No cabe duda de que quienes invierten en deuda de mercados emergentes enfrentan un gran número de obstáculos en el corto y el medio plazo. Es probable que un crecimiento global desigual, unas condiciones monetarias más estrictas y los asuntos idiosincráticos de cada país continúen pesando sobre el sentimiento inversor este 2019. Pero UBS Asset Management considera que un gran número de estas dificultades relacionadas con la deuda emergente se van a reducir en los próximos meses. En ese sentido, los indicadores de deuda se mantienen favorables y los de las empresas continúan reflejando una mejora en las perspectivas de crecimiento para el largo plazo. Para aquellos inversores con un horizonte a largo plazo, las rentabilidades actuales parecen ser un punto de partida atractivo.
En su análisis del panorama de inversión para este año, UBS AM destaca que la reciente volatilidad en la deuda emergente ha sido impulsada por numerosos factores, como son un crecimiento global moderado y menos sincronizado, el aumento de la incertidumbre geopolítica y comercial, y las pobres respuestas ante las presiones financieras en países como Turquía o Argentina. El aumento de la volatilidad en el crédito, el mercado cambiario y las tasas ha hecho caer los valores de deuda de los emergentes en medio de un panorama protagonizado por una liquidez limitada y flujos de salida constantes. El sentimiento inversor también se ha visto impactado por la incertidumbre política en Brasil, un dólar más fuerte, la amenaza de sanciones en Rusia y la expropiación de tierras en Sudáfrica.
Aunque el impulso del crecimiento global se ha moderado, la tasa residual se mantiene por encima de la tendencia. Las preocupaciones en torno al crecimiento global o al dólar estadounidense están generando menos presión en la deuda de los mercados emergentes. Mientras, tras la puesta en marcha de varias medidas que buscan amortiguar la ralentización del crecimiento, UBS AM espera que China registre mejores datos de actividad de ahora en adelante. Los anuncios de nuevas inversiones y mayor gasto del Gobierno del país asiático posiblemente sostengan el crecimiento de la demanda, si bien traen consigo el riesgo de aumentar su ya elevado apalancamiento.
Las tensiones comerciales entre este país y Estados Unidos hacen que las perspectivas económicas para los emergentes se mantengan algo más turbias. El sentimiento en torno a las políticas comerciales ya es extremadamente negativo y parece poco probable que la retórica combativa entre China y EE.UU. evolucione hacia una postura más conciliadora en el corto plazo. Para la gestora, no está claro si el escenario va a ser más positivo en 2019 en términos de retórica comercial o si va a ser más de lo mismo que en 2018, pero, dado el nivel de negatividad actual, a su juicio, el balance de los riesgos para los próximos meses tiene que ser positivo.
Del lado de la oferta, UBS AM prevé un aumento de la emisión corporativa, pero a niveles “manejables”. La oferta de China ha sido más baja de lo esperado y es probable que se mantenga baja mientras continúen las tensiones con Estados Unidos.
Por otro lado, la cautela está garantizada en países como Turquía, donde UBS AM espera ver una volatilidad permanente, la ralentización de la economía y estrés en las instituciones financieras y en emisores centrados en el mercado doméstico.
En China, la reducción de la actividad económica y el elevado apalancamiento justifican la cautela. Sin embargo, la gestora mantiene una actitud positiva hacia importantes empresas públicas, especialmente la relacionadas con el sector energético y el financiero. En general, seguirá muy prudente en torno al crédito soberano de los mercados emergentes en el corto plazo, pero considera que el largo plazo es sólido y mantendrá su exposición a varios países high-yield, que es probable que obtengan apoyo financiero de múltiples fuentes.
Para UBS AM, el apetito de riesgo en torno al crédito de emergentes continúa motivado por los titulares. Por ello, este año prestará atención a los aranceles y las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, así como a las presiones sobre Argentina tras el rescate del Fondo Monetario Internacional, las sanciones a Rusia, las políticas en Turquía y el comportamiento de los nuevos gobiernos de México y Brasil.