Se anticipa una jornada complicada en las mesas de bonos y acciones emergentes. Anoche, S&P decidió rebajar la calificación crediticia de Brasil a BB+ con perspectiva negativa, situando la deuda del país en terreno de high yield, o bono basura, por vez primera en siete años.
“Esperábamos que se produjera esta rebaja, pero ha llegado antes de lo que anticipábamos”, apunta Kevin Daly, portfolio manager del equipo de Renta Fija Emergente de Aberdeen Asset Management. La nota positiva, según el experto, está en las declaraciones de Dilma Rousseff antes del anuncio apoyando categóricamente la actuación del ministro de Finanzas, Joaquim Levy. “Este apoyo indica que el gobierno está dispuesto a realizar cambios legislativos que permitan recortes de gasto público al tiempo que se elevan los impuestos, con el objetivo de alcanzar un superávit primario del 0,7% del PIB en 2016. En definitiva, creemos que a pesar del peaje político, el gobierno entiende la importancia de realizar un ajuste fiscal serio”, asegura Daly.
S&P cita razones de sobra conocidas para rebajar el rating del país: inflación descontrolada, corrupción, tasas de interés muy elevadas y una profunda recesión económica. Sin embargo, el detonante concreto para la rebaja ha sido la situación fiscal de Brasil y su presupuesto para 2016, para el que se estima un déficit mínimo de 30.000 millones de reales (8.000 millones de dólares).
Las reacciones tanto en los yields de los bonos de deuda brasileña como en las acciones de compañías cariocas cotizadas en bolsas europeas no se han hecho esperar. Según recoge Bloomberg, Petrobras caía más de un 8% en Frankfurt esta mañana. En el mercado after hours, el ETF sobre la bolsa brasileña (EWZ) se deja más del 7%.
Otro gran damnificado de esta decisión es el real brasileño, que ya ha caído un 30% este año frente al dólar y que, según apuntan expertos de NN Investment Partners, podría superar el nivel de 4 reales por dólar, representando una caída adicional del 5% desde los niveles previos al recorte del rating.
Según apuntan los expertos, si Moody’s se sumara a esta decisión, la situación se agravaría de forma notable. Moody’s califica Brasil en Baa3, su nivel más bajo de grado de inversión. Fitch Ratings sitúa su deuda dos grados por encima del bono basura.
El futuro político de Dilma Russeff, cuya popularidad es cada vez menor, queda de nuevo en entredicho.
“Creemos que la probabilidad de que la presidenta no complete su mandato ha aumentado, aunque por el momento no es nuestro escenario central”, indica Daly. “Aunque su partida temprana pudiera suponer más volatilidad inmediata, en el mediano plazo sería algo positivo para Brasil”, concluye el experto de Aberdeen.
Otra cuestión que preocupa al mercado es el grado de contagio a otros mercados emergentes que podría representar esta medida. Los países más vulnerables a la desaceleración económica en China son los que más están sufriendo. Brasil es el que tiene más exposición a China vía exportaciones, seguido de Sudáfrica.
Según el modelo MDS (Market Derived Signal) de S&P Capital IQ, los mercados de credit default swaps están descontando un buen número de rebajas de rating en el mundo emergente.
Rusia, Turquía, Sudáfrica y Colombia son países cuyos CDSs reflejan calificación crediticia de bono basura a pesar de que alguna de las agencias principales de rating todavía las califican como investment grade.