Los bancos centrales han sido los grandes protagonistas de 2018 y la tendencia es que siga siendo así en 2019. Por ahora, toca cerrar el año con dos cita ineludibles: la reunión del Banco Central Europeo (BCE) de hoy y la de la Reserva Federal (Fed) la semana que viene. El mercado afronta este calendario contando con que el BCE no moverá ficha, mientras que la de la Fed espera una nueva subida de los tipos de interés.
Empezando por la cita más próxima, la de hoy en Bruselas, las gestoras apuntan que, lo más probable, es que el BCE mantenga su rumbo a pesar de las incertidumbre. Se espera que el organismo continúe con el guion y confirme la finalización de la compra de activos este mes. No obstante, la reinversión de los activos se mantendrá durante los próximos meses. Por lo tanto, la clave de esta reunión será el discurso de Draghi sobre las decisiones de subidas de tipo de interés, que en principio no debían comenzar antes del verano de 2019.
“A pesar de las decepcionantes cifras sobre el crecimiento de la zona euro y la inflación, creemos que el BCE mantendrá el rumbo y anunciará el final de su política de compra de bonos en su reunión del 13 de diciembre. Incluso cuando finalice su programa de compra de activos, el banco central seguirá siendo acomodaticio: puede ser flexible con su política de reinversión, el calendario de subidas de los tipos y la disponibilidad de préstamos a largo plazo para los bancos de la zona euro. La continuidad de la política acomodaticia del BCE probablemente será una buena noticia para los inversores, algunos de los cuales temen un ajuste monetario prematuro”, señala Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors.
En opinión de Dixmier, a medida que el Banco Central Europeo continúa la normalización, muy gradual, de su política monetaria, “espero que pronto anuncie la conclusión de su programa de compra de bonos. Pero esto no indicará el final de su política acomodaticia: el banco central tiene múltiples herramientas a su disposición para llevar a cabo sus funciones”.
Justamente el punto relevante de la reunión de mañana será, según explica David Kohl, jefe de estrategia de divisas de Julius Baer, que el BCE dé a conocer los detalles técnicos de su política de reinversión. “Una reinversión total por un período prolongado de 2,6 billones de euros en activos acumulados en virtud del programa refleja el compromiso del BCE de mantener condiciones de liquidez generosas”, sostiene Kohl.
En cambio lo que no espera este experto de Julius Baer, como tampoco lo hace el resto del mercado, es que la institución bancaria comunique con claridad cuál será su guía respecto a la evolución de las tasas de interés, en parte porque el debilitamiento de las perspectivas del crecimiento económico no ayuda a que el BCE tome una decisión.
“Además de la política monetaria, esperamos que el BCE presente una revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento. En particular, la tasa de crecimiento esperada del 1,8% para 2019 parece bastante optimista. Esperamos una revisión a la baja de 1,6% o 1,5%, ligeramente por encima de nuestra proyección más cautelosa de 1,4%. La inflación también podría revisarse para este año y el próximo, aunque el colapso más reciente en los precios del petróleo argumenta un aumento significativo de la proyección de 2019 del 1,7%. La menor proyección de crecimiento será el principal argumento para enfatizar que la política monetaria, más allá del final de las compras de activos, seguirá siendo suave y acomodaticia”, afirma Kohl.
Las perspectivas de desaceleración económica mundial para los próximos años pueden hacer que el discurso de Draghi sea más conservador en cuanto a la normalización de la política monetaria. Es más, las últimas novedades sobre el Brexit y los datos macroeconómicos de la eurozona dificultan el optimismo en la toma de decisiones. “Por ello, el mercado está empezando a descontar que la tasa de depósito interbancario no llegue al 0% hasta el año 2021. Si se cumplen las expectativas que se están cotizando en el mercado, la subida de tipos de interés, si se produce, debería ser lo mínimo posible, en torno a 0,10% en cada reunión”, apunta Miguel Ángel Olmeda Peláez, gestor de fondos en Bank Degroof Petercam.
Pero Olmeda advierte que, ante una desaceleración grave, si los tipos de interés se encuentra en mínimos históricos y se continúan realizando las inyecciones de liquidez, “el BCE no podrá hacer frente a una posible nueva crisis, por lo que creemos que la normalización en la política monetaria debe producirse en los próximos trimestres”.
En opinión de François Rimeu, responsable de multiactivo y estratega senior de La Française AM, la situación macroeconómica ha empeorado en los últimos tres meses y, lo que es más importante, las expectativas de inflación se han reducido significativamente tras el colapso del mercado de petróleo.
“Dicho esto, no creemos que sea suficiente para evitar que Mario Draghi comience a normalizar la política monetaria del BCE. Nuestra previsión es que el fin de la flexibilización cuantitativa se producirá a principios de 2019. Las previsiones con respecto a la primera subida de tipos, a partir del verano de 2019, no van a cambiar. El mercado actualmente está descontando una subida de 10 puntos básicos para finales de 2019, y creemos que el BCE está contento con ello. Y el riesgo descrito anteriormente como equilibrado debería permanecer: sería muy difícil para Draghi destacar riesgos a la baja y, al mismo tiempo, atenerse a la misma política”, resume Rimeu.