El Banco Central Europeo (BCE) celebrará mañana una nueva reunión de política monetaria que, por ahora, apunta a pocas novedades. Tras haber incrementado significativamente el ritmo de compras de bonos del PEPP en su último encuentro, los expertos no esperan nuevas decisiones en este sentido.
“La actividad del BCE ha ayudado a mantener a raya la fragmentación de los bonos gubernamentales europeos (EGB, por sus siglas en inglés) y es probable que, por ahora, mantenga los tipos de interés en el mismo rango y los diferenciales de los EGB relativamente ajustados. Es probable que los esfuerzos combinados de la política monetaria y fiscal apoyen la inflación y la recuperación en general”, resume Allen Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management, sobre sus expectativas de cara a la reunión del BCE de este jueves.
En opinión de Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G Banca Privada, no será hasta la reunión de junio cuando se decida el nuevo ritmo de compras con la actualización de las expectativas macroeconómicas. “Esperamos una actitud de esperar y ver por parte de la autoridad presidida por Christine Lagarde, antes de adoptar nuevos cambios en política monetaria. Las rentabilidades nominales de los bonos soberanos desde la reunión de marzo han continuado repuntando debido a unas mayores expectativas de inflación, pero con las rentabilidades reales bastante estables, que es lo que preocuparía al BCE. Tampoco se han visto grandes movimientos en los bonos periféricos, con un comportamiento similar a los de los bonos de países centrales. Lagarde debería mostrar un posicionamiento de optimismo cauto sobre el crecimiento económico, y prudente respecto a los datos de inflación a futuro. Todas las miradas estarán puestas en la rueda de prensa, por si Lagarde diera alguna pista sobre los siguientes pasos a dar, sobre todo de cara a la reunión de junio”, sostiene García Mellado.
Por el momento, parece que el BCE considera que la configuración actual de las herramientas de política monetaria es lo suficientemente favorable. Y, como bien indica el gestor de A&G Banca Privada, éstas no se revisarán hasta junio. La pregunta es si este timing no se verá alterado ante la previsión de inflación del IAPC del 1,4% para 2023, que es un porcentaje muy bajo. En opinión de Konstantin Veit, Portfolio Manager European Rates en PIMCO, este nivel de inflación prevista plantea interrogantes sobre la interpretación de la estabilidad de precios por parte del BCE, y sobre una estrategia que se limite a mantener la configuración actual de la política monetaria durante más tiempo en lugar de relajar las condiciones de forma agresiva.
A medio plazo, “el BCE probablemente espera que persistan unas aguas razonablemente tranquilas y que las condiciones permitan centrarse intensamente en la revisión de la estrategia en curso. Una vez que los efectos relacionados con la pandemia en la senda de la inflación se neutralicen suficientemente a través de medidas políticas temporales como el PEPP y las provisiones de liquidez subvencionadas, creemos que volverán a cobrar importancia las herramientas más regulares de compra de activos para afinar la orientación de la política monetaria tras la pandemia a partir de 2022, mientras que los recortes de los tipos de interés seguirán en segundo plano. En este contexto, se espera que la revisión de la estrategia ayude a configurar y comunicar el papel de la política monetaria cerca del límite inferior efectivo”, explica Veit.
Los últimos análisis publicados por Bank of America también van en esta línea y apuntan que la reunión de abril puede ser “la calma antes de la tormenta”. Según sus analistas, pese a que el BCE ha cumplido su promesa con el aumento de compras, el “no news good news” puede traducirse en un mayor nerviosismo del mercado de cara a junio.
“Si el programa Next Generation EU (NGEU) se pone en marcha a tiempo, y las economías se reabren, aumentarán los debates sobre el tapering del PEPP, los mercados se pondrán nerviosos y probablemente tratarán de encontrar dónde está el consenso en el BCE cuando se trata de aumentar los rendimientos. Eso, en última instancia, debería obligar al BCE a una mayor convergencia y a una escasa tolerancia a los movimientos de los rendimientos. No se puede descartar el riesgo de un error de la postura hawkish. Pero si la incertidumbre sobre el NGEU se prolonga hasta entonces, y creemos que es un riesgo real, eso podría ser suficiente para evitar un error en junio. Pero esto sólo puede posponer lo inevitable. Sin una función de reacción bien definida, sólo sería cuestión de tiempo que el mercado volviera a poner a prueba al BCE, suponiendo que la incertidumbre sobre la NGEU se despeje finalmente”, argumenta Bank of America.
