Este domingo, Brasil se enfrentará a unas nuevas elecciones generales en las que se medirán el expresidente Lula da Silva y el actual presidente, Jair Bolsonaro. Según Thierry Larose, gestor de carteras y analista en Vontobel, los mercados se han mostrado bastante agnósticos respecto a quién ganará estos comicios, pese a que la diferencia entre los candidatos se ha estrechado. Sobre Brasil, sus elecciones y sus retos económicos hemos reflexionado con él en esta entrevista.
¿Qué están descontando los mercados ante estas elecciones?
Los mercados se han mostrado agnósticos por varias razones. En primer lugar, hay una enorme brecha ideológica entre Lula y Bolsonaro. Aunque sus respectivas agendas políticas también son muy divergentes, la línea divisoria entre ambos es un poco más borrosa cuando se trata de ciertos aspectos de la economía que preocupan mucho a los mercados: ambos son populistas pragmáticos que, por un lado, están deseosos de gastar cualquier margen de maniobra fiscal en beneficios sociales y subsidios en lugar de en la formación de capital. Pero, por otro lado, ambos son conscientes de las líneas rojas que no se pueden cruzar en términos de sostenibilidad de la deuda.
En la misma línea, la elección del ministro de Economía será una señal determinante para los mercados. Bolsonaro probablemente mantendría a Paulo Guedes. En el caso de Lula, hay más incertidumbre sobre quién desempeñaría este relevante rol. Es de esperar que sea un perfil moderado que no dé la impresión de ser una persona que lleve a cabo políticas irresponsables desde el punto de vista fiscal. Desde que Lula anunció su preferencia por un no-tecnócrata, han sonado nombres como el del gobernador de Piauí, Wellington Dias, o el del exministro de Sanidad, Alexandre Padilha, que se perfilan para ese papel por su habilidad política para negociar con el Congreso y a nivel interno del gabinete. Más recientemente, el exjefe del Banco Central y ministro de Economía, Henrique Meirelles, declaró su apoyo a la campaña de Lula. Los mercados celebraron inmediatamente el titular, apostando por la posibilidad de que se una al equipo y asuma un papel que ya desempeñó con éxito bajo la presidencia de Michel Temer.
Además, lo que realmente importa en Brasil es averiguar si el presidente será capaz de reunir una mayoría operativa en el Congreso y cómo lo hará.
¿Los datos económicos más sólidos del segundo trimestre de Brasil, publicados a principios de septiembre, impulsarán las posibilidades de Bolsonaro de ser reelegido en octubre?
Sí, la mejora observada en la actividad económica y el enfriamiento de las presiones inflacionistas juegan claramente a favor de Bolsonaro. De hecho, la única posibilidad que tiene el presidente se basa en la aceleración de esta tendencia en las próximas semanas, aunque ese no es nuestro escenario base.
¿Por qué Lula sigue siendo uno de los candidatos más populares de América Latina en las últimas décadas?
En sus dos mandatos presidenciales, Lula se benefició de una época de bonanza de las materias primas, impulsada por el ascenso vertiginoso de China en la economía mundial. Los brasileños de la Generación X lo recuerdan como un período de buenos resultados económicos y de crecimiento inclusivo, con una clase media en rápido crecimiento impulsada por las políticas de reducción de la pobreza. El éxito se debe en gran medida a las reformas y políticas de estabilización llevadas a cabo por los presidentes Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso en la década de los 90, pero fue Lula quien cosechó los frutos, incluido el récord de popularidad.
¿Qué destacaría del legado de Lula en materia económica?
Lula se aprovechó del auge de la globalización de principios de la década de 2000, sin cometer grandes errores y aprovechando al máximo la apertura de China al comercio mundial y su entrada en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Incluso la crisis financiera mundial de 2008 dejó al país relativamente indemne, en comparación con muchas economías desarrolladas.
¿Y del de Bolsonaro?
Bolsonaro no dejará ningún legado por la sencilla razón de que entregó todos los asuntos económicos a su ministro de Economía, Paulo Guedes, desde el primer día. El ministro Guedes será recordado como un «Chicago boy» de manual que trabajó duro para reducir el tamaño del Estado en la economía, recortando tanto los impuestos como el gasto público, y privatizando tantas empresas estatales como fuera posible. Su legado incluye varias reformas, la principal de las cuales fue la reforma de las pensiones de 2019. Un logro más polémico fue la reestructuración masiva de los pagos de la deuda del gobierno ordenados por los tribunales (precatórios) en 2021.
¿Qué presidencia cree que tuvo un impacto más positivo desde el punto de vista económico y de mercado?
Sin duda alguna y a todas luces, Brasil fue mucho más próspero entre enero de 2003 y enero de 2011 que desde enero de 2019.
¿Cuál de los dos candidatos se adaptaría mejor a los mercados?
Los mercados preferirían tener al ministro Guedes al frente de la economía para un segundo mandato. Sin embargo, como ya se ha dicho, la victoria de Lula no provocaría necesariamente una pataleta.
A la hora de hablar de los desafíos para la economía brasileña en los próximos años, ¿qué debe hacer sin demora el nuevo presidente brasileño?
El presupuesto brasileño es muy rígido. Esto se debe a la gran cantidad de gastos que son obligatorios por la Constitución, la asignación de los ingresos fiscales a usos específicos y la designación de ciertos gastos como «obligatorios». El efecto es que una gran proporción del presupuesto queda aislada del escrutinio efectivo cada año.. Se calcula que más del 90% del presupuesto está sujeto a estas rigideces». Esta rigidez hace casi imposible canalizar los recursos públicos hacia grandes programas de inversión. En consecuencia, se requiere tiempo y paciencia para que un presidente pueda cumplir cualquier promesa económica. Esto se mantendrá así por algún tiempo, hasta que eventualmente aparezca una forma de romper esta rigidez de manera aceptable para la población.
¿Cuál es la mayor preocupación de los mercados sobre el nuevo presidente?
La irresponsabilidad fiscal, la derogación de las reformas favorables al mercado aplicadas desde el presidente Michel Temer (especialmente el tope del gasto público en términos reales que Lula prometió anular) y las permanentes interferencias de la agenda ideológica en las políticas económicas. Sin embargo, esperamos que la mayoría de las reformas se mantengan, ya que una derogación completa requeriría una mayoría especial que es poco probable que Lula obtenga. En cualquier caso, la crisis de la Covid demostró que, de todos modos, el tope puede ser vulnerado en circunstancias excepcionales.
¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de invertir en Brasil en un momento como el actual?
Se justifica cierta cautela, ya que se espera que la volatilidad aumente hasta el final de octubre, aunque no de forma desordenada, pero las mejores perspectivas fiscales, de inflación y económicas deberían ser un viento de cola para los primeros meses de 2023. A menos, por supuesto, que las economías desarrolladas entren en un aterrizaje forzoso, empujando a los inversores mundiales a buscar un refugio seguro en el dólar estadounidense. A nivel brasileño, queremos seguir de cerca el actual ciclo, si los ingresos fiscales siguen traduciéndose en un desapalancamiento del sector público, y si los inversores extranjeros vuelven en masa a comprar activos brasileños una vez que mejore el sentimiento del mercado mundial.