Durante la presentación de las perspectivas para el próximo año, la mayoría de las gestoras han analizado los potenciales riesgos de mercado, y entre ellos han coincidido en señalar la geopolítica y los conflictos armados. Por ejemplo, Philipp E. Bärtschi, CIO de J. Safra Sarasin Sustainable AM, señalaba recientemente: “El entorno de inversión se ha tensado en las últimas semanas. Además de la guerra entre Ucrania y Rusia, el ataque de Hamás contra Israel ha añadido otro conflicto geopolítico con potencial para una nueva escalada, cuyos efectos son difícilmente previsibles en estos momentos”.
A su visión se unen otras, como la de Víctor de la Morena, director de inversiones de Amundi Iberia. “Vemos más riesgos geopolíticos en 2024, que además es un año con fuerte carga electoral. Creemos que el conflicto en Oriente Medio quedará circunscrito a un entorno más doméstico, y podría haber tensiones entre China y Taiwán, que celebra sus elecciones en enero. En EE.UU., creemos que la primera mitad del año van a ser más relevantes los factores ligados al crecimiento y en la segunda mitad del año se incrementará el riesgo geopolítico por la cercanía de las elecciones”, señalaba durante la presentación del outlook de la gestora.
Pese a este riesgo, los expertos indican que los mercados financieros han demostrado una notable resistencia frente a las turbulencias. “A lo largo de las últimas cuatro décadas las bolsas han soportado retrocesos de corta duración en respuesta a diversas crisis geopolíticas y lo que resulta aún más sorprendente es la rápida recuperación que suele seguir a estas caídas. Incluso tras incidentes trágicos como el 11-S o en medio de conflictos bélicos como el de Ucrania, los índices europeos han demostrado una notable capacidad de recuperación. En este contexto, el reciente conflicto entre Israel y Hamás plantea interrogantes sobre su posible impacto en la economía y los mercados financieros europeos”, explican los analistas de Freedom Broker.
Según estos analistas, un dato relevante es que la sensibilidad de los índices europeos a una serie de conflictos recientes entre Israel y sus vecinos es relativamente baja, “lo que indica que la actual escalada en la región también tendrá probablemente un efecto muy limitado en la economía y el mercado bursátil de la UE”, afirman.
Al acabar el año, uno de los aspectos que preocupa en el conflicto entre Israel y Hamás es que escale y se extienda por toda la región. Según explica, el riesgo potencial clave para Europa reside en el plano de la interrupción del suministro de petróleo (por ejemplo, si se interrumpiera la circulación en el Estrecho de Ormuz) y, como consecuencia, una subida de los precios del petróleo. Sin embargo, suponemos que tal escenario es poco probable. “En general, no esperamos restricciones en el suministro de petróleo o GNL por parte de los países de Oriente Medio. Un factor de riesgo relacionado sería una mayor presión sobre Irán por parte de EE.UU. y la UE, que podría reducir su producción de petróleo – desde marzo de 2023, Irán ha aumentado la producción en 0,48 millones de barriles diarios* En caso de expansión del conflicto militar -sin restricciones en el suministro de petróleo- las cotizaciones del petróleo podrían tener una prima de precio geopolítica adicional, que a corto plazo podría ejercer una presión al alza sobre la inflación europea. El aumento de la inflación y de los tipos de interés es un factor de vulnerabilidad para la economía europea”, argumentan.
Frente a este contexto lanzan cuatro ideas para que los inversores preparen sus carteras. En primer lugar, proponen aumentar la proporción de oro en la cartera hasta el 7-10%; así como elevar la proporción de bonos hasta el 25-35% de la cartera. “La distribución de las posiciones entre bonos cortos y largos puede ser equitativa: el aumento de los riesgos geopolíticos y/o el aumento de los riesgos de recesión estimularán un descenso de los rendimientos de los bonos a largo plazo”, señalan.
Por último, los analistas de Freedom Broker añaden que los inversores deberían aumentar la proporción de sectores defensivos en la cartera hasta el 25%-35%, incluidos los servicios públicos, la atención sanitaria y, en menor medida, el sector del consumo. Su última propuesta pasa por elevar la cuota de empresas del sector de Defensa en la cartera hasta el 10-20%. El sector de defensa puede estar entre los beneficiarios tanto del aumento de las tensiones geopolíticas como, considerando las recientes declaraciones de los líderes políticos, puede recibir un impulso como resultado del aumento de los presupuestos militares de la UE.