En el último mes, varias divisas emergentes se han visto presionadas, avivando los temores de un posible riesgo de contagio a otros mercados. Las tres economías que han resultado más afectadas por un contexto de fortaleza del dólar y unos tipos de interés al alza en Estados Unidos; han sido Argentina, Turquía y Sudáfrica. En el caso de esta última, son varios los factores que la hacen altamente vulnerable, entre ellos, la gran dependencia de la segunda mayor economía del continente africano al precio de las materias primas.
Según apunta Bart Hordijk, analista de Monex Europe, el país acaba de entrar en una recesión técnica, después de que la economía se contrajera de manera inesperada en un 0,7% anualizado durante el segundo trimestre, tras una fuerte contracción del 2,6% en el primer trimestre de este año. El malestar por estos malos datos se suma a las preocupaciones sobre el programa de expropiación de tierras sin compensación, que ya parece estar pesando sobre las inversiones en agricultura y minería, conforme la seguridad de los derechos de propiedad se vuelve menos cierta.
“La llegada de una recesión y el aumento del desempleo al alza puede impulsar a una población descontenta a los brazos de los partidos políticos que prometen una reforma de la política de tierras más radical, como los Luchadores por la Libertad Económica (Economic Freedom Fighters (EFF), el partido de la oposición) de Julius Malema. Esto podría convertir una situación mala en una peor, dado que la incertidumbre sobre la reforma agraria y los derechos de propiedad son una de las razones por las que la economía sudafricana no ha tendido un buen rendimiento últimamente. Para complicar aún más las cosas, la inflación ha estado al alza recientemente, alcanzando un 5,1% en julio, moviendo el límite superior del objetivo del Banco de la Reserva de Sudáfrica entre un 3% y un 6%. Conforme el rand sudafricano ha perdido más de un 35% desde febrero, muy probablemente la inflación aumente, incluso un poco más este año, debido a los precios de las importaciones. Esto coloca al Banco de la Reserva de Sudáfrica frente a un dilema diabólico; subir los tipos de interés para mantener la estabilidad de los precios, pero potencialmente desacelerar la economía, o permitir que la inflación corra libre”, explica.
Todo esto sucede en un contexto de subida de tipos de interés que limita la liquidez de los mercados emergentes. Asimismo, una intensificación de la guerra comercial a nivel global también podría acabar golpeando a Sudáfrica de una forma especialmente devastadora, por tratarse de un país exportador de metales industriales. Los miedos de contagio por crisis desatadas en otros mercados emergentes, como pueden ser Turquía y Argentina, suman a los factores que minan la confianza de los inversores.
“La falta de crecimiento económico vuelve a ser otro jinete apocalíptico que genera una angustia adicional a la situación sudafricana, provocando que su divisa, el rand sudafricano, se vea cada vez más vulnerable”, añade Hordijk.
Así, Claudia Calich, responsable de mercados emergentes del equipo de renta fija minorista de M&G defiende que, mientras Sudáfrica no está tan expuesto a la deuda denominada en dólares como Turquía y Argentina, algunos de sus principales indicadores económicos se están deteriorando en Sudáfrica. Estos incluyen el nivel de desempleo, la actividad comercial y productiva, así como su déficit por cuenta corriente. “Creemos que el sentimiento hacia el rand podría verse presionado en medio de una mayor volatilidad en las divisas de los mercados emergentes. Además, la relativa elevada liquidez de Sudáfrica puede hacer que sea vulnerable a las salidas de flujos de mercados emergentes, conforme los inversores busquen desinvertir en los activos de mercados emergentes, cuando la volatilidad aumenta”, comentó la experta.
El rand sudafricano ha sufrido al igual que muchas otras divisas de economías emergentes una fuerte depreciación. En lo que va de año, el rand es la quinta divisa que peor desempeño ha tenido, con una depreciación cercana al 11%. Según explica Sailesh Lad, gestor del fondo AXA WF Global Emerging Markets Bonds, parte de esta debilidad se debe a la debilidad de los fundamentales crediticios del país, pero también parte se debe al persistente entorno de fortaleza del dólar que ha dañado a la mayoría de las divisas emergentes y en especial a aquellas que tienen un déficit en su balanza por cuenta corriente. “Por mucho que la inflación este dentro de su objetivo y que su banco central permanezca a la espera, Sudáfrica se enfrenta con el dilema de una economía debilitada. El segundo trimestre del PIB no cumplió con las expectativas del mercado, que esperaban un crecimiento del 0,6%, anualizado medido trimestre a trimestre, en cambio, el dato fue de un -0,7%, provocando que Sudáfrica entrara en recesión técnica”.
Entrando en recesión
El optimismo desatado en las perspectivas económicas de Sudáfrica después de que el actual presidente del país, Cyril Ramaphosa, fuera elegido el líder del partido en el gobierno, el Congreso Nacional Africano (African National Congress o ANC, por sus siglas en inglés), a finales de este año, parece estar disipándose. El PIB cayó hasta el 0,7% en el segundo trimestre, medido año a año, haciendo que la economía se deslice hacia su primera recesión desde 2009.
