En 2010, un grupo de respetados economistas y estrategas de mercado publicaron una carta abierta a Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal en ese momento, advirtiéndole de que el programa de relajamiento cuantitativo, el llamado QE, podría conducir a la degradación del dólar y a la inflación. Nueve años después, la inflación general sigue teniendo problemas para acelerar por encima del 2%. ¿Por qué este periodo ha sido diferente de lo que esperado por los renombrados inversores y economistas?
En la opinión de Stewart Taylor, gestor de la estrategia Diversified Fixed Income de Eaton Vance Management, y Jason DesLauriers, trader de la misma estrategia, en lugar de transformarse en activos reales, la liquidez creada por el QE fue transferida a activos financieros y al mercado inmobiliario, inflando esos mercados y desatando unos mercados alcistas desorbitantes. El mayor miedo de los expertos de Eaton Vance es que este flujo pueda estar en las primeras etapas de una reversión en la que la liquidez fluye de los mercados financieros a los activos reales, creando inflación en la economía real.
En Eaton Vance creen que la decisión de parar el ciclo de subida del pasado mes de enero, aunque fue prudente dada la desaceleración global, incrementa las probabilidades de un cambio significativo en la inflación, en los próximos 12 a 18 meses.
La inflación es, por naturaleza, un desarrollo tardío en el ciclo. Por lo general, continúa aumentando después de que el ciclo económico toca techo y comienza a desacelerarse. Además, cuando comienza en la última parte del ciclo, por lo general aumenta muy rápidamente.
Esto hace que un incremento brusco en la inflación sea difícil de anticipar por los economistas y los bancos centrales. También complica la tarea de los bancos centrales, pues es mucho más difícil restringir la política monetaria cuando un ciclo económico se está desacelerando. En este punto del ciclo económico, Eaton Vance cree que la Fed debería ser más vigilante y no menos. Sin embargo, este parece ser el rumbo que está tomando la Fed.
¿Un cambio en la política inflacionaria?
La política monetaria actual sitúa un 2% de inflación en los gastos de consumo personal como el objetivo y el límite superior a alcanzar. Liderada por la división de la Fed en San Francisco, la Reserva Federal puede estar a punto de cambiar el contenido de esta política.
Si es adoptado, el nuevo enfoque promediará la inflación, permitiendo que esta crezca por encima del 2% después de periodos en los que se ha situado por debajo del 2%. La lógica es un enfoque simétrico que permitirá una discreción adicional cuando se trata de periodos de bajo crecimiento económico. Suponiendo por un momento que la medición y la predicción de la inflación es posible, algo que no es verdad, un movimiento desde una tasa de inflación objetivo del 2% hacia una política simétrica o de promedios permitirá a la Fed una mayor discreción cuando trate la inflación.
En Eaton Vance creen que este cambio podría ser una mala idea por una serie de razones. Para los bancos centrales es difícil recuperar el control una vez la inflación se incrusta en la economía. También está la cuestión del enorme esfuerzo que representa forzar una inflación alta en niveles nominales. En la opinión de Eaton Vance, unas políticas diseñadas para tolerar un mayor grado de inflación degradan la credibilidad de la Fed en relación a su credibilidad con respecto a la inflación e incrementa el riesgo de una inflación más alta. La tolerancia a una inflación más alta no es solo perjudicial para los hogares estadounidenses, pero también para los inversores extranjeros en títulos del Tesoro y otros activos estadounidenses.
La perspectiva de inflación
Mientras que la inflación general puede seguir cayendo debido a la disminución del precio del crudo, las fuerzas inflacionarias en sentido más amplio continúan creciendo. Mientras tanto, muchos mercados están descontando un precio de inflación más bajo y la Fed parece menos dispuesta a ser proactiva para prevenir la inflación.