Por fin llegó junio y con ello la reunión del Banco Central Europeo (BCE), que se celebrará mañana. Toda la atención está puesta en lo que diga y haga la institución monetaria, ya que la previsión es que anuncie un primer recorte de tipos del 0,25%. Según el análisis que hacen las gestoras internacionales, la inflación sigue mostrando cierta resistencia a la baja -la inflación subyacente volvió a sorprender al alza-, pero esto no debería justificar que el BCE no baje los tipos el día 6 de junio. Es más, las firmas de inversión advierten que cualquier escenario diferente supondría una sorpresa mayúscula y una fuerte reacción en los mercados.
El último informe de Bank of America, la bajada de tipos de mañana debería ser la el primer recorte de 25 puntos básicos de los 200 de relajación monetaria entre junio de 2024 y 2025. “Esperamos pocos cambios en la orientación del BCE en el comunicado de prensa, básicamente reconociendo el primer movimiento, la dependencia de los datos y la necesidad de proceder con cautela. Es probable que las pequeñas revisiones al alza de la inflación a corto plazo (sin cambios a medio plazo) también alimenten esa cautela y también que la conferencia de prensa indique que no existe una senda preestablecida y que la forma de proceder será reunión a reunión”, señala Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.
Segura-Cayuela, que mantiene su convicción de que los tipos de interés en la zona euro se situarán en el 2% el año que viene, afirma que tiene previstos 75 puntos básicos de recortes para 2024 y 125 puntos básicos para 2025. “También esperamos que Lagarde, una vez más, señale que habrá un poco más de información en julio para decidir el próximo movimiento y mucha más en septiembre, una clara señal de que es más probable que el próximo movimiento sea en septiembre que en julio. Por último, de forma similar a los recientes comentarios de Lane esta semana o de Lagarde en la última conferencia de prensa, esperaríamos una clara distinción entre una fase de reducción del nivel de restricción de la política monetaria y una fase de normalización de los tipos, una clara señal de que, por ahora, no tienen prisa por bajar los tipos”, añade.
La cuestión es el ritmo
Según Franck Dixmier, CIO global de Renta Fija de Allianz Global Investors, tras una larga fase de tipos sin cambios, el inicio de un ciclo de recortes plantea varios interrogantes sobre los próximos pasos: ¿Cuál es el objetivo para el tipo terminal del BCE? ¿Con qué rapidez lo alcanzará el banco central? Los inversores estarán muy atentos a cualquier indicio de respuesta a estas preguntas, así como a los anuncios de nuevas previsiones macroeconómicas. «Aunque existe consenso sobre esta primera bajada de tipos, el ritmo de los futuros recortes es objeto de un animado debate entre los miembros del organismo. Las expectativas de inflación están ancladas en niveles cercanos al objetivo del BCE (la inflación en los swaps a 5 años fue del 2,3%[1] ), lo que constituye un buen indicador de la confianza de los inversores en la capacidad del BCE para respetar su mandato. El Consejo se centrará más en la trayectoria de la inflación hacia el objetivo de estabilidad de precios del BCE y en su grado de confianza en que la inflación se mantendrá en ese nivel», apunta.
Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, recuerda que casi todos los miembros del Consejo del BCE se han pronunciado a favor de una posible reducción de los tipos de interés en junio. “El 6 de junio debería confirmarse oficialmente que el BCE bajará su tipo de interés oficial 25 puntos básicos, hasta el 3,75%. Sin embargo, lo que importa aún más es el camino a seguir. El BCE está dispuesto a eliminar el nivel máximo de restricción, como dijo Philip Lane”, explica Kastens.
Una visión que también comparte Cristina Gavín, jefa de Renta Fija y gestora de fondos de Ibercaja Gestión: “La clave no está en la bajada de tipos de esta semana, sino en cuál será la senda de actuación del BCE de cara a las siguientes reuniones, por lo que deberemos estar atentos a la rueda de prensa de Lagarde tras el Consejo. El hecho de que la Fed también esté retrasando su proceso de bajadas de tipos derivados de las presiones en los precios, aunque no es un factor determinante, sí que puede también condicionar el ánimo de los miembros del BCE a la hora de bajadas adicionales”.
