la clase de activo se relajan, históricamente es algo que se ha revertido bastante rápido. Incluso si se asume una recuperación más lenta de los precios, unos rendimientos del 8% o superiores en promedio, ofrecen a los inversores un colchón no disponible en otras clases de activos dentro del universo de renta fija.
Hasta que el dólar comience definitivamente a depreciarse, los bonos denominados en divisa local en conjunto se verán desafiados a entregar unos rendimientos comparables a los de los bonos denominados en dólares. Los rendimientos en los índices de divisa local se encuentran ahora relativamente planos con respecto a los rendimientos de los índices denominados en dólares, mientras que la media histórica se encuentra en un diferencial de 100 puntos básicos con respecto a la deuda local. Aunque los rendimientos han aumentado en los bonos denominados en divisa local, no han aumentado tan rápido de forma agregada, ya que muchos países de Europa Central, Asia y América Latina no se vieron presionados a aumentar sus tipos de interés para ayudar a defender sus divisas locales.
En la opinión de Schroders, tendría que darse un giro bastante inequívoco en el dólar estadounidense para permitir a los inversores beneficiarse de un rally sostenido en las divisas locales en la totalidad de la clase de activo. Si la Fed permanece en su ruta alcista actual, puede que esto sea un evento que se dé más allá de 2019.