La renta variable se está viendo afectada por el temor a tres factores que están generando una reacción exagerada en los mercados, explica Lukas Daalder, director de Inversiones de Robeco Investment Solutions.
Daalder afirma que la caída de las acciones chinas ha coincidido con una percepción negativa sobre la persistente bajada de los precios del petróleo y la creencia errónea de que los problemas del mercado de deuda high yield son indicativos de una posible recesión mundial.
Sin embargo, estos tres elementos ejercen un efecto bastante limitado sobre las perspectivas económicas reales y, sencillamente, están causando reacciones exageradas, explica Daalder. En consecuencia, su equipo mantiene la sobreponderación en renta variable, pues considera que sus perspectivas para 2016 siguen siendo buenas.
Estas son para Daalder los tres factores que están poniendo presión en los mercados:
La burbuja china: “El mercado de renta variable chino es una criatura autónoma, con vida propia, capaz de subir un 150% entre 2014 y 2015 a pesar del empeoramiento de los fundamentales de sus beneficios empresariales. Se trata de una burbuja, que actualmente se está desinflando. A diferencia de los mercados estadounidenses o europeos –mucho más intervenidos– lo que sucede en China no tiene repercusiones directas sobre el resto del mundo. Las acciones chinas se encuentran mayoritariamente en manos de un grupo relativamente limitado de inversores nacionales, por lo que sus pérdidas no generan graves problemas fuera del país”, cuenta el director de Inversiones de Robeco.
En lo que respecta a la devaluación del yuan, el experto de la firma recomienda poner la variación en perspectiva: desde agosto de 2015, la devaluación total que ha sufrido el renminbi es del 6%, mientras que el euro bajó lo mismo en tan solo un mes, entre octubre y noviembre.
Las ventajas de la bajada del precio del petróleo: Daalder afirma que el segundo temor irracional que afecta a los mercados es la bajada del precio del petróleo y la creencia de que ésta apunta a un debilitamiento de la demanda y, consiguientemente, de la economía. El clima se ha visto enrarecido también a causa de la disputa diplomática entre dos de los mayores productores de crudo: Arabia Saudí e Irán.
“Aunque fuera cierto que la demanda de petróleo estuviera cayendo, esto no significaría que la economía mundial esté debilitándose: el invierno extremadamente cálido que se ha vivido en el hemisferio Occidental (El Niño) o la transición estructural hacia la energía solar también son factores importantes. Sin embargo, el temor se está generalizando, y muchos de los principales países productores y empresas petroleras están resintiéndose. Como consecuencia de ello, dichos países y empresas podrían comenzar a liquidar parte de sus carteras de inversión, lo que incrementaría la presión vendedora en el mercado”, declara Daalder.
La “alerta prematura” de la deuda high yield: El tercer factor que pesa sobre los mercados es el debilitamiento del mercado de deuda high yield y la conclusión de que ésta constituye algún tipo de barómetro industrial, apunta Daalder. Los diferenciales de la deuda high yield estadounidense se han ampliado desde junio de 2014, cerrando 2015 con una rentabilidad negativa del 4,5%, lo que supone su primera pérdida desde 2007.
“La consecuencia más negativa de este hecho guarda relación con la creencia de que el mercado high yield constituye una alerta temprana de las complicaciones que están por llegar”, aclara Daalder. “El motivo es que nunca se había registrado un rendimiento anual negativo salvo en épocas de recesión, lo que implicaría que nos estamos dirigiendo hacia una recesión económica”.
Consideraciones en relación con la cartera
Entonces, ¿podemos decir que la reacción del mercado ha sido exagerada? “Por desgracia, no hace falta mucho para que las acciones bajen, dada la actual situación de empeoramiento del clima en el mercado, pero lo cierto es que el destino de los mercados de valores desarrollados no está en manos de China, sino de Estados Unidos”, afirma el experto de Robeco.
“Teniendo en cuenta que el mercado de consumo en EE.UU. goza de buena salud, consideramos muy improbable que vivamos una recesión en 2016. En consonancia con esta convicción, continuamos manteniendo nuestro modelo de cartera sin reducción del riesgo”, concluye