Uno de los catalizadores macroeconómicos más grandes de la economía, la política expansiva de los bancos centrales, toca a su fin. La retirada del programa de expansión cuantitativa de la Fed desde octubre supone que un nuevo cambio de régimen monetario se está gestando. “El dinero es importante para los mercados y, a medida que cambie el régimen de liquidez, es probable que también lo haga el contexto de mercado”, advierte Nordea Asset Management en su informe sobre las expectativas para lo que queda de este 2017.
Según lo previsto, la reducción del abultado balance de la Fed, de 4,5 billones de dólares, se traduce en que el famoso muro de liquidez se reducirá lentamente al principio, tras lo cual aumentará su ritmo de forma gradual hasta alcanzar una velocidad máxima de retirada de liquidez de 600.000 millones de dólares en base anualizada. Esta cifra equivale a la segunda ronda de expansión de la Fed, pero al revés, por así decirlo.
Desde Nordea AM explican que “la mayoría de los analistas coinciden en que el muro de liquidez derivado de las políticas monetarias ultraexpansivas aplicadas tras la caída de Lehman Brothers han sido uno de los catalizadores más importantes de la rentabilidad de los activos, pero, curiosamente, existe mucho menos consenso sobre el efecto que tendrá la retirada de estímulos monetarios. La posibilidad de que otros catalizadores de la rentabilidad sustituyan al muro de liquidez dependerá en gran medida de la reacción del mercado y del entorno macroeconómico una vez se haya implementado un endurecimiento de la política monetaria”. Esta será una de las principales incógnitas a resolver de aquí a final del año.
El escenario se endurecería para la liquidez a escala mundial si esta normalización monetaria de la Fed da lugar a una nueva apreciación del dólar, lo que reducirá el valor en dólares del balance del resto de bancos centrales. Dado que el dólar es la primera moneda de reserva a escala mundial, la liquidez en dólares es, en última instancia, lo que realmente importa.
Según el análisis de Nordea AM, lo más importante a lo que nos enfrentamos en esta última recta del año es que el periodo de endurecimiento de la liquidez que viene no es de los “habituales”. “La expansión cuantitativa ha impulsado el precio de los activos hasta unos nivelesbastante elevados, según ha afirmado la propia presidenta de la Fed, Janet Yellen. Si bien esta institución cuentacon un escaso historial a la hora de establecer objetivos para el precio de los activos, la normalización monetariatiene sentido de cara a limitar los riesgos financieros a largo plazo. Sin embargo, desde un punto de vista de laeconomía real, también implica que los riesgos de caída podrían ser superiores a los registrados en periodosanteriores al endurecimiento por parte de la Fed”, advierte en su último informe.
Consecuencias de la reducción de liquidez
Ni inversores ni gestores pueden adelantarse y vaticinar cómo reaccionará el mercado ante la reducción de la liquidez. En opinión de Nordea AM, lo primero que podemos esperar es algo más volatilidad. “Las políticas monetarias ultraexpansivas han constituido la base de una volatilidad en cotas históricamente reducidas. Siempre que la Fed ha realizado ajustes de gran calado hacia una postura menos acomodaticia, la volatilidad ha aumentado, en particular cuando se han implementado medidas cuantitativas”, señala en su informe.
Por tanto considera que, a medida que se reduzcan las inyecciones de los bancos centrales, se espera que la confianza de los inversores se tambalee y la volatilidad aumente lentamente. Uno de los primeros activos que resentirán este aumento de la volatilidad serán las divisas.
Respecto a los tipos de interés, la gestora destaca que hay varios factores que entran en juego antes de poder decir que subirán y en qué plazo. Uno de los factores a los hace referencia es la menor demanda neta de activos de renta fija porque la Fed deja de hacer compras de bonos que vencen. Teniendo esto en cuenta, la firma no cree que vaya darse una subida acelerada de los tipos.
Activos destacados
Con este escenario de fondo, toca identificar cuáles serán los mejores activos de aquí a que acabe el año. Nordea AM, durante el verano, ha señalado a la renta variable como activo superior a la renta fija, “principalmente debido a que hasta ahora la debilidad del dólar ha pesado más que la normalización monetaria en otros ámbitos”, apuntan.
Sin embargo, de cara al futuro, la gestora prevé un potencial limitado para los activos de riesgo frente a otras clases de activos desde una perspectiva de riesgo/rentabilidad. “Está claro que la renta variable sigue resultando atractiva en comparación con los bonos. No obstante, el uso de las valoraciones como guía de los mercados puede ser peligroso cuando se producen cambios estructurales en el régimen de liquidez general”, advierte.
Además, apunta que los indicios de un repunte cíclico en el dinamismo económico, junto con un optimismo económico más o menos generalizado, agravan el riesgo de caer en las famosas trampas de las valoraciones. Según explica en este último informe, “el riesgo alcista más obvio, desde nuestro punto de vista, sería el resurgimiento del multiplicador monetario, ya que básicamente compensaría la reducción de la oferta monetaria de los bancos centrales”.