La fortaleza de China, la llegada a la presidencia de Joe Biden, un dólar más débil y las políticas monetarias son algunos de los argumentos de las gestoras a la hora de explicar por qué los mercados emergentes pueden ser más atractivos para los inversores este año.
Según la previsión del equipo global de análisis de Bank of America, la actividad económica en los mercados emergentes se recuperará hasta el 6,3% en 2021, después de contraerse un 2,6% en 2020. En opinión de Alejandro Arévalo, experto en deuda de mercados emergentes en Jupiter AM, estamos en «el momento ideal para asignar deuda de mercados emergentes, aunque la diferenciación, advierte, seguirá siendo esencial.
“Las perspectivas de la deuda de mercados emergentes son optimistas de cara a 2021. Tras la distribución eficaz de la vacuna contra el COVID-19, se espera observar una intensa y amplia recuperación mundial, especialmente importante para los mercados emergentes, que carecen de la capacidad de prestar y emitir dinero de la que sí disfrutan la mayoría de los países desarrollados. La flexibilidad en la política monetaria y un potente paquete de estímulos fiscales serán cruciales para los mercados emergentes y los mercados de materia primas”, explica Arévalo.
Según las previsiones que maneja el experto de Jupiter AM, se espera una tendencia continuada a la baja de la solidez del dólar estadounidense, y es muy probable que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) adopte una posición débil, lo que facilitaría aún más las condiciones para los deudores de los mercados emergentes.
Además añade: “Aunque no hay duda de que algunos mercados emergentes han recibido un duro golpe con la pandemia, otros países han demostrado una resiliencia extraordinaria. El optimismo de los inversores se ha mantenido considerablemente elevado desde marzo y se debe a dos motivos. En primer lugar, las principales economías de mercados emergentes han aprendido del pecado original del pasado, cuando la mayor parte de su financiación era en dólares estadounidenses, lo que generaba una considerable disparidad entre el activo y el pasivo que, en algunos casos, llevó a la reestructuración o el impago de estos países. En la actualidad, y gracias a un mercado local mucho más potente, financian la mayoría de sus necesidades con sus propias divisas. En segundo lugar, hemos observado una considerable reactivación de los datos económicos de los mercados emergentes, y algunos indicadores económicos de determinadas regiones siguen, contra todo pronóstico, al alza (por ejemplo, China y América Latina), además de un reciente progreso en las reformas que se habían paralizado”.
La debilidad que está experimentando el dólar es otro de los factores que los gestores están teniendo en cuenta. Según explica Allianz Global Investors en su documento de perspectivas para 2021, históricamente, cuando el dólar estadounidense se ha mostrado débil, los diferenciales de crédito de mercados emergentes (su exceso de rendimiento respecto de bonos estadounidenses similares) se han contraído mientras que el valor de los bonos ha aumentado. “Esto podría ser un buen presagio para la deuda de mercados emergentes durante el próximo año. Creemos que los inversores deberían tener en cuenta los bonos corporativos asiáticos de alta calidad”, sostiene el informe de Allianz GI.
En opinión de Henk-Jan Rikkerink, director global de soluciones y multiactivos de Fidelity International, desde la perspectiva de la rentabilidad y el riesgo, “se espera obtener una recompensa aceptable con la exposición a los bonos high yield y la deuda de los mercados emergentes si el ciclo de impagos evoluciona de forma moderadamente positiva durante el próximo año. Dentro de los bonos high yield, preferimos los títulos asiáticos por la mayor fortaleza de los fundamentales crediticios y el crecimiento de la región
Una visión que también comparte Brian Kloss, gestor de Brandywine Global, gestora de inversión especializada en renta fija de Franklin Templeton: “Las condiciones económicas subyacentes de la zona del euro plantean riesgos para los inversores que tienen el euro como divisa de base, dado que la moneda única probablemente haya alcanzado un máximo a corto plazo. Los inversores en euros deberían plantearse recurrir a divisas de mercados emergentes más desarrollados”.
Para Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, la combinación del repunte de la demanda mundial con una política monetaria aún más acomodaticia en los mercados desarrollados respalda, por supuesto, a los mercados emergentes, y los flujos de capital han regresado a estos países durante los últimos dos meses. “Esto debería ser particularmente positivo para la región asiática, que hasta ahora ha escapado en su mayor parte a las segundas olas pandémicas. En otras áreas geográficas, creemos que se necesita mayor granularidad. Los acontecimientos recientes en Turquía sugieren que el espacio para más estímulos políticos en algunos países podría ser limitado en la actualidad, especialmente donde la inflación ya está por encima del objetivo», apunta Moëc.