¿Cuál es el plan? ¿Por qué hace Donald Trump las cosas que hace? ¿Estamos ante una teatralización de guerra comercial o una verdadera conflagración mundial? Vivimos un arranque del año fuera de lo común en los mercados, por lo que vale la pena hacer una nota para el archivo con las teorías más interesantes sobre el futuro que prepara el presidente estadounidense.
Antes que nada: hay un problema real y se llama deuda estadounidense
De entrada, guste o no Trump, el republicano ha venido para señalar un problema real: Estados Unidos acumula una enorme deuda, tiene déficit comercial con muchos países del mundo y, además, el estatuto del dólar como moneda de reserva mundial hace las cosas más difíciles.
Yves Bonzon, director del grupo Julius Baer, tiene claro lo que busca Trump y así lo expresa en una de sus más recientes cartas a los inversores: “Lo que la administración estadounidense realmente quiere lograr es un reequilibrio fiscal. Para dar una idea de la magnitud del problema, considérese que, en el período 2016-2023, el estímulo fiscal acumulado en EE.UU. ha sido equivalente al 35 % del PIB (frente al 10 % en Europa)”.
Jim Caron, CIO of the Porfolio Solutions de Morgan Stanley Investment Management, señalaba recientemente que Estados Unidos se ha convertido en algo inusual: un país hegemónico, con moneda fuerte y, a la vez, deficitario en comercio con casi todos los países. Para el experto, con o sin Trump, algo tiene que cambiar o aumenta el riesgo de una crisis mundial.
La gran pregunta de fondo es: si hay llegado el momento de reducir la deuda, ¿quién va a pagar?
Los ricos, gracias a Donald Robin Hood
La semana pasada los analistas de Syz Bank reseñaban a un influencer financiero en una de sus notas de mercado. “Aquí hay una gran teoría sobre el plan de Trump propuesta originalmente por @leadlagreport”: “Trump intenta desplomar la bolsa al menos un 20%, provocando una fuga de capitales hacia los bonos del Tesoro. Esto obligará a la Reserva Federal a recortar drásticamente las tasas de interés para poder refinanciar la deuda a casi el 0% y provocar una espiral deflacionaria que reducirá el costo de todo. También pretende usar los aranceles como incentivo para que las empresas construyan en EE.UU. y eviten pagarlos. Los aranceles y la consiguiente guerra comercial global también obligarán a los agricultores estadounidenses a vender más productos en EE.UU. (debido a las medidas comerciales de represalia de otros países), lo que reducirá directamente el precio de los comestibles en EE.UU. Más del 94% de las acciones pertenecen a tan solo el 8% de la población estadounidense. Trump está literalmente robando dinero a los ricos para dárselo a los pobres”.
Bonzon, de Julius Baer, corrobora una parte de esta teoría. El segundo mandato de Trump es muy diferente de su primero. En su primer período, Trump medía su éxito dependiendo de si el S&P 500 subía o no. Ahora, en su segundo mandato, todo gira en torno a “Main Street” y ya no a “Wall Street”. La actual administración se centra en tres puntos: reequilibrar el gasto público y reducir el déficit fiscal; abordar los problemas récord de desigualdad y costo de vida; y reducir las tasas a largo plazo, lo que es especialmente importante para la asequibilidad de la vivienda.
Para el experto, Trump ya no se centra en el S&P 500, sino en el nivel de rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años. El objetivo de reducir las tasas de interés a largo plazo está vinculado a la intención de hacer que la vivienda sea más asequible, beneficiando así a un segmento más amplio de la población estadounidense. Hoy en día, la asequibilidad de la vivienda en Estados Unidos es peor que en el pico de la última burbuja inmobiliaria en 2008.
Una especie de impuesto mundial resultante de un nuevo consenso
Lo llaman Acuerdo de Mar-a-Lago y quiere decir que el costo de reequilibrar la economía estadounidense lo tendría que pagar todo el mundo, y no solo Wall Street. Por ahora, Mar-a-Lago es un rumor, una teoría cuyo origen no está totalmente claro, pero que forma parte de los análisis de los economistas.
Torsten Slok, economista jefe de la gestora Apollo, piensa que “la idea es que Estados Unidos brinde seguridad al mundo y, a cambio, el resto del mundo ayude a presionar el dólar hacia abajo para que crezca el sector manufacturero estadounidense”.
El informe de Apollo explica que, “como los flujos de activos seguros ejercen una presión alcista constante sobre el dólar, es necesario un acuerdo para presionar a la baja el dólar estadounidense y aumentar las exportaciones estadounidenses y traer de vuelta los empleos manufactureros a Estados Unidos”.
Según el profesional, la administración cuenta con dos instrumentos para lograr su objetivo. El primero son los aranceles, que también tienen el beneficio de que aumentan los ingresos fiscales del gobierno estadounidense. El segundo es un fondo soberano de riqueza, que probablemente acumule monedas extranjeras como el euro, el yen y el yuan, para intervenir en los mercados cambiarios y ayudar a ejercer una presión adicional a la baja sobre el dólar estadounidense.
Dos teorías para el archivo. De momento, lo único cierto es la volatilidad.