En opinión de Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G, como el foco estará puesto intentar vislumbrar el ritmo de bajadas a partir de junio y en la evolución de los datos, es probable que el BCE s muestre muy precavido respecto a dar pistas sobre sus próximos pasos. «En cualquier caso, parece improbable que, con los últimos datos publicados, anticipen una subida para la próxima reunión en julio, por lo que seguramente dejen todo abierto para la de septiembre donde volverán a actualizar las proyecciones macroeconómicas. Será relevante también ver las nuevas proyecciones macroeconómicas para los próximos años, donde probablemente sean revisadas ligeramente al alza tanto las expectativas de crecimiento como de inflación, lo que no dará certidumbre sobre las futuras bajadas de tipos a futuro», señala García Mellado.
Sobre cómo será el discurso del BCE, Daniel Loughney, director de Renta Fija de Mediolanum International Funds (MIFL), añade: «Esperamos que el discurso del BCE sea moderado en relación con las expectativas del mercado, ya que creemos que las presiones inflacionistas están disminuyendo más de lo previsto. Es probable que el BCE destaque el carácter irregular de las próximas publicaciones del IPC. Hay una serie de influencias estadísticas idiosincrásicas en la inflación en este momento que son difíciles de cuantificar con demasiada precisión: como el lanzamiento de un billete de transporte barato a escala nacional en Alemania hace un año. Los comentarios sobre la inflación de los precios de los servicios serán objeto de la mayor atención, ya que se ha mantenido bastante elevada últimamente».
Una de las conclusiones que lanza Kevin Thozet, miembro del Comité de Inversiones de Carmignac, es que las expectativas del mercado de menos de un recorte de los tipos de interés por trimestre en lo que queda de año parecen prudentes. «No nos sorprendería ver al BCE proceder a tres o cuatro recortes, y potencialmente más, en el caso de una desaceleración imprevista», indica. En opinión de Thozet, «los mercados parecen coincidir en la perspectiva de tres recortes por parte del BCE en 2024, con el tipo de interés oficial en el umbral del 3%, o por encima de él, en un plazo de 12 meses. Este escenario parece optimista, ya que no tiene en cuenta lo que el BCE podría hacer si la economía se ralentiza. Aunque somos constructivos con respecto a la parte corta de la curva de rendimientos, no podemos descartar un rendimiento inferior de los tipos largos como consecuencia de unas mejores perspectivas económicas y de un menor balance del BCE».
Mirando a los datos
En este sentido, los datos vuelven a ser el argumento y el motivo que hace que sea más importante las indicaciones que dé el BCE sobre cuál será el ritmo de recortes, que el primer recorte de tipos en sí. “No cabe duda de que algunos banqueros centrales tienen en mente nuevos recortes rápidos de los tipos de interés y es posible que ya estén a favor de otra reducción en julio, mientras que otros prefieren un enfoque más prudente. Frente a la incertidumbre sobre la evolución de la inflación, es probable que prevalezcan el tono hawkish, haciendo hincapié en la dependencia de los datos y en un enfoque de reunión por reunión. Se espera que el mensaje central de la presidenta del BCE, Lagarde, evite comprometerse explícitamente con otro recorte de tipos en julio. En general, mantenemos nuestra previsión de tres recortes de tipos más hasta finales de marzo de 2025”, añade Kastens.
Orla Garvey, gestora senior de cartera de renta fija de Federated Hermes Limited, recuerda que el mercado tiene ya previsto que el BCE recortará los tipos mañana, aunque “lo que venga después del próximo recorte de tipos será más difícil de comunicar para el banco central y de valorar para los mercados”. En su opinión, se han logrado “avances significativos” hacia el objetivo de inflación, pero “es probable que la trayectoria en el futuro sea más turbulenta”. Combinado “con una mejora de las perspectivas de crecimiento en la zona euro, los mercados podrían tener menos confianza en la trayectoria futura de los tipos de interés básicos del BCE”, señala.
Para Felix Feather, economista de abrdn, dado que consideran que la inflación de los servicios y el crecimiento de los salarios siguen siendo demasiado elevados para que se produzcan recortes consecutivos en junio y julio, por lo que podría tratarse de un “recorte de línea dura”. Además, advierte de que la inflación interanual de este viernes será clave. “Se espera un repunte de la inflación general, pero tendría que ser muy grande para que el BCE se desviara de su objetivo de recortarla en junio. Sin embargo, lo que suceda con la inflación subyacente de los servicios será clave para fijar las expectativas sobre la senda del BCE más allá de junio. La reciente fortaleza del crecimiento de los costes laborales podría significar que la inflación de los servicios se fortalezca, dejando al BCE a la espera durante un tiempo tras el recorte inicial”, añade Feather.
