SpainNAB, el Consejo Asesor para la Inversión de Impacto en España, ha publicado recientemente las conclusiones del Task Force de Fondos (TFF), cuyo objetivo es contribuir a construir y fortalecer el ecosistema de la economía de impacto en España. En total, alrededor de 35 representantes del sector financiero han conformado este grupo de trabajo, llegando a conclusiones de gran relevancia para seguir avanzando en este mercado en crecimiento.
El Task Force de Fondos (TFF), liderado por Marta González Labián, directora de Finanzas de Impacto y Sostenibles de SpainNAB, y acompañado por Esade Center for Social Impact (ECSI), se ha centrado en afrontar un reto crítico para el desarrollo de la inversión de impacto: encontrar una definición de consenso que permita su diferenciación de otros tipos de inversión – particularmente de la inversión sostenible- con el objetivo de promover su crecimiento a escala y evitar situaciones de impact washing.
El TFF ha concluido que la inversión de impacto tiene que considerar tres variables clave: intencionalidad, medición y adicionalidad de la empresa invertida; mientras que la variable de la contribución del inversor se utilizará para segmentar la inversión de impacto en inversión de impacto adicional, en aquellos supuestos en que además haya una clara adicionalidad del inversor.
A lo largo del año pasado, el Task Force de Fondos ha realizado un extenso proceso de estudio para llegar a una comprensión común de los principales pilares de la inversión de impacto en España. Mediante un proceso participativo se han estudiado los marcos, experiencias y mejores prácticas internacionales como el marco de la European Venture Philanthropy Association o el Impact Management Project, y se han analizado casos prácticos y se han realizado debates con los principales actores de la inversión de impacto. Como resultado, han obtenido un consenso en torno a la definición y segmentación de la inversión de impacto.
Por tanto, el Task Force de Fondos de SpainNAB ha concluido que la inversión de impacto se caracteriza por:
En primer lugar, tener una clara intención, definida ex ante en la tesis de inversión e incorporada en la documentación legal del fondo con una narrativa razonable, por ejemplo, a través de la Teoría de Cambio, de contribuir a solucionar problemas sociales o medioambientales, al menos con el 70% de sus inversiones.
En segundo lugar, medir y gestionar el impacto generado por sus inversiones, poniendo énfasis en la obtención de indicadores de resultados (outcomes) adecuados a los objetivos de impacto específicos, y utilizándolos para aprender y mejorar la gestión de la propia organización y de las organizaciones invertidas.
Finalmente financiar empresas que generan adicionalidad, esto es, cuya principal misión es dar soluciones relevantes a retos sociales o medioambientales desatendidos con un resultado probablemente mejor de lo que sucedería de otro modo, porque no existen soluciones de mercado o estas son claramente peores.
Además, se ha trabajado en la segmentación de la inversión de impacto diferenciando la inversión de impacto adicional para aquellos supuestos en que el inversor se involucra activamente de manera amplia y significativa con el objetivo de maximizar el impacto de sus inversiones, y/o financia sectores o actividades infrafinanciadas, y/o espera una relación rentabilidad/riesgo diferente a la de mercado (capital paciente, concesional o a medida).
Entre las principales recomendaciones del Task Force de Fondos figura la creación de un código de buenas prácticas y de un sello o etiqueta que permita identificar claramente la inversión de impacto.
El objetivo es crear un estándar de mercado que debe reflejar los criterios descritos en el documento de posición de SpainNAB, de forma que los inversores puedan tomar decisiones informadas sobre sus inversiones y fomentar la llegada de capital al segmento de la inversión de impacto adicional, particularmente en aquellos entornos donde hay adicionalidad financiera.
En conjunto, esta definición de la inversión de impacto permitirá reforzar el crecimiento de un mercado donde se asienten los principios que promueve SpainNAB: invertir y financiar impacto, hacerlo de forma racional, actuar con transparencia y aportar valor añadido y útil a la economía.