Aunque suene lejano decir que hace ya una década de la quiebra de Lehman Brothers y de la gran crisis financiara de 2008, la realidad es que sus consecuencias llegan todavía a nuestros días. La crisis ha dado forma al actual ciclo económico caracterizado por el comportamiento impredecible de los bancos centrales, por un lento, pero duradero, ciclo económico que crece, por la pérdida de la confianza y por un importante cambio en el plano geopolítico.
Pese a que la crisis ha provocado estos y otras tendencias que llegan hasta nuestros días, como una mayor fiebre regulatoria o el desplazamiento del endeudamiento de las familias y empresas a los gobiernos, Stefan Kreuzkamp, CIO de DWS, considera que “estamos en la parte alta del ciclo, esperamos crecimiento y creemos que sigue habiendo una recuperación global sincronizada”.
Desde la gestora, descartan la opción de una recisión en 2019 y Kreuzkamp apuesta por que el ciclo continúe su dinámica con un claro escenario: “La deuda seguirá pesando sobre el crecimiento, habrá políticas monetarias no convencionales y tipos bajos, bajo crecimiento y baja inflación, pero con un ciclo que continúa pese a ser lento; igualmente será complicado predecir los eventos políticos y los mercados emergentes continuarán aumentando la confianza en sí mismo”.
Este último punto, jugará un papel destacado durante los próximos meses en 2019 ya que los mercados emergentes seguirán recuperándose. “La clave del entorno actual es que el crecimiento no viene de un solo punto o de los países que tradicionalmente han tirado de la economía, por ejemplo, el 60% del crecimiento actual viene de los mercados emergentes. Por lo tanto, lo que vamos a ver es un crecimiento estabilizado”, matiza Kreuzkamp.
Respecto a una de las grandes preocupaciones de los analistas y gestores, la inflación y la evolución de la Curva de Phillips, el CIO de DWS explica que hay tres motivos que están frenando un crecimiento brusco de la inflación: “La globalización, la digitalización de la economía y la experiencia que ha dejado en nosotros, inversores, empresas y gobiernos, la crisis”.
Por último, concluye su visión sobre los próximos meses señalando tres riesgos: China, el proteccionismo y el terrorismo. “Consideramos que hay que vigilar a China, cómo evoluciona, cómo van encajando sus reformas y cómo es su consumo; aunque seguimos siendo positivos respecto al crecimiento del país. El otro gran riesgo que observamos en el aumento de políticas proteccionistas y eventos como la escalada de tensiones en torno a una guerra comercial. Por último, considero que el gran miedo que tienen los bancos centrales, uno de los jugadores más importantes del mercado ahora mismo, es que la inflación aumente de forma abrupta y rápida, pero nuestra previsión para el 2019 es de un 2% para Estados Unidos y de un 1,7% para la Unión Europea; lo que estaría en los niveles esperados por las instituciones para encauzar la subida de tipos y la normalización de la política monetaria”, añade.
De hecho, para el próximo año, estima que la Fed hará tres subidas de tipos hasta alcanzar el 3% y el Banco Central Europea (BCE) protagonizará su primera subida de tipos durante la segunda mitad de 2019.
Posicionar la cartera
Frente a este escenario, Bill Chepolis, responsable de renta fija para región EMEA, considera que los rendimientos de la renta fija irán aumentando debido, principalmente, al horizonte de subida de tipos de interés por parte de los bancos centrales. “Creemos que la oportunidad para la renta fija está ahora mismo en bonos flotantes, que se van a beneficiar de esas subidas de tipos, y en los mercados emergentes”, señala.
Igualmente insiste en que es un buen momento para usar de forma estratégica y activa las duraciones y buscar oportunidades en mercados que parecen algo castigados, pero que tienen buenos fundamentales, como el caso de Italia. Por último, apuesta también por una gestión activa de las divisas cubriéndolas si el dólar se fortalece.
Respecto a la renta variable, la gestora considera que seguirá siendo el protagonista para los gestores e inversores. “El momentum y el crecimiento global son los motores de la renta variable, aunque entramos en una fase histórica donde la renta variable está más cara que nunca, en particular en Estados Unidos. También asistimos a un pico en el crecimiento de los ingresos, aunque sean algo menores en comparación con lo esperado debido a que vamos camino de entrar en la parte final del ciclo”, explica Thomas Schüssler, co-responsable de renta variable de DWS.
Dentro de este optimismo, Schüssler ha puesto el foco en los sectores tecnológicos y financieros, eso sí apostando por una estrategia sin restricciones que de flexibilidad a las carteras, teniendo muy presente la valoración de los activos y priorizando estrategias de dividendos.
En esta búsqueda de un enfoque flexible para adaptarse más rápidamente al cambio de ciclo, las soluciones multiactivo han ganado peso y presencia entre los inversores. “Observamos que los inversores están empezando a preocuparse por qué ocurrirá cuando el mercado cambio su ciclo y por la gestión de la volatilidad, por lo que estamos preparando las carteras buscando una mayor diversificación”, explica Christian Hille, jefe global de soluciones y multiactivos de DWS.
Hille se muestra positivo en renta variable, pero reconoce que busca, cada vez más, hacer una asignación muy táctica de los activos: “Aproximadamente, un 40% de la cartera está en bonos, un 45% en renta variable y un 15% en alternativos”. En particular apuesta por una diversificación en los activos alternativos, prefiriendo commodities (petróleo, materiales y metales), infraestructuras y reits.