El temor a una recesión se deja sentir también en el mercado de materias primas. Según explican desde Goldman Sachs, la estabilidad a la que ha llegado el petróleo en torno a los 100 dólares por barril y a sus dos últimas caídas se debe a una menor demanda, asustada por una posible recesión. Algo que la entidad considera “exagerado”.
Los analistas de Bloomberg reconocen que los inversores han estado valorando las consecuencias de una desaceleración, incluso mientras los mercados físicos de crudo siguen mostrando signos de vigor y la guerra en Ucrania se prolonga. “El cobre bajó por el temor a una desaceleración económica mundial, lo que presionó a los metales industriales”, indican. La realidad es que esta tendencia no es nueva y ya se ha observado en otras materias primas que son muy dependientes del crecimiento económico, como las agroalimentarias, por ejemplo.
En el caso del petróleo, los precios del petróleo cayeron el martes casi un 10% a medida. En opinión de Norbert Rücker, Head Economics and Next Generation Research de Julius Baer, es probable que el ciclo del sentimiento haya cambiado antes de lo previsto y podría seguir presionando los precios en el futuro. “Vemos los fundamentos sin cambios. Con el petróleo ruso que sigue fluyendo, el negocio del esquisto en expansión y la demanda estancada, los precios del petróleo deberían acabar cayendo a un solo dígito. Cualquier deterioro económico inesperado no haría sino acelerar el movimiento a la baja”, indica Rücker.
Además, los expertos de Banca March, añaden otro factor importante que explica su ajuste: “La OPEP+, que incluye a Rusia y representan algo menos de la mitad de la oferta global de petróleo, continuará ampliándose en agosto en 648.000 bpd, restaurando tras dos años la oferta reducida por la crisis del COVID-19 aunque el cártel no dio más visibilidad a los movimientos tras el verano”. En este sentido, este aumento de la oferta podría ayudar a aliviar el precio ante una demanda más debilitada o asustada.
Un comportamiento diferente ha tenido el gas, en especial en Europa. “El aumento del coste del gas natural puede causar un daño duradero a la economía mundial. Este combustible fósil se ha disparado un 700% en Europa desde principios de 2021”, indican desde Bloomberg.
¿Puntual o estructural?
Para los analistas y las gestoras la pregunta clave aquí es si este enfriamiento de las materias primas es algo puntual o realmente han tocado techo en el contexto actual. En opinión de BlackRock, estamos iniciando una época de mayores precios de las materias primas. “Consideramos que se avecina una era de precios de las materias primas estructuralmente más elevados. ¿Por qué? Primero, echemos la vista atrás. Los precios subieron porque la reactivación de la economía impulsó la demanda en un contexto de oferta anormalmente reducida. Occidente ha intentado desengancharse de la energía rusa tras años de disminución de las inversiones. Ahora, miremos hacia delante. Vemos precios estructuralmente más altos en un entorno de ajustada oferta de energía y creciente demanda de metales que será fundamental para acelerar la marcha con el fin de alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono en 2050”, apunta la gestora en su comentario semanal de mercados del BlackRock Investment Institute (BII).
Según explica el documento, los precios de las materias primas se han disparado al chocar la demanda por la reanudación de la activación económica con la reducción de la oferta. Vemos que la guerra y la transición a una economía neutral en emisiones de carbono mantienen los precios altos.
“Los precios de las materias primas y de las energías renovables han subido en los dos últimos años, incluso con los recientes descensos. Las subidas de tipos que ahogan el reinicio podrían provocar más caídas. Pero creemos que los precios están ahora en niveles estructuralmente más altos. ¿Por qué? Occidente está tratando de desprenderse de los suministros rusos”, apunta el documento de la gestora.
Tal y como indica, el flujo de gas ruso hacia Europa se ha reducido en dos tercios en pocos meses, lo cual es un cambio estructural, y forma parte de la aceleración de la fragmentación geopolítica. La escasez de suministro tiene su origen en años de disminución de la inversión de las empresas energéticas tradicionales (véanse las barras rojas del gráfico superior) y los pronósticos prevén aún menos en los próximos años (la barra amarilla). Según sostienen desde BlackRock, esto no se ha compensado con una inversión igualmente fuerte en el suministro de energía limpia.
“Es probable que los precios de las materias primas energéticas se vean respaldados por la creciente demanda de energía en un contexto de escasa oferta en las próximas décadas. Incluso con la mejora de la eficiencia energética en los mercados desarrollados, la demanda mundial de energía podría aumentar significativamente, especialmente si el consumo de energía en los mercados emergentes aumenta notablemente a medida que mejora el nivel de vida. E incluso con un rápido crecimiento de las infraestructuras de energía limpia, sería casi imposible satisfacer la demanda de energía en los próximos años sin los combustibles fósiles, como decimos en un reciente informe sobre el nivel cero. Es probable que siga siendo necesaria alguna inversión en nueva capacidad de producción de combustibles fósiles para satisfacer la demanda de energía. Si no se invierte, la producción suele disminuir a medida que se agotan los pozos. En nuestra opinión, la inversión actual está por debajo de lo necesario para satisfacer la demanda a corto plazo, ya que el capex se ha reducido casi a la mitad desde 2014”, argumentan.
Según su conclusión, el horizonte temporal es clave: “A corto plazo, esperamos que las fuertes subidas de tipos de la Reserva Federal ahoguen el reinicio de la actividad económica. Eso suele implicar malas noticias para las materias primas o los productores de materias primas, pero no si estamos en una nueva era de precios más altos de las materias primas. Vemos oportunidades tácticas en determinados valores energéticos tras la reciente venta. Ahora parecen estar preparadas para una cierta retracción de los precios de la energía, y podríamos ver un aumento de los ingresos y las ganancias en medio de la carrera por reemplazar el suministro ruso”.