¿Tiene sentido incrementar o incluso empezar a invertir en renta fija en un entorno de tipos de interés al alza? Para Christian Hoffmann, CFA y gestor de renta fija en Thornburg IM, la respuesta es positiva: “Ahora es un momento muy interesante para la renta fija, para tomar riesgos y diversificar la cartera. Los puntos de entrada son más convincentes para empezar a invertir ahora con vistas a la normalización monetaria”, comentaba en una conferencia virtual organizada recientemente por la gestora para analizar qué perspectivas ofrece actualmente esta clase de activo.
Hoffmann se refiere a que este es un buen momento para reevaluar los distintos activos que componen el universo de renta fija y ponerlos en contexto con el entorno macro. En la firma han identificado tres grandes temas de inversión. El primero, que la Fed haya reconocido que el repunte de la inflación requiera de una postura más agresiva por su parte para poder combatirla. El segundo, que se ha desplomado a nivel global el volumen de deuda que estaba cotizando a tipos negativos debido a las presiones inflacionarias y al cambio en las políticas monetarias de los bancos centrales. Y, finalmente, que el aplanamiento bajista de la curva de tipo ha puesto prácticamente a la par las tires de la deuda en tramos más cortos con la TIR de los bonos estadounidenses a diez años.
“Después de 15 años tentando a la inflación, la Fed puede decir que ha cumplido su misión, porque las tasas superan el 4% en Estados Unidos. Hemos impreso tanto dinero que la gente ha perdido el interés por el dinero fiat y ahora le interesan otro tipo de monedas, principalmente las criptomonedas, y los NFTs. La Fed ha obligado durante más de una década a invertir en activos más arriesgados, y finalmente los inversores han recogido ese guante”, reflexiona Hoffmann sobre la situación actual en Estados Unidos.
¿Dónde están las oportunidades?
Desde la gestora constatan que en los últimos meses se ha producido un ensanchamiento generalizado de los diferenciales, que aun así cotizan dentro de sus medias históricas de largo plazo. Esto los lleva a mantener un posicionamiento defensivo en sus carteras, apostando por activos de alta calidad y con un buen perfil de liquidez que les permitan aprovechar las correcciones en el mercado, que prevén que sean cada vez más frecuentes y violentas: “En diez años nunca nos hemos visto obligados a vender activos o comprar liquidez. Con nuestro enfoque de calidad y liquidez hemos tenido margen para ser oportunistas durante los picos de volatilidad”, afirma el gestor. Gracias a este enfoque, presume de que los fondos de la casa “se han comportado notablemente mejor que el mercado”.
Así, entre las preferencias de Thornburg figuran los bonos colateralizados en el sector de consumo en Estados Unidos y la deuda high yield. “En un entorno de curva aplanada, no tiene sentido salirse de la curva para invertir porque los otros activos ofrecen una rentabilidad similar, en vez de incrementar la duración lo importante es entender en qué parte del ciclo estamos” explica Rob Costello, client portfolio manager de la firma.
“Seguimos constructivos con la temática del consumo estadounidense: los balances están reparados y el mercado laboral es sano”, indica Hoffmann por una parte. En cuanto a la deuda de alto rendimiento, aclara: “Pensamos que entre los activos de renta fija con riesgo el high yield ofrece oportunidades: si en verano del año pasado ofrecía un 3,5% yield to worst, este año está ofreciendo un 7-8%”. “En high yield hay riesgo de recesión, pero no es tremendo, por lo que estamos siendo oportunistas. Donde no entramos es en bonos CCC”, añade.
Thornburg cuenta con una gama interesante de fondos de renta fija, de los cuales su fondo estandarte es el Thornburg Strategic Income Fund, un fondo de renta fija global. Hoffmann comenta sobre la gama que “la duración media de nuestras carteras está en tres años porque consideramos que es el escenario neutral”.
Algunas advertencias
El experto de Thornburg IM también tiene algunas advertencias para los inversores que están buscando ampliar o modificar su exposición a activos de renta fija, particularmente para aquellos que tienen un enfoque defensivo. Se fija en particular en dos de las operaciones que más se han realizado en los mercados en los últimos meses: el traspaso de flujos hacia fondos de crédito de corta duración, y el incremento de la inversión en crédito bancario de Estados Unidos. Sobre los primeros, explica: “En un entorno de pánico como el que hemos vivido, la gente no vende lo que quiere, sino lo que puede y esto suele ser el crédito de corta duración. Esto está dañando a los fondos ultra short duration, donde se había refugiado mucha gente de la corrección del mercado”.
En cuanto al mercado de créditos bancarios (bank loans), en el que actualmente se está refugiando mucha gente buscando protección frente a las subidas de tipos de interés, Hoffmann es categórico al afirmar que “no está ofreciendo lo que la gente cree que busca”. “La convexidad de este mercado es muy pobre, la gente cree que compra protección y en realidad lo que está comprando es riesgo de crédito. Es algo similar a lo que está sucediendo con los bonos flotantes (floating rate notes), ya que el gestor indica que “el cambio de la política monetaria también va a tener impacto sobre la estructura de los balances, porque muchas compañías no están preparadas para afrontar las subidas de tipos de interés, como por ejemplo las compañías muy expuestas a bonos flotantes”.
“Pensamos que el dinero fácil ya se ha hecho y que ahora hay que vigilar los niveles de liquidez”, sentencia el experto a modo de reflexión final.