La mayoría de las gestoras coinciden en que la lucha contra el cambio climático ofrece interesantes oportunidades de inversión, lo cual explica la proliferación de estrategias y fondos que se han lanzado al mercado durante la última década, y que interpretan de una forma amplia cómo contribuir a mitigar este problema.
En opinión de Simon Webber, gestor del fondo Schroders ISF Global Climate Change Equity, la inversión puede ser una herramienta para limitar el impacto del hombre e insiste en que es “deprimente” ver que hay demasiadas inversiones centradas en empresas que potencian el calentamiento global. Desde Schroder apuntan que la propuesta de este fondo no es invertir en energías renovables solo, sino en analizar qué sectores intervienen en el cambio climático y apostar por las empresas ganadoras.
Tras doce años gestionando esta estrategia, Webber reconoce que nunca ha visto tanto potencial de inversión en este campo como el que hay ahora mismo: “Partimos de un punto en el que los gobiernos se han comprometido en reducir el calentamiento global, para lo cual cada país ha presentado su propio plan y sus acciones. En Schroders analizamos qué quiere decir eso para las distintas partes de la economía y para las oportunidades de inversión que van a surgir a partir de esto”.
Para ello la gestora ha desarrollado un modelo que se actualiza cada tres meses y que hace un seguimiento del progreso del cumplimiento de los objetivos que se marcaron los países en la Conferencia de París en las áreas de cambio político, negocio y finanzas, industrias arraigadas y soluciones tecnológicas. “Por ejemplo, el modelo muestra que la inversión en sectores como el petróleo y el gas deberían reducirse a cero en los próximos tres o cuatro años, pero es deprimente ver que este área es la más desviada y que hay mucha más inversión entrando de lo que debería”, señala. Pero Webber no se muestra pesimista y considera que habrá un punto de inflexión en estos sectores.
Para el gestor, la clave como inversor es entender bien la realidad del cambio climático y sus implicaciones para las ciudades, las economías y la salud. Este paso previo permite, en su opinión, identificar y orientar mejor las oportunidades de inversión. “Hace falta una transformación radical en todos los sectores. Por ejemplo, el 15% de las emisiones viene del ganado, cifra similar que el sector transporte, y en cambio en este último estamos muy centrado su electrificación y en ámbito del ganado no”, añade.
Mejores oportunidades
La propuesta de Schroders con este fondo es capturar las empresas que están liderando la creación de la nueva economía baja en emisiones. En concreto Webber apunta cinco temas de inversión fundamentales: energía limpia, transporte sostenible, recursos medioambientales, líderes en producción de bajo carbono y la eficiencia energética.
“Creemos que la mayor oportunidad de crecimiento está en la electrificación, en particular en la movilidad tanto a nivel particular, con el coche eléctrico, y colectiva, como los trenes. También consideramos que la silvicultura está subestimada, por lo que creemos que será una buena oportunidad básicamente porque necesitamos desarrollar los bosques para reequilibrar las emisiones”, afirma. A estas ideas suma otras como las energías, que se han convertido en activos mucho más asequibles, y las infraestructuras relacionadas con el agua.
Según recuerda el gestor, y tal y como ha estimado la ONU, en total harán falta dos billones de dólares por año en inversiones, durante una década, para evitar el calentamiento del planeta y hacer una transición hacia una sociedad baja en carbono. Esta cifra es la primera palanca para impulsar este tipo de estrategias de inversión.
Una cartera para el cambio climático
La gestora invierte en un universo de inversión exclusivamente de empresas cotizadas. “Tenemos un criterio de exclusión de materiales fósiles; el resto del proceso, son factores inclusivos. Solo traemos empresas a nuestro universo de inversión solo si ese negocio tiene un impacto positivo en el cambio climático. Analizamos cómo está la empresa hoy y cómo será en el futuro. Por tanto, no tenemos grandes reglas de cómo las incluimos, ya que sabemos que cada empresa es un mundo. Como objetivo principal buscamos ganadoras y perdedoras en este nuevo panorama«, explica.
Por último, considera que un punto fuerte de esta cartera es que esta estrategia puede invertir en compañías muy robustas y consolidadas o starup. “Básicamente, lo que pretende este fondo es hacerse muy ambicioso en las empresas que incluimos, sobre todo, en materia de transparencia”, añade, tras recordar que tener una disciplina de valoración es fundamental para elegir las compañías en las que invertir.
En los últimos tres años, la cartera ha ido variando su posición y mostrándose más optimista hacia el potencial de las energías renovables y aumentando su exposición. “Es un tema que va a generar mucho alpha, se están produciendo cambios importantes, la tecnología está impulsando el cambio, el interés de demanda e inversión está en pleno auge por parte de inversiones y de la sociedad y, por último, los negocios están respondiendo muy bien a este cambio de tendencia”, afirma.
Actualmente, las mayores posiciones de la cartera son: eficiencia energética (27%), transporte sostenible (26%), energías limpias (15%), líderes bajos en carbono (14%) y recursos medioambientales (14%). Por áreas geográficas, el fondo tiene poca exposición a Estados Unidos, en parte por los recientes vientos de cara a los que se está enfrentando el mercado, en cambio son optimistas con Japón y Europa. Si se valora la cartera por sectores, se observa un mayor peso de los sectores industriales, dando lugar a una cartera algo más cíclica. “Si se produce una guerra comercial o aumenta la volatilidad, está claro que la cartera no se verá favorecida”, reconoce Webber para terminar.