Después de dejar atrás un año inusualmente volátil para las divisas, que han dejado las valoraciones del dólar estadounidense y del yen japonés más ajustadas, los expertos esperan que estas tendencias se inviertan. “Aunque esperamos que el dólar siga estando fuerte, para 2023, esperamos ver una realineación de las divisas con sus fundamentales”, afirma Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Si hacemos un balance de 2022, en opinión de este experto, fue un año de movimientos violentos en los mercados de divisas, en el que la volatilidad volvió a alcanzar los niveles vistos por última vez durante el sell-off provocado por el COVID-19 y la crisis de la deuda soberana europea de 2011. En consecuencia, las divisas están desalineadas con respecto a su valor intrínseco.
“Las principales divisas de reserva del mundo se han movido en direcciones opuestas, dando lugar a enormes diferencias de valoración. Dentro del grupo de divisas del G10, el dólar estadounidense parece ahora el más sobrevalorado, mientras que el yen japonés es probablemente el más infravalorado”, explica Wewel.
Para los expertos, la pregunta que toca afrontar ahora es qué podemos esperar del mercado de divisas de este año, en particular del dólar. “Seguimos considerando que el dólar se mantendrá firme hasta casi el segundo trimestre de 2023, pero es poco probable que el euro/dólar se acerque pronto a los mínimos anteriores de 0,96. Históricamente, el dólar ha oscilado dentro de un rango determinado antes de alcanzar un máximo significativo, sobre todo cuando las perspectivas de crecimiento mundial eran débiles y el dólar era una divisa de mayor rendimiento dentro del G10, como ocurre actualmente”, afirman desde Lombard Oder.
Según sus previsiones, es probable que el euro/dólar se mueva en un amplio rango de 0,99 a 1,06, aunque el próximo movimiento podría ser a la baja. “Sin embargo, en el segundo semestre de 2023 el par podría recuperarse hacia 1,08”, matizan. Una valoración que comparte Wewel y que matiza: “Pensamos que el dólar estadounidense no debería apreciarse mucho más y que probablemente alcanzará su punto máximo en la primera mitad de 2023, cuando la Reserva Federal haya alcanzado el tipo de interés máximo. Dado que esperamos que los rendimientos de Estados Unidos se moderen debido al debilitamiento de la actividad global, es más probable que los diferenciales de los rendimientos del dólar disminuyan. Esto debería acercar a la principal moneda de reserva del mundo a sus fundamentales”.
Respecto a las previsiones sobre el resto de divisas, las estimaciones señalan que el euro podría recuperarse desde los mínimos de 2022. Según explica el estratega de J. Safra Sarasin Sustainable AM, que mantiene una postura constructiva sobre esta moneda, “la escasez energética debería seguir siendo un problema, pero los bajos precios del gas en un invierno potencialmente más suave probablemente desencadenarán un repunte moderado del euro. El endurecimiento de la política del BCE debería prestar un apoyo adicional. No obstante, reconocemos que la guerra en Ucrania seguirá limitando el alza del euro”.
También dentro de Europa, destaca la libra esterlina, que también ha tenido un año complicado dado los vaivenes políticos. En este caso, desde la gestora reconocen que el deterioro de la balanza de pagos del Reino Unido sumado a la previsible recesión que van a experimentar generan unas expectativas no muy halagüeñas para su moneda.
Las divisas asiáticas: Japón y China
En cuanto a las divisas asiáticas, desde Lombard Odier esperan que el yen japonés se comporte mejor este año en comparación con 2022. “Los continuos avances para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, el máximo de los rendimientos en EE.UU. y un Banco de Japón menos pesimista deberían hacer que el dólar/yen se acerque finalmente a los 128 puntos a 12 meses vista”, argumentan.
Por su parte, Wewel explica que las perspectivas del yen japonés están estrechamente ligadas a las del dólar. “En los próximos meses, es probable que veamos una mayor debilidad del yen, mientras que las intervenciones del Ministerio de Finanzas deberían actuar como reductores de la velocidad. Sin embargo, creemos que la divisa debería beneficiarse una vez que la Fed se aleje de su actual política de subida de tipos. Además, parece que la inflación japonesa se está recuperando, por fin. Aunque el Banco de Japón esperará a tener más pruebas sobre el crecimiento de los salarios, las probabilidades de que la política monetaria japonesa cambie de rumbo en 2023 aumentan constantemente, lo que debería impulsar el yen japonés al alza”, apunta.
Por último, Lombard Odier apunta que el yuan chino seguirá rezagado en 2023 y prevé que obtendrá peores resultados que el euro, en los próximos trimestres. “En primer lugar, aunque el yuan chino se ha beneficiado inicialmente del optimismo de la reapertura, en 2023 esperamos que la moneda se debilite frente a sus homólogas de los mercados desarrollados, como el euro y el yen japonés. La extrema resistencia del perfil de la balanza de pagos de China durante 2020-202, que supuso un fuerte apoyo para el yan, debería desvanecerse a medida que China se reabra. Una contracción del superávit comercial de bienes y más salidas de capital a medida que se recupere el turismo emisor probablemente empequeñecerán cualquier posible mejora de los flujos de cartera hacia el país tras la reapertura. Volvemos a nuestra hipótesis de septiembre de 6,90-7,15 para el dólar/yuan”, concluyen.
Divisas latinoamericanas
Por último, Lombard Odier pone el foco en las divisas latinoamericanas, para las cuales, pese al aumento de los rendimientos en Estados Unidos y la ralentización del crecimiento mundial, no fue un mal año para todas las monedas locales. “El peso mexicano y el real brasileño registraron buenos resultados, mientras que el peso chileno y el colombiano obtuvieron peores resultados”, indica.
Dado que en 2023 se prevé una mayor ralentización del crecimiento mundial, liderado por EE.UU., una China más estable y unos rendimientos estadounidenses más oscilantes, los expertos de la firma destacan que el peso chileno se podría recuperar, que el real brasileño mantenga su valor y que el peso mexicanoempiece a registrar un rendimiento inferior.