Por su parte, Anna Stupnytska, economista global en Fidelity International, destaca que en la mente de los responsable políticos del BCE persisten dos preocupaciones clave: la evolución de la pandemia mundial y del virus y, en segundo lugar, los dos recursos legales que se han presentado ante el Tribunal Constitucional alemán (uno sobre el PEPP y otro sobre el Fondo de Recuperación y Resiliencia, el FRR).
“Es probable que los mercados sigan poniendo a prueba la determinación de los bancos centrales de mantener una política acomodaticia, especialmente en el entorno de un mayor crecimiento más adelante en el año inducido por las reaperturas. En este sentido, creemos que los riesgos de la actuación del BCE en las próximas reuniones se inclinan hacia una mayor relajación destinada a mantener los tipos reales en territorio negativo. Aunque, en nuestra opinión, la preocupación del mercado por una reducción anticipada de los estímulos del BCE no está justificada en este momento, el riesgo de que se produzca un error en la política monetaria en un entorno tan inédito es particularmente elevado”, añade a su reflexión Stupnytska.
Dejando las preocupaciones a un lado, los diferentes análisis apuntan a que el BCE insistirá en sus mensajes, por lo que la reunión no tendrá un gran impacto en los mercados. Según Franck Dixmier, director de inversiones global de renta fija de Allianz Global Investors, en concreto, el BCE reiterará su voluntad de mantener las condiciones financieras más favorables para la zona del euro, porque su mensaje hasta ahora ha sido eficaz.
“La advertencia del BCE sobre tipos ha tenido los resultados esperados. En primer lugar porque los tipos a largo plazo se han estabilizado: el bono alemán ha pasado de un mínimo del -0,64% en diciembre de 2020 al -0,27% a mediados de abril. Se trata de un aumento de 37 puntos básicos, en comparación con el aumento de 70 puntos básicos en el del Tesoro de EE.UU. a 10 años durante el mismo período. En segundo lugar, los diferenciales de la deuda pública se mantienen estables y, además, la transmisión de la política monetaria sigue funcionando”, apunta Dixmier.
En su opinión, existe una división latente en el BCE entre quienes favorecen una política monetaria agresiva durante mucho tiempo y quienes abogan por una retirada gradual. “Esta división apareció en el acta de la reunión del 11 de marzo, pero aún no se ha puesto de manifiesto. Este debate llegará tarde o temprano. Mientras tanto, el entorno económico actual permite al BCE seguir justificando su política acomodaticia y posponer el debate sobre la desconexión de sus herramientas. En este contexto, los inversores deben mantener la calma”, advierte el director de inversiones global de renta fija de Allianz GI.
En este sentido, Veit subraya que la actual estrategia del BCE «representa la divisiones dentro del Consejo de Gobierno» y destaca que la preferencia de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, de intentar gobernar por consenso, puede tener efectos secundarios: «Contiene el riesgo de ralentizar la toma de decisiones y, en el peor de los casos, impedirla por completo».
Por su parte, Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, coincide en detectar el cierto “desacuerdo interno” que han mostrado las últimas. “La paz y la tranquilidad han reinado en el frente de la presión del mercado desde su última reunión. Además, el banco central ha dejado en claro que preferiría ajustar, si es necesario, su postura solo cuando esté disponible un nuevo lote de pronósticos, y el próximo llegará solo en junio. Sospechamos que el principal interés del jueves estará en la evaluación de Christine Lagarde de la situación económica actual. Creemos que ella acentuará los aspectos positivos, ahora que la zona del euro está progresando bien, por fin, en el ritmo de la vacunación. La reunión de junio será clave”, explica el experto de AXA IM.
“Desde que tomó el timón del BCE, Lagarde ha tratado de calmar las voces discordantes entre los miembros del Consejo, una forma de distinguirse de su predecesor. Es un objetivo perfectamente admirable, pero da lugar a compromisos en un intento de satisfacer a todos. La decisión del Consejo del mes pasado fue un ejemplo de este enfoque, como se muestra después en el acta de la reunión. Diríamos que esta es una forma extraña de plantear la cuestión de la idoneidad de la política monetaria. En resumen, creemos que es poco probable que los halcones de 2021 recuperen el poder que perdieron cuando Mario Draghi sustituyó a Jean-Claude Trichet hace diez años. No obstante, su posición probablemente supondrá un gran obstáculo para la comunicación de Lagarde. Si este mensaje es mal recibido por los mercados, no debería ser una sorpresa”, afirma Bruno Cavalier, economista jefe de ODDO BHF.