Los mercados frontera ofrecen hoy los beneficios que hace una década ofrecían los emergentes en general: tasas de crecimiento más rápidas, datos demográficos positivos y niveles de endeudamiento relativamente bajos. Por ello, la deuda de mercados frontera en divisa fuerte constituye “uno de los últimos bastiones de renta fija en los que todavía puede hallarse valor”, apunta Thomas Christiansen, director adjunto de renta fija emergente en Union Bancaire Privée (UBP), en una entrevista con Funds Society.
“Con 15 billones de dólares en activos con rendimientos negativos, los inversores siguen necesitando rentabilidad y sin duda pueden encontrarla hoy más en el universo high yield, que constituyen los mercados frontera”, señala. Asimismo, destaca los beneficios de diversificación que ofrecen estos países, con situaciones “realmente idiosincráticas”, que les permite estar menos correlacionados que los emergentes con las letras del Tesoro estadounidense o China.
Es el caso de Tayikistán, El Salvador o Kenia. Sobre este último, Christiansen apunta que existe un “momentum positivo” en el lado político y de articulación de medidas, que, en su opinión, está siendo “infravalorado” por el mercado, ya que ofrece buenos retornos relativos.
Un miedo injustificado ante los defaults
El gestor senior de la entidad rechaza la excesiva cautela que existe hacia este activo por parte de inversores que temen que se produzca un default. “Sus tasas de recuperación y de default no son tan distintas de lo que vemos en el conjunto de emergentes”, asegura antes de señalar que el activo con el que mejor se pueden comparar la deuda de los mercados frontera es el high yield estadounidense.
En ese sentido, en los últimos 20 años, en términos de porcentaje del mercado, se han producido menos de la mitad de defaults en la primera que en el segundo. “Las pérdidas reales que asumes debido a los defaults son muy gestionables: cerca del 0,5%, mientras que en el high yield estadounidense se aproximan al 2,5%”, apunta. Esto demuestra que los defaults son realmente mucho más escasos y las tasas de recuperación, más altas de lo que asumen los inversores.
La estrategia de UBP
La estrategia de UBP en mercados frontera se centra sobre todo en bonos gubernamentales en divisa fuerte, que es el único activo que realmente ofrece buenas tasas de recuperación y bajo riesgo de default. Mientras, en el lado corporativo, cuentan con una exposición máxima del 20%, ya que “las tasas históricas de recuperación tienden a ser más bajas y los defaults ligeramente más altos, a lo que se suma una falta de disponibilidad de activos invertibles”.
En concreto, la entidad ha lanzado dos fondos con una visión estratégica y puramente “bottom-up”, que busca construir una cartera desde cero con bonos y crédito que realmente le convence, “sin tratar de arriesgar con apuestas tácticas”.
Uno de ellos es abierto y con una naturaleza a muy largo plazo. “El mayor beneficio es que los cupones son muy elevados, por lo que, seleccionando bien los valores y gestionando la volatilidad, se consiguen muy buenos retornos en el ciclo”, afirma Christiansen. En ese sentido, se trata de un fondo en el que están dispuestos a asumir más riesgo crediticio e incluir bonos con mayor posibilidad de entrar en crisis, ya que, con un horizonte temporal más largo, tienen el tiempo necesario para afrontar una reestructuración o lidiar con el Gobierno. Su rendimiento al vencimiento previsto es de cerca del 7%.
Para los inversores más cautelosos, UBP también ha lanzado una versión de este fondo con vencimiento en 2022 y un enfoque “buy and hold” (comprar y mantener), para el que estiman un rendimiento al vencimiento del 5%. “Realizamos una exhaustiva selección del crédito y adquirimos solo aquellos bonos que realmente creemos que madurarán a su valor nominal en tres años porque no queremos quedarnos atascados en un largo proceso de reestructuración”, revela.
Riesgos a vigilar
Pese a que Christiansen insiste en que los riesgos de default en los países frontera en la actualidad no son mayores que en cualquier otro momento de la historia, admite que vigilan de cerca varios casos en crisis, como Ecuador o Argentina, donde se prevé que el nuevo Gobierno peronista ponga en marcha una reestructuración. Mientras, revela que el pasado verano decidieron acabar con toda su exposición a Líbano, tras ver que “los flujos hacia el sistema bancario local se estaban agotando significativamente”.
En cuanto a los riesgos para el mercado y los retornos, considera que son los mismos que para los mercados globales, como la guerra comercial EE.UU.-China o el aumento de los tipos de interés. A esto se une que las economías de los países frontera están menos diversificadas y cuentan con una “alta dependencia de las materias primas”, pero, según Christiansen, a los niveles actuales, no existen riesgos en este sentido.