Según la visión de Martin Wolburg, economista senior en Generali AM (parte del ecosistema de Generali Investments), los últimos datos sobre los datos sobre los salarios oficiales alemanes del primer trimestre (+6,2% interanual) y, a nivel de la eurozona, el crecimiento salarial negociado del primer trimestre se fortaleció hasta el 4,7% interanual apuntaban a un riesgo al alza para la inflación. “Los indicadores propios del BCE sugieren que el crecimiento salarial negociado se situará en torno al 4% en 2024 frente al 4,5% en 2023”, matiza.
Wolburg, considera que mientras el mercado laboral siga gozando de buena salud, es exagerado preocuparse por el crecimiento salarial. “Pero teniendo en cuenta las preocupaciones de los miembros del Consejo de Gobierno, ahora consideramos más probable que el BCE recorte sólo una vez al trimestre a partir de junio. Aun así, creemos que el mercado ha ido demasiado lejos al reducir los recortes acumulados de los tipos del BCE para 2024 a sólo unos 60 puntos básicos”, afirma.
El BCE antes que la Fed: impacto en el mercado de bonos
En opinión de las firmas de inversión, estamos a punto de presenciar una situación poco común en la política monetaria: el BCE podría reducir su tipo de interés de referencia antes que la Reserva Federal, la primera vez desde principios de 2000. El motivo es, según Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, que la economía europea se encuentra en una situación muy diferente a la de Estados Unidos. «La brecha de producción es probablemente negativa en la zona euro, y la economía no ha crecido durante la mayor parte de los dos últimos años (lo contrario que en EE.UU.). El crecimiento del crédito es extremadamente débil, lo que sugiere que la política del BCE está restringiendo la actividad. La inflación de la zona euro tiende claramente a la baja (gran parte de la inflación se debe a la crisis energética), a pesar de una inflación de los servicios relativamente estable. En consecuencia, creemos que el BCE tiene margen para recortar los tipos cuatro veces este año, a partir de junio», afirma Olszyna-Marzys.
Para Catherine Reichlin, responsable de análisis de Mirabaud Group, una de las claves de esta diferencia entre el BCE y la Fed radica en la inflación y la percepción de su evolución. Mientras que el BCE dice estar realmente confiado en que la inflación está bajo control, la situación es diferente para la Fed. Desde que las cifras de inflación de abril, publicadas a mediados de mayo, resultaron ligeramente por debajo de las expectativas, la Fed ha estado moderando las expectativas del mercado sobre el momento y la magnitud de futuros recortes de tipos. Una multitud de banqueros centrales están hablando sobre el tema, con un hilo conductor común: se necesitará más que un solo dato para asegurar que la inflación está bajo control y que el ciclo de flexibilización monetaria puede comenzar a finales de este año o principios del próximo”, explica Reichlin.
En otras palabras, la volatilidad es la orden del día, y los rendimientos de los bonos están fluctuando regularmente, como el bono a 10 años de EE.UU., que comenzó el año en 3.89%, subió a 4.70% a finales de abril y actualmente está en 4.43%. “Aunque las expectativas son diferentes, el rendimiento de los mercados de bonos gubernamentales es similar: -1.56% en Estados Unidos y -1.39% en Europa. En Europa, las disparidades son considerables: -2.57% en Alemania frente a +0.58% en Italia, que se ha beneficiado de un estrechamiento de su prima de riesgo”, añade.
La experta de Mirabaud considera que en Suiza, el mercado de bonos está «menos mal» pero sigue en territorio negativo este año con -0.91%. “Entre los bancos centrales que ya han recortado sus tipos (Suiza), los que se están preparando para hacerlo (Europa) y los que están demorando (Estados Unidos), es interesante observar que sus mercados de bonos están siguiendo su curso sin incorporar completamente las expectativas de recortes de tipos. Además, los rendimientos de los bonos, que están cerca de sus máximos de los últimos años, todavía ofrecen buenas oportunidades de entrada para los inversores que aún no se han decidido a comprar bonos”, concluye Reichlin.