Podemos definir el escenario en el que vivimos como una montaña rusa. Al menos así lo hizo Stuart Dunbar, director del departamento de Clientes de Baillie Gifford, en un encuentro organizado por la entidad. El peligro, según advierte, está en sobre reaccionar a la situación que nos ha tocado vivir.
En este sentido, el experto asegura que “no intentamos invertir en el mercado, intentamos encontrar a los ganadores”, lo que implica que “tienes que ser lo suficientemente valiente como para intentar encontrar esas compañías”. Su filosofía se basa en el largo plazo, por lo que la elección de una compañía, a la que acompañarán al menos cincos años, es muy rigurosa.
Para identificarlas, una gran parte de su trabajo se centra en tratar de responder a la pregunta de si realmente una compañía está tratando de construir algo o solo busca el beneficio. “Deben tener un vínculo con el negocio, no sólo con el beneficio. No hay que centrarse en eso, hay que tener una misión. Además, nos convencemos de que estamos realmente alineados cuando hablamos con una empresa”, apuntan Gemma Barkhuizen y Stewart Hogg. Su filosofía es growth y el objetivo es encontrar estos valores que crecen más rápido que los mercados. “Para capturar esto debes aguantarlos en el largo plazo”, insisten desde la entidad.
Por su parte, Spencer Adair y Jon Henry, gestores del fondo Global Alpha, hablaron sobre el movimiento que ha habido en los mercados en los últimos meses. “Estos últimos 12/18 meses he tenido la sensación de que los turistas se han adentrado en la inversión growth de largo plazo, y empezaron a copiar y hablar sobre el largo plazo, es halagador que nos copiasen, llevamos haciendo esto un tiempo, pero desaparecieron pronto”, relatan. “Ahora el mercado está tranquilo y podemos tener buenas conversaciones sobre el largo plazo, estamos aún aquí, apoyando a las compañías, y los turistas se han ido a casa”, confiesa Adair.
Si apuestas por el largo plazo: ¿qué es más largoplacista que la sostenibilidad?
Inevitablemente, si miramos hacia el largo plazo, no se puede obviar el impacto positivo y los retos en materia de sostenibilidad a los que se tendrán que enfrentar las compañías. Desde la entidad consideran que las exclusiones sí pueden ser una vía efectiva para gestionar los riesgos ESG, pero, si se quiere abordar el reto, puede no ser suficiente.
“Identificamos compañías con productos que ayuden a resolver los desafíos, ya que estos productos se demandarán y se podrán beneficiar de ello, por lo que prosperarán en el largo plazo”, apunta Rosie Rankin, especialista en el equipo de Positive Change de la entidad.
Estas compañías deben perseguir y cumplir un doble objetivo: obtener rentabilidades atractivas y contribuir a la construcción de un mundo más sostenible. Además, para analizar su impacto tienen en cuenta tres factores: la intención, el impacto del producto y las prácticas de negocio.
El panorama cambia: aumenta la inversión en compañías privadas
Otra de las tendencias que localizamos es el aumento de la inversión en mercados privados. Hace 20 años, las compañías salían a los mercados públicos unos 5 o 6 años después de haber sido fundadas. Hoy, hay un elevado número de compañías que deciden permanecer en el mercado privado y preservar un mayor control de la entidad.
“Hace 10 años comenzamos a darnos cuenta de que algo estaba cambiando y ahora es un hecho”, señala Robert Natzler, gestor especializado en mercados privados de la entidad. Entonces, ¿cómo se puede acceder a esos negocios? Según explica, en esas fases, las compañías quieren alguien que les ayude y los acompañe en su viaje, con la mirada en el largo plazo y paciencia. En este sentido, buscan “negocios excepcionales y subestimados”.
Según el experto, en América es donde más invierten, pero recuerda que también se encuentran oportunidades en otras regiones, aunque en Europa, por ejemplo, señala que existen algunos retos como la fragmentación lingüística, la regulación o la fiscalidad.
Mirando hacia Europa
Volviendo al viejo continente, Stephen Paice y Tom Hodges dedicaron parte de la jornada a hablar sobre la inversión en Europa, donde destacaron su visión “high growth” y la importancia de la gestión activa. Concretamente, se concentran en tres tipos de compañías: tecnológicas, orientadas a la descarbonización y a la salud.
Los expertos recalcaron que “no invierten en la economía europea, sino en compañías europeas”. Además, destacaron que la innovación está presente en muchas industrias y que Europa tiene muchas compañías que tienen el potencial de ser «valores atípicos».