Ante unas tasas de interés tan bajas, la renta fija corre el peligro de estar sobrevalorada. Además, los tipos tan bajos durante tanto tiempo han provocado que otras clases de activos, como la bolsa y el crédito, también coticen a precios sospechosamente altos. Benjamin Nastou, CFA, y Natalie Shapiro, Ph.D., gestores cuantitativos de MFS, han publicado recientemente un informe en el que destacan que en estas circunstancias, el clásico portafolio balanceado compuesto por bonos y acciones probablemente obtenga un retorno menor del que podría esperarse históricamente.
Así, el alfa -retorno adicional sobre el índice de referencia- que puede aportarse mediante una gestión activa es probablemente más importante ahora que en circunstancias normales. Por ejemplo, 100 puntos básicos de retorno extra sobre el índice de referencia representan un porcentaje mucho más alto de un retorno total esperado del 4%-5%, que si hablamos del 8%-9%.
Para este tipo de entornos, los gestores cuantitativos autores del informe de MFS aconsejarían introducir una serie de ajustes al portafolio para aprovechar determinadas oportunidades de inversión que pueden mejorar el binomio rentabilidad-riesgo de la cartera. Es importante destacar que estas sugerencias se hacen en base al componente de valoración de su proceso cuantitativo, que si bien funciona correctamente en el largo plazo, en ocasiones en las que las valoraciones no generan una señal de inversión requieren algo de paciencia.
Éstas son sus sugerencias:
- Ante todo, ejercitar la cautela. Ante la posibilidad de que tanto acciones como bonos estén sobrevalorados, no haría daño mantener una posición de caja algo más elevada de lo normal.
- Evitar tomar un riesgo de duración excesivo. Con las tasas a niveles tan bajos, los inversores en bonos probablemente no se verán compensados por el riesgo de subida de tipos de interés.
- Cautela ante los bonos high-yield y high-grade. Si bien no se perciben problemas de calidad, ante spreads tan bajos como los actuales las valoraciones de la deuda high-yield y high-grade son muy altas. Esto sugiere que los inversores en renta fija no se están viendo compensados por el riesgo de crédito.
- Cautela ante la renta variable norteamericana. EE.UU. ha disfrutado de un comportamiento relativo mejor al de la mayor parte de los mercados restantes, por lo que su bolsa está cara en términos relativos e históricos.
- Evitar favorecer los small-caps sobre los large-caps. Dentro de la bolsa de EE.UU., los small-caps han disfrutado de la mayor revalorización y son los que tienen una valoración más ajustada. Si se pone esta situación en un contexto histórico, cuando a principios de los ochenta los small-caps estaban más caros que los large-caps, durante la siguiente década los large-caps tuvieron un comportamiento relativo mejor en un 6% anual. En la actualidad, el diferencial de valoración de las small-caps sobre las large-caps es todavía mayor que entonces.
- Tomar en consideración la renta variable global (ex EE.UU.) y la de mercados emergentes. Esto puede representar un reto dada la situación económica en algunos mercados emergentes, pero desde el punto de vista de la valoración, estos mercados ofrecen un precio que les permitiría generar retornos más en línea con sus medias históricas.
Evidentemente no existe estrategia de inversión –ni asignación de activos- capaz de garantizar retornos positivos o protección frente a las pérdidas. Sin embargo, según apunta MFS, estos consejos pueden contribuir a sacar el máximo provecho de un entorno de rendimientos bajos como el actual.