Mucho se ha hablado del fenómeno único del crecimiento sincronizado global, de la unanimidad de una política monetaria laxa y del objetivo de tener políticas fiscales comunes por regiones geográficas. Pero, ¿y si todo esto hubiera llegado a su fin?
Esta puede ser la próxima realidad del mercado, en opinión de Erick Muller, responsable de estrategia de Muzinich –gestora especializada en renta fija corporativa o crédito–. Muller considera que está surgiendo un nuevo entorno macroeconómico en el que la economía europea y norteamericana comienzan a tomar caminos distintos. “2017 marcó un nuevo punto de inflexión desde la gran crisis financiera porque nos puso delante un escenario caracterizado por un crecimiento sincronizado entre países emergentes y desarrollado, un sector bancario más fuerte, unos resultados empresariales muy positivos y en crecimiento, y una tasa de desempleo. Desde entonces tres cosas han cambiado: las políticas monetarias, las políticas fiscales y el ritmo del crecimiento global”, afirma Muller.
En opinión de Muller estas tres tendencias son las que están rompiendo la gran sincronización que había hasta el momento. Analizando cada una de ellas, Muller destaca en primer lugar la política fiscal emprendida por Estados Unidos y su anuncio de recorte de impuestos. En este sentido destaca que estas medidas no están logrando dotar a la economía estadounidense de más eficiencia, en cambio si podría provocar un aumento de presupuesto.
“La decisión de Donald Trump de rediseñar la política de comercio de tal forma que le beneficie a Estados Unidos puede producir cierto stock en el mercado o incertidumbre a corto plazo en el sector empresarial”, destaca Muller y señala a las políticas proteccionistas como una clara diferencia con otras economías. En este sentido reconoce que el crecimiento se ha ralentizado, en especial en los países desarrollados, pero no es algo alarmante porque los indicadores globales y los fundamentales son positivos.
Por último, Muller se refiere a que esta desincronización es más evidente a la hora de hablar de las política monetarias de los bancos centrales. “La inflación no está subiendo al ritmo que esperaban los bancos centrales, lo cuál tiene un claro efecto sobre las subidas de tipos que tienen previsto realizar. La Reserva Federal ya ha iniciado este camino de subidas de una forma más firme, mientras que el BCE está retrasando la subida de tipos y alargando el recorte de su programa de compras”, mariza Muller.
Oportunidades a la vista
En este contexto de “desincronización”, ve oportunidades de inversión en los bonos corporativos, principalmente denominados en euros. “Tenemos claro que el foco está en la duración cortas y en ser muy selectivos, dicho hecho creemos que son interesantes los bonos flotantes, los préstamos sindicados y la deuda privada, aunque esta última tenga menos liquidez”, afirma Muller quien explica que han visto un creciente interés en el la deuda privada por parte de los inversores institucionales.
A la hora de hablar de áreas geográfica, Muller reconoce que prefieren Europa frente a Estados Unidos. “Es cierto que el high yiel de Estados Unidos puede ofrecer algo más de interés, pero le perjudica el cambio de divisa”, concluye. En cuanto a mercados emergentes, destaca los atractivos yields que tienen, sobre todo en duraciones cortas.
Por último, Muller destaca las estrategias flexibles como el tipo de estrategia que mejor se adapta a un entorno como el actual; en este sentido también reconoce que las estrategias de duraciones cortas y absolute return son de las más demandas, en especial por perfiles conservadores. En cambio, los inversores institucionales reconoce que se han vuelto más sofisticados.