El miedo, la efusividad, las corazonadas o incluso la forma de interpretar las noticias que escuchamos generan un compendio de emociones, sentimientos y estados de ánimo que pesan en las decisiones de inversión que tomamos. Las behavioral finances son una clara explicación del entorno de mercado en el que vivimos, en el que unos sólidos fundamentales globales contrastan con la pregunta constante de los inversores sobre si una nueva recesión está a la vuelta de la esquina.
“Cuando se habla de volatilidad, realmente lo importante es ser conscientes del dinero que puedes perder en una inversión. Por eso, y para manejar todo este comportamiento que vive el inversor, es muy importante que, como gestores activos, nos enfoquemos en la gestión del riesgo”, apunta Tristan Hanson, gestor del equipo de multiactivos de M&G.
En su opinión, este enfoque es clave y se basa en cuatro pilares: el value risk, el riesgo de correlaciones, los test de stress y la disciplina de ventas. “Nuestra experiencia nos dice que hay que desarrollar nuevos modelos de riesgo porque los que hemos usado tradicionalmente están basados en la volatilidad del año pasado, y eso los hace menos útiles”, añade Hanson. Bajo su criterio, de estos cuatro pilares, el más importante es el value risk, entendiendo como tal valorar el porcentaje de riesgo que tiene el fondo y establecer cuánto se puede asumir.
En esta gestión del riesgo, Hanson y su equipo intentan identificar qué parte de los movimientos en las valoraciones de los activos responden a un tema emocional por parte del inversor o del mercado, y cuáles tienen una causa real o fundamental. “Intentamos identificar episodios cuando los precios se mueven sin razones en sus fundamentales. Lo que vemos, generalmente, es que ante un evento de mercado los inversores se quedan con una parte concreta de la historia en vez de valorar la historia en su conjunto”, explica el gestor de M&G y pone como ejemplo lo que ocurrió con el peso mexicano en 2018.
Tener en cuenta este tipo de aspectos a la hora de gestionar carteras es, en opinión de Hanson, uno de los puntos fuertes de M&G frente a sus competidores. Lo cual se refleja en cosas tan tangibles como el enfoque que hacen en la diversificación, que gana importancia para los gestores activos en 2019.
Visión de mercado
De cara a este año, Hanson se une al consenso y apunta un menor crecimiento global, e insiste en que es complicado hablar de una previsión estática del mercado. “Creo que dar perspectivas a corto plazo es muy complicado y que por eso las estrategias de inversión no pueden ir pegadas a una visión económica. Sin duda hay que tenerlo en cuenta, pero vale más ser flexible”.
Entre los eventos que cree que “debe tener en cuenta” están las subidas de tipos de los bancos centrales. En su opinión, marcarán gran parte del contexto al que se enfrentarán los mercados este año. La parte positiva es que espera que los beneficios globales continúen creciendo. “Lo que vemos es que, en cierta medida, las valoraciones están moviéndose y desconectándose de los fundamentales. Vemos un mercado muy contaminado por aspectos políticos como Trump, el Brexit o Italia, entre otros. En cambio, es más importante lo que haga la Fed o los estímulos que apruebe China para incentivar su economía”, concluye Hanson.