“Con un amplio déficit por cuenta corriente (-4,8% del PIB), y una deuda externa que sobrepasa el umbral crítico del 50% del PIB, Sudáfrica es vulnerable a un flujo de salida de capitales extranjeros. Aún más, las bajas reservas de divisas de las que dispone, en comparación con las obligaciones a corto plazo a las que tiene que hacer frente (135%) intensifica aún más el problema subyacente. Es importante señalar que las principales empresas que componen el índice de renta variable se enfrentan a desequilibrios importantes, pues tienden a generar la mayoría de sus beneficios en rands, mientras que acumulan deuda denominada en dólares. Permanecemos con una visión cautelosa frente al rand, que se ha depreciado rápidamente por el aumento de las malas noticias y el contexto económico desafiante”, Mathieu Racheter, analista de mercados emergentes en Julius Baer.
En ese mismo tono, el equipo de deuda emergente de Investec Asset Management, comenta que han infraponderado ligeramente el rand en sus carteras. “Mientras que el balance comercial se está corrigiendo, la dimensión del déficit fiscal del país deja a Sudáfrica en una posición relativamente vulnerable al contagio en el entorno actual. Sudáfrica tiene en la actualidad un superávit comercial, pero, en total, mantiene un déficit en su cuenta corriente actual debido a los pagos de dividendos y cupones a extranjeros. El déficit en la cuenta corriente podría ser algo más positivo, pero los flujos de cupones y dividendos se mueven muy lentamente. Los últimos datos de crecimiento han sido decepcionantes y los indicadores adelantados continúan señalando hacia una perspectiva económica más lenta. Al mismo tiempo, esperamos que nuevas noticias y retórica sobre la expropiación de tierras continúe pesando sobre el sentimiento del inversor, incluso aunque pensemos que es un riesgo menor. Por último, también hemos disminuido la exposición al rand africano como una manera de equilibrar nuestra exposición al riesgo sudafricano, dado que tenemos una sobreponderación en bonos del país, dadas las perspectivas de bajo crecimiento e inflación contenida”, argumentan.
Sin embargo, Franklin Templeton tiene una visión ligeramente positiva. “Si bien el rand sudafricano experimentó una ola de ventas debido a una mayor aversión al riesgo que conllevan los mercados emergentes, creemos que esto entra dentro de las funciones del rand, que se encuentra entre las monedas más líquidas dentro de los mercados emergentes. A nivel doméstico, Sudáfrica tiene un entorno político positivo dado el enfoque empresarial de su nuevo presidente, mientras se espera que el crecimiento del PIB se recupere desde un débil primer semestre, gracias a una mayor producción agrícola, un mayor gasto en consumo y construcción, según los últimos datos publicados por el Fondo Monetario Internacional en julio de 2018. Así, esperamos que el rand se recupere una vez que disminuya la aversión al riesgo y el crecimiento doméstico mejore, también estamos monitoreando el sector consumo, en consecuencia”, señalan los expertos de Franklin Templeton.
El peso de Sudáfrica en los mercados emergentes
El peso de Sudáfrica en los mercados emergentes, teniendo en cuenta su peso en el índice JPM Emerging Markets Global Diversified en moneda fuerte -que es uno de los índices más seguidos por los inversores en mercados emergentes, es del 2,78%, el decimotercer peso dentro del índice, por debajo de México, que supone un 5,18% del índice, por ponerlo en contexto. Sin embargo, tal y como apunta Sailesh Lad, gestor de Axa IM, en el índice JPM GBI-EM denominado en divisa local, su peso es del 8,37%, dentro de un índice compuesto por 19 nombres, en el que la máxima ponderación está limitada al 10% y en el índice Citi WIGBI el peso actual es del 0,44%, considerando sólo la deuda denominada en rands.
“El peso de la deuda sudafricana dentro de los índices puede aumentar o disminuir dependiendo en factores positivos o negativos. Y, debido a que cualquier índice debe alcanzar un 100%, cualquier cambio en la ponderación de otro país significa que los pesos de este índice se ajustarán consecuentemente. También se ajustarán si nuevos países entran o salen del índice en cuestión. “Alguna de las formas que puede afectar negativamente los eventos en Sudáfrica al resto de mercados emergentes, son por lo general las derivadas de los riesgos de contagio que pueden afectar a cualquier país emergente. Donde cualquier país que pertenece a esta clase de activo se puede ver dañado por el tono general de aversión al riesgo, sin importar si está justificado por datos fundamentales o técnicos”, argumenta.
Por último, hay gestores que piensan en la parte positiva de esta crisis. “Aunque Sudáfrica ha sido muy volátil, otras historias dentro de los mercados emergentes, como las de Argentina y Turquía, han sido las que principalmente han afectado a la clase de activo. El peso relativamente alto de Sudáfrica en el índice de deuda emergente denominada en divisa local, JPM GBI-EM, implica que se podrá beneficiar de los flujos de entrada cuando el sentimiento para la clase de activo mejore”, concluyen los expertos de Brandywine Global, filial de Legg Mason.