Abril de 2017 marcó el décimo aniversario del mayor fondo cotizado (ETF) de bonos de alto rendimiento de Estados Unidos, un producto que ha generado durante ese periodo una rentabilidad total del 70,8%, lo que equivale a una rentabilidad anual del 5,5%.
Aunque a primera vista estas rentabilidades parecen razonablemente buenas, para Stephen Baines, gestor de bonos de high yield en Kames Capital, resultan “un tanto decepcionantes” cuando se comparan con el conjunto del mercado de bonos high yield, que acumula unas ganancias del 105% –7,4% anual– en el mismo periodo.
Según Baines hay tres razones por las que los fondos índice que invierten en esta clase de activos se ven superados de forma tan amplia por el mercado. El primer motivo es que, a diferencia de la mayoría de fondos cotizados de renta variable, que cuestan unos pocos puntos básicos, “los principales ETFs de high yield cobran comisiones de gestión comparables a las de muchos fondos de gestión activa”.
En segundo lugar, este experto defiende que “a diferencia de un índice de renta variable, que es relativamente estático, el conjunto del mercado de bonos de alto rendimiento cambia rápidamente a medida que los bonos se van emitiendo y reembolsando. No existe una forma de invertir pasivamente en este mercado, ya que los fondos tienen ser que muy dinámicos para seguir el ritmo de los constantes cambios de composición que sufre este universo. La única diferencia es cómo se lleva a cabo”.
Y por último, esgrime la tercera delas razones por las que los ETFs de high yield generan rentabilidades inferiores a las del mercado argumentando que el mercado de bonos high yield es demasiado grande para seguirlo activamente. “En el mercado estadounidense existen alrededor de 1.900 títulos distintos, pero los principales fondos cotizados invierten en tan solo unos 1.000. Eso significa que estos fondos índice han tomado la decisión activa de dejar de lado cientos de títulos, lo que crea un sinfín de oportunidades para los gestores activos”, defiende.
Por último, Baines añade que, en general, la inversión en deuda corporativa con enfoques basados en índices tiene un gran defecto: “Los índices de crédito están ponderados en función de la cantidad de deuda en circulación, por lo que las empresas con un mayor nivel de endeudamiento tienen un peso mayor. Los fondos índice se ven continuamente obligados a reasignar el capital desde los títulos que mejoran –las empresas que reducen su deuda– hacia los títulos que se deterioran – las empresas que aumentan su deuda–. En nuestra opinión, no tiene ningún sentido gestionar así un fondo de deuda corporativa”.