La revolución industrial del siglo XIX creó una amplia clase social media en Europa Occidental y América. Hoy en día, está ocurriendo lo mismo en los mercados emergentes. Según los cálculos de Jack Neele y Richard Speetjens, gestores del Robeco Global Consumer Trends Equities, se espera que durante las próximas dos décadas la clase media mundial aumente en otros 3.000 millones de personas y pase de los 1.800 millones a los 4.900 procedentes casi en exclusiva de los países emergentes. Sólo en Asia, 575 millones de personas ya pueden considerarse clase media. Una cifra que es incluso superior al total de la población de la Unión Europea. Este cruce de oeste a este en términos de tamaño y el gasto de la clase media tiene grandes implicaciones para el crecimiento del consumo previsto.
Los inversores que quieran aprovechar esta tendencia, dicen los analistas de Robeco, tendrán que estar atentos a tres tendencias:
Adaptarse a los cambios en las demandas locales
El envejecimiento de la población en China necesitará nuevos servicios financieros que ayuden en el ahorro para la jubilación. Además, la creciente urbanización del país dará lugar a una mayor demanda de tecnologías verdes. La transformación más drástica se está dando en China, pero habrá cambios en muchas de las economías en desarrollo. Lo que quieren estos hogares no puede ser muy diferente de lo que querían los consumidores en los anteriores períodos de rápido desarrollo económico. Las empresas tendrán que adaptar los productos que ofrecen a los cambios en las demandas locales.
Más dinero para gastar
En las últimas décadas, las economías desarrolladas han dominado las ventas de bienes de consumo duraderos. La penetración aún es relativamente baja en muchas economías de rápido crecimiento. Sin embargo, cuando los ingresos de un hogar se acercan a los 10.000 dólares, la demanda de bienes de consumo duradero se recupera. A medida que más hogares de estas economías se mueven en bandas más altas de ingresos, disponen de más dinero para gastar en artículos discrecionales. La demanda de servicios, como las comunicaciones, la cultura o el entretenimiento suele crecer casi el doble que el gasto en alimentos.
Posiciones locales fuertes o fuertes marcas occidentales
Sin embargo, este mayor crecimiento en el gasto de los consumidores en los mercados emergentes no ha sido una victoria fácil para las empresas de consumo. Muchas empresas locales priorizan crecimiento de las ventas, pero la intensa competencia, la preferencia de los consumidores por los productos de valor añadido y el aumento de los costes están haciendo que sea difícil mejorar los resultados. En medio de la creciente volatilidad, las empresas deben ser más cuidadosas y tener un plan estratégico para acercarse a estos mercados. “Ésta es la razón por la que nuestra estrategia de consumo emergente se centra en empresas con posiciones muy fuertes en el mercado local o fuertes marcas occidentales”, concluyen Jack Neele y Richard Speetjens, managers de Robeco Global Consumer Trends Equities.