Las elecciones primarias de los partidos argentinos (las PASO) se volvieron a jugar en clave de plebiscito sobre la gestión del gobierno y la votación del domingo 12 de septiembre resultó ser un duro golpe para el oficialismo. Tras las primeras reacciones de euforia en los mercados, los analistas piensan que la ecuación política difícilmente resolverá la crisis argentina en el mediano plazo, aunque será crucial que no se siga deteriorando el escenario macro del país con vistas a un acuerdo con el FMI.
Primeras reacciones al vuelco político
Los mercados saludaron el lunes la derrota del peronismo en las primarias con subidas de hasta el 19% en las acciones argentinas cotizadas en Wall Street. Los bonos también mejoraron su rendimiento, señal de que los inversores vislumbran un posible cambio de gobierno en 2023 si se mantiene la tendencia de las PASO.
Pero, pensando en las elecciones de medio término de noviembre, la euforia podría ser momentánea. Los analistas esperan que el gobierno trate de reconquistar el voto perdido, especialmente en la provincia de Buenos Aires, y coinciden que en podrían intensificarse los controles cambiarios y las emisiones monetarias para apreciar el peso, lo que agravaría los equilibrios macro de la economía y dificultaría la crucial negociación con el FMI sobre la deuda.
En esta dirección van por ahora las consideraciones de los expertos de Portfolio Personal Inversiones (PPI): “Consideramos que el oficialismo intentará revertir el resultado. Por ello, es posible que veamos un deterioro mayor al esperado en el plano fiscal y un nivelde asistencia monetaria mayor. Por supuesto, esta hipótesis vendría acompañada de mayor presión sobre la brecha cambiaria y sobre los precios. De esta manera, podremos ver algo de calma en el CCL, aunque la perspectiva no es muy alentadora para adelante. Puede generarse una situación de reducciónde riesgo país, suba de bonos y acciones, y a su vez, suba del tipo de cambio. El otro interrogante quenos despierta este escenario es acerca del acuerdo con el FMI. Una postura de política económica más agresiva genera dudas sobre las posibilidades de cerrar el acuerdo en el corto plazo”.
Pensando en el largo plazo: ¿qué cambia con las PASO?
“Las elecciones no ponen nada relevante en juego”, ya que la profunda crisis económica de Argentina tiene raíces demasiado profundas y depende más de los acuerdos con el FMI que de las PASO, señalaban en un informe de mercado los analistas de Consultatio Financial Services. Por otro lado, un extenso informe de la consultora Ecolatina revela que los controles cambiarios deberán mantenerse por largo tiempo en Argentina.
“Argentina está hoy encerrada en una mamuschka de crisis desde donde es muy difícil visualizar la salida”, dice el documento de Consultatio. “La crisis nacida de la pandemia está envuelta en una crisis cíclica más amplia: la que comenzó en abril de 2018, cuando la reversión de flujos de capitales puso fin al ensayo gradualista del restaurar el equilibrio fiscal que intentó el gobierno anterior. Pero esa crisis cíclica es, a su vez, parte de un estancamiento secular mayor que se hizo visible a partir de 2011, cuando la economía entró en modo acelerado de liquidación de stocks – jubilaciones, reservas, futuros y sigue la lista – para financiar una expansión que había dejado de ser genuina ya en 2008. Sin embargo, la mayor de las mamuschkas es anterior: comenzó en los años 70, cuando Argentina se quedó sin respuestas para definir qué lugar podía ocupar en la última fase de globalización que daba comienzo entonces”, escriben desde Consultatio.
En este contexto, los analistas de la firma argentina enumera las veces en que “la política” falló a la hora de encontrar respuestas duraderas: “Lo que define para proyectar si podemos encotrar o no una salida económica o el precio de los activos argentinos es un evento posterior (a estas elecciones): la negociaciones con el FMI. Si hay algún valor informativo en estas elecciones, es palpar la forma en que llegará el gobierno – el brazo conductor de “la política” – a sentarse en una mesa en la cual los lugares ya están asignados y los temas definidos”, añaden.
El control de cambios ha llegado para quedarse
Analizando otro de los principales obstáculos para que Argentina vuelva a los mercados internacionales y pueda financiarse con mayor comodidad, el pasado 22 de agosto Ecolatina analizaba el cepo cambiario que rige actualmente en el país. Los expertos de la firma comparaban los controles establecidos en 2011 por Cristina Kirchner y los que se establecieron en 2019 con la administración Macri.
Actualmente, eliminar el control de cambios equivale a convalidar una mayor demanda de dólares oficiales: ¿podemos permitírnoslo?, se pregunta Ecolatina.
“Los dólares que necesita la economía real para funcionar hoy son menores que los que demandaba durante el cepo anterior (en 2011). La actividad es menor, de modo que las importaciones también lo son, a la par que los salarios en dólares se derrumbaron 45% en relación con 2015, reduciendo la capacidad de ahorro y su poder de compra. Más aún, la mejora de las exportaciones y la disminución del turismo -al menos en el corto plazo- provocarán que la cuenta corriente sea superavitaria este año”, señalan desde la consultora.
“Sin embargo, las aristas financieras revierten este superávit. A diferencia de ese momento, el Sector Público Nacional se encuentra fuertemente endeudado, y requerirá muchas divisas para el pago de obligaciones en los próximos años. Mientras que a fines de 2015 la deuda en moneda extranjera representaba dos años de exportaciones, al término de 2020 implica casi cuatro. Para peor, mientras que a fines de 2015 había un total de vencimientos programados en dólares por 12.000 millones de dólares para el año siguiente, actualmente se espera que estos pagos superen los 31.000 millones de dólares en 2022. Y estas obligaciones deberán afrontarse sin acceso al mercado internacional de capitales, al menos mientras que el riesgo país siga en niveles tan elevados. Por último, la ausencia de rendimientos reales positivos en pesos (únicamente alcanzables con plazos fijos UVA o instrumentos en CER, sin acceso masivo del público) y la perspectiva de que la inflación seguirá elevada en los próximos años dificultan pensar en que la demanda de dólares por motivos de ahorro ceda”, añaden.
“Por último, pero no menos importante, liberar el acceso al mercado de cambios podría llevar al dólar a valores muy elevados, que a priori no parecen necesarios en materia de competitividad. En conclusión, difícilmente las autoridades convaliden una devaluación contractiva cuando los dólares se requieren para el pago de la deuda. Por lo tanto, el control de cambios habría llegado para quedarse algunos años más. ¿Se aprovechará esta vez para corregir los desequilibrios de fondo o se perderá otra oportunidad?”, se preguntan desde Ecolatina.