S&P Global Ratings confirmó su calificación de deuda soberana, en moneda extranjera y local a largo plazo, en BBB para Uruguay, manteniendo la perspectiva «Estable».
La calificación está respaldada por el «historial de políticas económicas prudentes y predecibles de Uruguay y sus instituciones bien establecidas, que han sostenido un crecimiento económico constante en los últimos 16 años».
Pero la calificadora también advirtió contra «elevados niveles y tendencia creciente del déficit fiscal y la carga de la deuda, al igual que su inflación relativamente alta y el alto nivel de dolarización en el sistema financiero”. En tanto, la perspectiva se mantuvo en estable en vista de la continuidad esperada en políticas económicas clave después de las elecciones presidenciales de este año.
En términos de perspectivas macroeconómicas, desde S&P estiman que el crecimiento promediará 2,1% en 2019/2022, con la economía desacelerándose a 0,9% este año. A su vez, el consumo privado estará limitado por el alto desempleo (8.6%) y una tasa promedio de inflación de 7,6%. La consolidación fiscal será muy lenta y se extenderá más allá del plazo anunciado por el gobierno, dilatándose más allá de 2022. En este contexto, se espera que la carga de la deuda aumente, superando el 60% del PIB en 2021.
Se espera que la inversión mejore como consecuencia de los proyectos de infraestructura planificados por el gobierno y la potencial inversión relacionada con la planta de producción de celulosa UPM2. Esto representa uno de los puntos clave del informe: si el gobierno no avanza en este tipo de proyectos y no hay mejoras en las políticas para revertir la actual disminución de la inversión, la calificación crediticia podría bajar en los próximos dos años.