A medida que se intensifica la campaña electoral, Estados Unidos se enfrenta a un año de incertidumbre política del que saldrán ganadores y perdedores en las diferentes industrias y empresas. John Bailer, de The Boston Company Asset Management, destaca algunas de las áreas a las que prestar atención.
Aunque resulta imposible predecir el desenlace de las elecciones de este año, algunos analistas consideran que las perspectivas de los mercados no tienen nada de impredecible y aseguran que, tal como demuestra la historia, las bolsas siempre se aprecian en el cuarto año de un ciclo presidencial, dice Bailer siguiendo la teoría desarrollada por Marshall Nickles que, en 2004, revelaba que entre 1941 y 2000 todas las grandes caídas de la bolsa ocurrieron durante los primeros dos años del cuatrienio presidencial, y que nunca se produjo una caída significativa en el cuarto año.
El experto cree que ciertos segmentos del mercado se verán favorecidos con independencia de quien gane las elecciones, especialmente teniendo en cuenta la prioridad concedida a los electores de las clases medias. En su opinión, esto significa que el gasto en infraestructura y defensa, y los sectores financiero y de salud podrían ser temas candentes. A la luz del enorme gasto en medios de comunicación de los candidatos en sus esfuerzos para convencer a los votantes, es probable que las compañías de medios también se vean afectadas.
Ganadores: gastos en infraestructura y en medios de comunicación
A medida que se acercan los comicios, se oye hablar más sobre el proyecto de ley de gasto en carreteras, que financiaría mejoras en carreteras, puentes y transporte público. La ley se propone establecer un plan de desarrollo a seis años que ponga fin a la postergación de la solución real del problema, en lugar de obligar al Congreso a tomar decisiones difíciles sobre la financiación del gasto. “El Congreso ha logrado aprobar el proyecto de ley antes de las elecciones, lo cual debería estimular la economía y beneficiar especialmente a los productores de áridos y a las empresas de construcción residencial y no residencial”, señala.
Es probable que los candidatos hagan promesas de aumento del gasto y el debate sobre el techo de la deuda podría incidir positivamente en el gasto de defensa. “No obstante, creemos que el aumento en las medidas de gasto más allá de los ámbitos de defensa e infraestructura será limitado”, concreta el experto, que añade: “Creemos que también podemos pronosticar otras tendencias con cierto grado de convicción». Históricamente, el sector de medios de comunicación se ha beneficiado de las elecciones presidenciales y “prevemos que 2016 será otro año récord de gasto de publicidad en el marco de las campañas presidenciales”.
El gasto en publicidad será muy grande, pero su impacto en la economía seguirá siendo pequeño: la economía influye más en el gasto en medios de comunicación de lo que dicho gasto influye en la economía, aclara Bailer. El efecto real del paquete de medidas de estímulo de 700.000 millones de dólares implementado en 2009 sobre una economía de 16 billones de dólares todavía se está debatiendo. Del mismo modo, 11.400 millones de dólares parece una cifra muy grande, pero vista desde una perspectiva más amplia, su impacto neto sobre el PIB podría ser limitado, afirma.
Perdedores: retórica negativa bancos y farmaceúticas
Del lado contrario, el experto pronostica que a medida que la carrera electoral gane impulso habrá muchos discursos negativos sobre los bancos de Wall Street por parte de ambos partidos. Estas entidades son un blanco fácil, debido a que gran parte del electorado sigue viéndolas como las causantes de la crisis financiera. Además, Bailer también opina que es probable que los demócratas expresen su descontento sobre la capacidad de las empresas farmacéuticas para subir sus precios.