La probabilidad de que la economía entre en recesión alcanzará el 40% de aquí a un año y este es, según Steven Trypsteen, economista de ING, un nivel importante. «Estamos acercándonos a ese nivel de acuerdo con los datos que nos proporcionan los mercados financieros», ha explicado Trypsteen, durante un encuentro informativo. Unos indicadores que, si bien se han estabilizado tanto en Europa como en EE.UU. en los últimos meses, siguen mostrando agotamiento. «El sector manufacturero en EE.UU. está débil y sigue por debajo de los 50 puntos que indica contracción económica; la inversión empresarial es débil y el crecimiento del empleo se ralentiza», argumenta este experto.
Respecto a la política monetaria, Trypsteen pronostica que la Fed no bajará los tipos de interés de nuevo en diciembre aunque sí lo hará, y hasta dos veces, durante la primera mitad de 2020. «El problema, explica Trypsteen, es que la Fed no tiene ahora el mismo margen (de hasta 5 puntos al alza o a la baja) del que disponía en el pasado para bajar los tipos si las cosas se ponen feas», explica.
En cuanto al impacto de la guerra comercial entre EE.UU. y China en la economía se ilustra con un dato: a partir de mediados de diciembre, el 96,8% de todas las importaciones de China van a tener nuevos aranceles frente a un porcentaje del 8% en el año 2017. «La guerra comercial tiene un enorme efecto en China porque depende mucho más que EE.UU. de sus exportaciones y el crecimiento de las exportaciones se está reduciendo», advierte el economista de ING.
La economía europea se japoniza
En Europa, los mercados financieros están anticipando una estabilización de la economía en los últimos meses. «El sector manufacturero está débil, pero los últimos datos muestran una estabilización. Los mayores problemas están en Alemania, pero en Francia y España el sector está algo mejor», sostiene.
Así, el crecimiento económico en el conjunto de la eurozona alcanzará, según las proyecciones de ING, en el 0,7% en 2020 y alcanzará el 1% en 2021. «La economía europea está en la misma situación que Japón con un crecimiento y una inflación bajas durante un largo período de tiempo. Hay, además, fuerzas estructurales similares como el envejecimiento de la población y la caída de la población en edad de trabajar», destaca Trypsteen. Con una inflación por debajo del 2%, por lo tanto, desde ING descartan cualquier movimiento en los tipos de interés hasta 2021.
Respecto a la economía española, será de las que registre un mejor comportamiento dentro de la eurozona en 2020. La previsión de ING anticipa un crecimiento del 1,4% el año próximo y del 1,5% en 2021. «La economía española se ha ralentizado en el último año y la confianza consumidora ha caído dramáticamente en los últimos meses. La explicación está, en parte, en la incertidumbre económica, pero otra razón es que la tasa de desempleo ha dejado de caer», defiende Trypsteen. Esto significa, en definitiva, que la economía española no entrará en recesión sino que se enfrenta a un período largo de lento crecimiento económico.
La rentabilidad pasa por los activos de riesgo
Desde el punto de vista de la inversión, Trypsteen defiende que «si los inversores quieren rentabilidad, solo podrán obtenerla en activos de riesgo, es decir, en renta variable». En cuanto a la renta fija, pronostica un aumento de la rentabilidad, pero todavía estructuralmente baja.